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Varisco y Erro, acusados por robo de energía
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A modo de explicación

El tema que me ocupa suena tan extraño, que estimo que merece una explicación. Al menos en lo que tiene que ver con lo que ha llevado a su génesis. Máxime cuando, en apariencia al menos, se trata de una afirmación desesperanzada (la que sirve de título a la presente), la que habla de una visión también desesperanzada de nuestra sociedad.

Por Rocinante

Es que lanzada al ruedo esa frase sin aclaraciones, es no solo agobiante (se alude a un triste final, o sea a un arribo poco venturoso), sino además maniqueo de la peor manera.

Porque pareciera partir del presupuesto que existirían dos Argentinas profundas (por no decir, quizás de una mejor manera subterráneas) una mala y la otra buena y se podría llegar a interpretar que está última, de haber existido se habría extinguido sin remedio, mientras que es la primera de ellas la que habría sobrevivido.

En realidad, mi manera de ver las cosas es todo lo contrario a una visión maniquea del mundo, ya que esta concibe a las personas y las cosas definiéndolas como blancas o negras, olvidando que en realidad entre esos dos extremos, se hace presente una extensa gama de grises. Y a lo que me refiero, es a que está terminando de salir a la luz, o sea a la superficie, una Argentina, de la que tengo la íntima convicción de que no es la verdadera.

En realidad, y para decirlo de una manera más precisa, la que debe ser, tenido presente esa remanida frase de José de San Martín, que desde chico me sonó a una galimatías, aunque después llegara a comprender su significado, cual es la de que serás lo que debes ser y si no serás nada. Advertencia que está destinada no solo a cada uno de nosotros como persona individual, sino al conjunto que conformamos como sociedad.

Siguiendo con la explicación acerca del sentido de una frase de tan deplorable contenido, debo señalar que la misma fue no otra cosa que la reacción cuando menos revulsiva que me produjo leer en la columna editorial del pasado jueves de este medio, en el que dominicalmente se da acogida a mis notas, que el nuestro era uno de esos países que parecen vivir sin ley.

A lo que se agregó el hecho que en la misma edición me había ocupado del caso Varisco, y en la presente semana se asistió a la resurrección mediática de la causa del medidor, a la que en seguida haré mención, y que habla de algunos de los tantos Intendentes en problemas, por situaciones que van desde la desprolijidad hasta la aparente participación en asociaciones ilícitas, o más claro ser integrantes de bandas delictivas, como sería el caso del Intendente de Itatí, el que, según parece, el contar con la estatua de una Virgen Milagrosa, significa tanto para él como sus compinches una suerte de protectora habilitación para expandirse en “el comercio”.
El caso del medidor
La causa del medidor, a la que acabo de hacer referencia antes, no tiene que ver con enganchados ni colgados a la red de suministro de energía eléctrica, sino a otra habilidad parecida, como es el caso también de la manipulación de medidores, de manera que registren en menos la energía eléctrica consumida.

Y que me ha parecido adecuado para ejemplificar esa Argentina que está terminando se ser subterránea, por cuanto daría la impresión de que está emergiendo, ya que no representa sino un caso insignificante -aunque de seria gravedad institucional- como lo es el del Intendente Varisco de Paraná al que tuvimos ocasión de referirnos, repetimos, en nuestra última columna dominical, que forma parte de una de las distintas variables en las que queda puesto de manifiesto esa Argentina subterránea, que una vez que complete su proceso de emergencia, puede llegar a mostrar sus pretensiones de imperar. Y si hablamos de insignificantes, es ´porque, como se sabe, desde los ámbitos gubernamentales se han cometido tropelías de mayor envergadura, en cuanto al monto escandaloso de los fondos que aparecen en juego.

Pero que debe quedar en claro que, desde una perspectiva institucional y social no hace diferencia, ya que no se trata de una cuestión de cantidades de dinero, y se está ante transgresores de idéntica naturaleza, cuando en un caso alguien se hubiera quedado con un millón de dólares y en el otro con solo un peso.

Mientras tanto, según lo que actualiza la crónica periodística, “la causa del “medidor”se originó en 2009, y lo fue a raíz de una denuncia formulada por el secretario privado y el secretario de Gobierno de un ex intendente de Gualeguay, contra el Intendente que en ese momento estaba en funciones, con lo que se viene a comprobar que los rivales políticos (eran denunciado y denunciante aunque pertenecientes a una misma bandería política) son de temer, tanto como son las esposas y, porque no también, amantes despechadas en circunstancias de este tipo.

En la denuncia señalada se hace referencia al hecho que se utilizó la energía eléctrica que circulaba a través de un medidor de luz del que era titular la Municipalidad de esa ciudad, con el objeto de suministrar la energía necesaria para llevar a cabo un acto del Partido Justicialista local. Lo que viene a significar que en este caso, si bien no habría habido ni enganche ni colgadura, habría existido apropiación por un privado (en este caso de un partido político) de un bien por el que pagaba un ente público (y al hablar de bien dejo de lado la bizantina discusión acerca de si la energía eléctrica es o no una cosa), con el consentimiento de quien tenía en sus manos la disposición de ese bien, quien no era otro que el Intendente.

Corresponde aquí efectuar una relación de diversas precisiones cuales son las que a continuación se enumeran.

• Que en la causa, se comprobó que el uso particular del medidor de luz significó un consumo eléctrico menor, tasado en $101,99.

• Que inexplicablemente por la información dada a conocer, el único procesado por ese comportamiento fue el intendente municipal, cuando se me ocurre que también debió serlo la persona encargada por la agrupación política respectiva para la organización del acto.

• Que el máximo tribunal provincial resolvió la absolución del intendente municipal que había sido condenando y esa condena fue confirmada por el primer tribunal de alzada.

• Que la Procuración General de la Provincia quiere llevar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación el caso en el que ese funcionario fuera absuelto luego de ser condenado en 2016 a la pena de dos años y tres meses de prisión de ejecución condicional, al habérselo hallado culpable del delito de peculado.

• Que el intendente absuelto después de haber sido condenado, ha reaccionado contra la posibilidad de que ese recurso fiscal tenga andamiento, denunciando la existencia de una maniobra política en su contra. Y señalando que se habrían gastado varias millonadas de pesos para establecer la responsabilidad penal en un hecho cuya cuantía era de unas pocas monedas.

Se trata de precisiones de las que pueden extraerse distintas conclusiones de las que paso a ocuparme.

• Que teniendo en cuenta que esta causa penal se inició en el año 2009, quiere ello decir que la misma no habría concluido transcurrido diez años o sea una década de aquel primer momento. Ello así, de admitirse la apelación de la sentencia absolutoria interpuesta por la fiscalía por ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo que la llevaría a dormir en algún anaquel de ese tribunal, quizás en el mismo que descansa la causa que lleva tramitando el doble de tiempo, (en la que ha resultado condenado en sentencia recurrida Carlos Saúl Menem, incriminado por la catástrofe en una fábrica militar cordobesa) Aunque no puede dejar de advertirse, que resultaría de cualquier manera un escándalo jurídico (señal clara del tipo de justicia con la que contamos), que en el caso que el recurso fuera denegado, y que por ende quedara firme la sentencia absolutoria, ¡¡que durante dos años hubiera existido una persona con su inocencia puesta en cuestión!!

• Que no hubiera efectuado el tribunal autor de esa sentencia absolutoria, una profusa difusión pública de ella, con el objeto quedaran totalmente a la luz sus fundamentos, para aventar todo sospecha de que nos encontráramos ante una suerte de amnistía, estimada como posible ante la presunción que la causa había sido olvidada y sepultada por el peso de los años.

• Que si bien es explicable que el Intendente casi absuelto, haya puesto el grito en el cielo por ver postergado el final de su largo vía crucis, es deplorable verlo encolumnado en la prédica de una politización de la justicia, en una causa que lleva diez años, máxime en momentos en que ese argumento sirve tanto para un barrido como para un fregado.
¿Con qué tiene que ver todo esto?
Los hechos a los que acabamos de referirnos, y la forma como la justicia se ocupa de ellos no son sino ejemplos del componente?de una cara que, desde nuestros mismos orígenes coloniales, ha tenido?nuestro país y que luego de amagos, todos ido y venido en forma recurrente; tiempos de disolución y desquicio de nuestra sociedad, pareciera que de una manera, en apariencia casi irreversible, puede llegar a encontrar así su rostro.

Y al respecto cabría no solo no extrañarnos que hechos de este tipo, dado que se ha hecho conciencia entre nosotros, y? muchos hechos vividos nos remiten a dar por sentado? que?el consumo de energía eléctrica? es gratuito, dado lo cual es merecedor de una suma de dinero poco menos que simbólica.

Aunque el trasfondo de esa manera de pensar, que se compone de otros factores? como la falta de respeto no solo de los particulares sino del propio Estado a la propiedad ajena, y el quehacer? que de discrecional deviene arbitrario de muchos de nuestros funcionarios, no son? sino otros componentes de lo que cada vez con más fuerza dibuja el rostro de una?sociedad sin ley,?de la que en su momento se ocupara en una obra que todos debiéramos leer, sino además siempre tener presente, del? malogrado filósofo del derecho compatriota Carlos Nino, consultor que fuera de Ricardo Alfonsín, aun desde antes de su truncada presidencia.

Pero la referencia específica a la apropiación ilegal de la energía ?eléctrica, es algo que traigo a colación de una manera deliberada. Porque los ladrones de luz se encuentran en todos los niveles sociales y en las circunstancias más insospechadas, algo que es demostración que los comportamientos anómicos impregnan a toda la sociedad, como conductas del mismo tipo que afloran en otros ámbitos, dado lo cual no pueden servir de argumento de quiénes se tienen por?pudientes?para denostar a lo que menos tienen, ni los abanderados del?pobrismo??que dicen salir en su defensa ante? situaciones? de las que aquellos son sufrientes, en su propio beneficio.

De donde lo que quiero dar a entender es que no existen dos sociedades, y ni siquiera una sola dividida por una grieta, que haría que por un lado estuvieran los malos y en el otro los que se dicen buenos, sino que en realidad somos una sola cosa, que nos entrevera a todos, debiendo partirse del hecho que ninguno de nosotros es totalmente ni lo uno, ni lo otro, salvo los santos, y los que llevan al demonio adentro.

Frente a todo lo? cual, de quererse ver completa esa emergencia de lo que se considera una sociedad sin ley, que en realidad no es otra cosa que la instauración de la ley de la selva (cuya versión edulcorada la vemos a diario en el sálvese quien pueda)?es que cada uno saque lo mejor de sí para que ello no suceda.

Tenemos la ventaja, con respecto a los judíos que habían cruzado el mar que se abría a su paso, que ya contamos con nuestro?decálogo.?Y que solo nos falta la determinación de recordar respetarlo.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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