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Nicolás Olivera, intendente de Paysandú
Nicolás Olivera, intendente de Paysandú
Nicolás Olivera, intendente de Paysandú
La visionaria –o temeraria- decisión del Intendente de la vecina ciudad de Paysandú de destinar un millón de dólares para que un estudio de arquitectura neoyorquino confeccione un plan maestro urbano para esa ciudad, debería llevar a que las autoridades de las municipalidades de nuestra provincia, que en la actualidad no cuentan con ese apoyo, atiendan a la posibilidad de avanzar en el logro de dicho objetivo, lógicamente de una manera en que se compatibilice su utilidad con el costo de la elaboración del proyecto.

Es que nuestra realidad viene a mostrar una situación que da la impresión de que el objetivo en la materia sea “el des-ordenamiento” urbano, dado la manera caótica en que crecen nuestras localidades. Algo que ya se hace presente en lo que respecta a las normativas locales en materia de edificación.

Un estado de cosas que nos ha llevado en su momento a señalar que, en el caso de la ciudad de Colón, si bien obviamente existe un detallado Código de Edificación, en la práctica el mismo ha sido dejado de lado dado “su reducido poder normativo”, por cuanto el Concejo Deliberante en la forma que concede excepciones al mismo, se ha transformado en una suerte de “código vivo” y además complaciente en la materia. A ello se agrega que, como la señal de ese “orden desordenado”, se advierte el hecho de que en muchas de nuestras localidades urbanas, por no decir en la mayoría, el crecimiento en materia territorial de las mismas, no ha venido acompañado con un aumento paralelo de la presencia de plazas públicas, ya que es frecuente que sigan existiendo las que se puede designar como “plazas históricas”, dado que su existencia se remonta a los orígenes de cada poblado.

No compartimos el tenor, hasta irónico, de quienes afirman que se asiste a una delegación por parte de las municipalidades de sus atribuciones en materia de ordenamiento urbano, algo que implica dejar el “manejo del suelo” en los corredores inmobiliarios. Es por lo mismo que la planificación urbana da cuenta de dos “horizontes temporales”. El primero de los cuales se lo puede considerar como más cercano, porque tiene que ver con el “hoy”, y que significa hacer más sustentable y amigable el centro urbano en el que se vive y se trabaja, atendiendo a todo lo que se puede hacer ya o en un corto plazo para mejorar la calidad de vida de sus vecinos. Pero también es necesario atender a un horizonte más lejano, el cual exige contar con un “plan maestro” en el que se planifique para “el mañana y no para el ayer o para el hoy”, y en cuya elaboración se debe poner el acento en los resultados más que en los plazos.

El mismo debe tener la indispensable flexibilidad, como para no quedar obsoleto con el acelerado paso del tiempo, que se hace palpable en los días que corren. En suma, se trata de otra forma de procurar en este aspecto “poner orden”, contribuyendo de esa manera a reforzar el propio orden social. Y además, ayudando a encauzar su desarrollo.
Fuente: El Entre Ríos

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