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La importancia de la erradicación de la desnutrición infantil

Tal como ha sido profusamente informado el doctor Albino acaba de visitar las ciudades de Colón y Concordia. Como se sabe, y como en forma sucinta lo recoge su sitio digital, su biografía –la que se entremezcla con la de la historia de la Fundación Conin, empresa a la que le dio vida y sigue impulsando- da cuenta que es porteño de nacimiento y que actualmente cuenta con 72 años de edad. Se graduó de médico en la Universidad de Tucumán. Al año siguiente, viajó a Chile para especializarse en Pediatría en el Hospital Luis Calvo Mackena; donde conoció al Prof. Dr. Fernando Mönckeberg, quien ayudó de una manera decisiva a mostrarle el drama individual y social que representa la desnutrición infantil.

Doctor en Medicina en la Universidad de Cuyo (1987) en el año 1992, se trasladó a España para estudiar Biología Molecular en la Universidad de Navarra, donde, como en una suerte de iluminación, se despertó de una manera irreversible su vocación social en favor de los niños desnutridos. Regresó a Mendoza de inmediato abandonando sus estudios en aquél país y al regresar organizó un congreso en el que invitó al Prof. Dr. Fernando Mönckeberg, quien disertó sobre la única debilidad mental que se puede prevenir y revertir, la única creada por el hombre, la debilidad mental del desnutrido. Luego de lo cual, junto a un gran número de colaboradores creó en Mendoza, Argentina, la Fundación CONIN (Cooperadora de la Nutrición Infantil), (1993).

Albino para dar forma a su proyecto adoptó como modelo la obra de Mönckeberg, quien logró quebrar el flagelo de la desnutrición infantil en su país y gracias al cual Chile posee el índice más bajo de desnutrición de Latinoamérica. El modelo chileno (Centros de Tratamiento) fue complementado en Argentina con los Centros de Prevención de Desnutrición Infantil y Promoción Humana.

El primer Centro se formó en Las Heras (Mendoza), en el Algarrobal, el que luego se trasladó a la localidad de “El Plumerillo”, donde actualmente se trabaja con 300 niños y su grupo familiar promoviendo hábitos saludables de salud, higiene y nutrición.

Algunos años más tarde, se inaugura el primer y único Centro de Recuperación para Lactantes Desnutridos, “Madre Teresa de Calcuta”, donde ya se han recuperado más de 1700 niños desnutridos graves. Distintas asociaciones se han sumado, adoptando la Metodología CONIN en materia de prevención de la desnutrición infantil y promoción humana, y conformaron así la “Familia CONIN”, una red de Centros distribuida por todo el país. Actualmente, CONIN lleva replicados más de 80 Centros de Prevención distribuidos en 18 provincias de la Argentina. A su vez, existen Centros CONIN en la República del Paraguay, en la República del Perú, y en Gambia (África Ecuatorial).

Efectuar esa relación de la biografía de Albino es importante para explicar el objetivo declarado, proclamado y en el que persiste obsesivamente el nombrado, a través de esa fundación, la que tiene como misión “erradicar la desnutrición infantil en la Argentina, comenzando por Mendoza para luego extenderse al resto de América Latina y el mundo”.

Y a la vez es el logro de ese objetivo lo que alimenta su visión llena de esperanzas de ver en el nuestro “un país con igualdad de oportunidades en donde todos puedan desplegar su potencial genético y optar con libertad el camino a seguir, y que colocaría a la nuestra entre las sociedades del mundo con mejor calidad de vida y convivencia”.

El argumento que sirve de base a todo su esquema es de una sencillez pasmosa en su enunciado y a la vez de una complejidad de similares características en su implementación. Parte del presupuesto que la pobreza extrema viene acompañada de la desnutrición infantil. A lo que añade que la desnutrición que se sufre en el primer año de vida, precedida por la mala alimentación de la madre durante su embarazo, entre otros consecuencias trae la falta de un desarrollo del cerebro ominosamente menor a la de un niño normal de esa edad, circunstancia que de una manera irreversible lleva aparejada la imposibilidad de un desarrollo pleno de sus facultades cognitivas.

Es decir que el recién nacido desnutrido, cuya situación se prolonga a lo largo de su primer año, parte la carrera de la vida con una desigualdad en las oportunidades irreversible, y que con el paso del tiempo, por la incidencia entre otros factores sociales, seguirá creciendo. A la vez constituyendo todos los que la integran, el capital humano de una sociedad, esa desnutrición inicial de los recién nacidos en su seno, viene a repercutir no solo en el proyecto existencial de los niños nacidos con esa marca, sino sobre las posibilidades de un desarrollo permanente y auto sustentado.

Que es lo mismo que decir que en el caso de nuestro país, y luego de un retroceso que se ha venido acelerando con el paso del tiempo en esa materia, el resultado final será siempre desastroso por cuanto significará hundirnos cada vez más en la decadencia.

Pero Albino no es un profeta apocalíptico, sino una persona terca al extremo y esperanzada; de allí la importancia del mensaje que trasmite, y que viene a contrastar con la visión de incertidumbre, cuando no lisa y llanamente fatalista, que cala hondo entre nosotros.

De allí su propuesta alternativa a ese futuro cargado de negros nubarrones, la que consiste en comenzar por reducir al grado mínimo los índices de desnutrición de los recién nacidos, acompañada por la inculturación de las madres que así lo necesiten respecto a los cuidados a su cargo, seguida por la implementación de un sistema educativo que acoja a los niños desde la edad más temprana posible.

La suya se presenta así como una empresa convocante, y hasta se puede decir que en todos sus aspectos, sanadora si se tiene en cuenta que acertadamente se ha definido a la nación como una “empresa común” legitimada por un plebiscito cotidiano.

Lo que queda por ver es hasta qué punto somos capaces de demostrar el coraje que una tarea de este tipo exige, ya que la misma tiene un costo, que no sabemos hasta donde nos atreveremos a afrontar. Sobre todo si se tiene en cuenta que cada porción mal aplicada de los recursos públicos, es una porción de comida saludable de la que se les priva a los pobres, y hasta ahora hemos hecho poco y nada para acabar con ese estado torpe y despilfarrador, a la par que esquilmador.

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