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Lo supe luego de un largo pasamanos, ya que la anécdota la contaba el bisabuelo de mi tío, y como siempre pasa, toda información se vuelve menos confiable a medida que es mayor la distancia que separa al relator original del último que la recibe, ya un poco o mucho pero siempre deformada.

Se refería a un brasileño que gobernaba el Estado de San Pablo, apellidado De Barros y de nombre Ademar que lo hizo por lo menos hace unos 70 años atrás y que luego incluso hubo de candidatearse para presidente de su país. Parece que era ligero el hombre, porque sus enfervorizados seguidores para apoyarlo voceaban el picarón, simpático y sincero slogan “roba pero hace”. Casi igualito que aquí, pero con una diferencia, porque entre nosotros los que llegan al poder con hambre de robar, si lo hacen lo hacen por lo general mal, cuando no lo dejan a medio mal hacer, y de no ser así no hacen otra cosa que robar.

Pero esa es solo la mitad de la historia, porque también en ese país la población de su capital, cansada de ver el hacer entremezclado con el robar, y dando equivocadamente por hecho que todos los candidatos con escasas diferencias son de la misma condición, como forma de expresar su enojado hastío ante esa situación, en unas elecciones no tuvieron mejor idea que votar para alcalde a un animal del zoológico de la ciudad -no me pregunten de qué forma se valieron y de qué tipo de animal se trataba, porque no lo sé- pero la cosa es que esa “persona no humana” salió cabeza a cabeza con quien resultó ganador, lo que significa que raspando fue que perdió.

Al parecer de allí en más, en el mundo la gente se ha ido perfeccionando en la búsqueda del dislate, y ahora han comenzado a expresar sus preferencias por payasos; o cómicos o actores cómicos, para decirlo con palabras que suenan a mayor respetabilidad, a la hora de votar por quien gobernar.

Algo que no lo digo pensando en Donald Trump, ya que él dista mucho de ser un payaso de profesión, sino por lo que sucedió en Italia, donde un cómico, por no decir un payaso, ha resultado el reciente fundador del partido más votado en las últimas elecciones parlamentarias, por más que ahora se viene desinflando.

Algo que ahora se vuelve a dar con lo que acaba de suceder en Ucrania, donde en una segunda vuelta un actor cómico televisivo, al que quienes no lo quieren lo tratan de payaso, mientras que él lo mas campante reconoce que lo es, apabulló a su contrincante.

Y es cuestión de no extrañarse al ver suceder esas tremebundeces, ya que pensándolo bien, qué otra cosa podemos esperar cuando la política cada vez se parece más un circo -dicho esto con perdón de los circos verdaderos, que como tales se hacen valer, para colmo de males llenos de entusiastas aplaudidores-. De los que piden circo y pan, y a la larga reciben dosis de circo como para indigestarse; y piden pan, un pan que con tanto circo es explicable que empiece a escasear.

Y todo lo que he relatado, no vayan a pensar que tiene nada que ver con nosotros, por más que en una de esas damos el batacazo, y conseguimos que la realidad supere por infinitos cuerpos a lo que he contado y que ya suena a ficción.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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