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Durante estos días tuvieron lugar las primeras sesiones virtuales de la asamblea de los países miembros de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Sin duda, es la agencia de las Naciones Unidas más apuntada en estos momentos, encargada de impulsar o recomendar las medidas necesarias para frenar la expansión del Covid-19. Luego de varias idas y venidas, una de las noticias destacadas fue que se decidió que la OMS sería investigada para conocer su responsabilidad en la propagación del virus. La investigación también evaluaría, en menor medida, el rol y la responsabilidad de las autoridades de China, el epicentro de esta catástrofe.

Si bien no se estudiaría si nació, o no, en un laboratorio, como pretende Trump, son varias las críticas que aseguran que hubo una enorme falla en los procedimientos para informar el nivel de contagio y las prevenciones necesarias a tiempo. Los pasos en falso continúan hasta hoy. A lo largo de estos dos meses se difundieron noticias no del todo ciertas y se hicieron recomendaciones desacertadas. Entre otras cosas, no se pudo explicar bien qué ocurría en Wuhan a mediados de enero, ni se pudo aclarar rotundamente si el uso del tapabocas es necesario o no, ni se pudo comprobar si el virus se contagia mediante el contacto con objetos. Lo cierto es que hoy hay casi 5 millones de infectados y más de 300.000 muertos en el mundo, sumado a un pánico y un estancamiento del sistema que alcanzan una dimensión nunca antes vista en la historia moderna.

Los puntos son los siguientes: ¿Cómo se establecieron los términos de la investigación? y ¿Cuán importantes son las instituciones internacionales como la OMS? ¿Qué rol juegan los grandes poderes dentro de ellas?

Para entender esto hay que hablar de uno de los protagonistas de la historia, Estados Unidos, que evidentemente no está pasando por un gran momento puertas adentro, tanto por cuestiones económicas como políticas. Ahora bien, Trump tiene otra lucha en política exterior. En su gestión ha tratado de apartarse de los tratados y organismos internacionales, acusándolos de inefectivos o de ser nocivos para los intereses de su país. No solo hay un deseo de reducir el financiamiento de la estructura de gobernanza global, sino que también tomó la decisión de retirarse de algunas agencias.

Más allá de si uno está de acuerdo o no con la postura de Trump, la cuestión es que ese sistema de organismos multilaterales no parece correr el riesgo de perder legitimidad, a pesar de sus errores, ya que muchos países reivindican su existencia. Y si no lo hacen, no parece que propongan su disolución, sino que simplemente dan un paso al costado o amagan con darlo. La consecuencia, por ende, es que ese vacío de poder pasa a ser ocupado por países que pretenden tener mayor relevancia en el orden internacional. Este es el caso de China, que desde hace años viene creciendo y ocupando mejores posiciones en las diferentes agencias de la ONU. Entre ellas, la OMS, donde tiene un rol fundamental y donde viene aportando más dinero, mientras el presidente estadounidense amenaza con desfinanciar dicha agencia.

Es importante saber esto para comprender que en torno al Covid-19 se está acentuando una lucha por el poder que data de hace algunos años entre el gigante asiático y Estados Unidos. Una lucha que tiene varios frentes. Sin duda, el control de organismos burocráticos internacionales es una herramienta clave en esta lucha, aunque así no lo quiera ver Trump. Los resultados son claros: en las reuniones virtuales que mencioné al principio, las autoridades norteamericanas atacaron a la OMS sin el apoyo de otros miembros que en teoría son sus aliados, como Francia, Alemania o Corea del Sur, que creen en la importancia de la organización. Lo otro para destacar es que la Unión Europea estableció los términos de la investigación, en busca de que la misma logre evaluar el asunto con imparcialidad y profesionalismo. Estados Unidos no tuvo más opción que permitir ese consenso, dado que no contaba con apoyo para avanzar en la medida deseada por Trump. Si bien China y otros países describen los términos alcanzados como los correctos, no está claro que la investigación cumpla con los estándares que correctamente proponen desde Estados Unidos, donde están convencidos de que hay mucho por descubrir.

Mientras Donald Trump ataca y se enemista con la OMS, la ONU y con China, su adversario Xi Jinping opta por avanzar a través de la diplomacia, las instituciones y los organismos multilaterales. Dejando de lado si Trump tiene o no razón con respecto a las fallas en algunas de las agencias internacionales (desde mi punto de vista, acierta en algunos aspectos), es necesario que él y/o quien vaya a presidir a los Estados Unidos en los próximos años recupere el campo perdido en la burocracia de las Naciones Unidas. Es eso lo que le servirá para legitimar y moldear sus planes en política exterior. No abandonando el barco, porque podría pasar a capitanearlo China y, como consecuencia, perder o no ganar tanto como espera. El caso de la investigación sobre la responsabilidad de los actores en el avance de la pandemia es solo un ejemplo más.
Fuente: El Entre Ríos

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