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Una historia que parece repetirse, aunque con diferente formato y protagonistas

Comienzan a develarse las incógnitas. Macri siguió a Cristina Kirchner con eso de mostrarse innovador y contra todos los pronósticos anuncio a Miguel Pichetto como su compañero de fórmula. Como en el caso de la formula Fernández-Kirchner, el binomio Macri-Pichetto busca así abrir sus horizontes electorales. Y en este caso en particular, y a contrario de lo que había sucedido cuatro años atrás, el macrismo decide dejar todo purismo de lado y abrirse hacia otros espacios, arriesgando lo que ellos llaman contaminación.

El electorado del 2015 pedía el cambio y todo indica que en este 2019 esa misma demanda sigue vigente. Elegir a Pichetto esta vez es precisamente eso, insistir con una formula pura Pro o en combinación con un miembro del radicalismo hubiera sido seguir con lo mismo. Hoy los tiempos demandan otra cosa.

El aporte de Pichetto, a quien muchos -medio en broma medio en serio- sindican como una fiel copia del personaje Francis Underwood en la serie House of Cards, no es tan relevante desde lo cuantitativo, votos casi no suma, pero si es muy importante desde lo cualitativo. Por un lado, como hábil discursista puede decir cosas que Macri siente pero no se anima a expresar en público, y por otro lado, con muchos años como jefe de la bancada peronista en Senadores, dispone de una serie de relaciones – con gobernadores, legisladores y dirigentes de todo tipo-, que lo vuelven moneda útil de cara a un eventual nuevo periodo presidencial de Mauricio Macri.

"El aporte de Pichetto a Cambiemos no es relevante desde lo cuantitativo, pero si aporta y mucho desde lo cualitativo"

Pichetto asegura gobernabilidad entre ahora y el fin de mandato de Macri, pero más valioso todavía podría ser un aporte similar en un nuevo gobierno de la coalición gobernante. Por ejemplo, cualquier reforma, llámese previsional o laboral, deberá pasar por el Congreso y requerirá de un tremendo trabajo legislativo. Al senador peronista le sobran experiencia y condiciones como para liderar ese esfuerzo.

Lo interesante de toda esta situación es que otra vez el peronismo se pone en manos de Macri para que consume la renovación final de ese espacio, lo que no acaba de darse. Pareció que el proceso comenzaba a acelerarse después de las derrotas del 2015 y el 2017, pero como el ave fénix Cristina Kirchner – y por exclusiva culpa de este gobierno- parece renacer una y otra vez. Esa presencia, que deja en el peronismo una huella ideologizada y de izquierda que la mayoría resiste, no deja que el movimiento se regenere y se agiorne adoptando un manual de política más renovado y moderno.

"Macri – casi por su exclusiva responsabilidad- no termina de derrotar a Cristina impidiendo así una renovación peronista que no termina de producirse"

Pero claro, con el fin último de alcanzar y mantener el poder, esa posibilidad concreta que hoy parece darse únicamente de la mano de Cristina hace que se alineen tras ella aun cuando muchos de sus dirigentes estén en las antípodas de su pensamiento. El caso del mismo Pichetto parece ser uno de ellos, o por lo menos lo fue así por mucho tiempo y hasta solo dos días atrás.

Todo esto no quiere decir precisamente que el peronismo este dirimiendo ahora en una gran interna abierta, como sucedió en el 2003 cuando Néstor Kirchner y Carlos Menem compitieron en las elecciones de entonces por la presidencia, su nuevo o final destino. Es que Macri no es peronista, pero si podría ser el sepulturero de esta versión setentitsta del peronismo alentando así su renovación, o victima -junto con muchos otros argentinos- de un vuelco definitivo del peronismo así una posición populista y anti-instiucional de la que se le hará muy difícil volver.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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