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Chino Maidana en presidencia del Senado
Chino Maidana en presidencia del Senado
Chino Maidana en presidencia del Senado
Ha circulado la noticia de que la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires ha permitido la ocupación de su Sala de Sesiones – la que permanece a medias cerrada por las razones conocidas- con el objeto de ser utilizado en el despliegue de un show circense. O para decirlo de una manera más escueta y clara, habilitarlo para llevar a cabo en el mismo, una función de circo.

El que por las mismas razones por las cuales esa Sala no pueda ser utilizada para aquel que es su destino establecido y es a la vez la razón por la cual el edificio que integra fue construido, cual fuera que los diputados bonaerenses puedan efectuar sus sesiones plenarias en forma presencial y que ahora se hayan vuelto de una manera harto discutible, en casi totalmente a distancia, es lo que habría permitido su empleo para llevar a cabo en la misma, ese “espectáculo para toda la familia”, según rezaban sus anuncios.

Espectáculo que se habría llevado a cabo el pasado domingo, y que pudo verse a través del canal de YouTube, como una iniciativa más de las programadas en el marco del “mes de las infancias”. Dicho así, en plural, cabe presumir por la posibilidad de incorporar a los infantes varones en el “lenguaje inclusivo”, dado que no suena nada bien hablar del “mes de las infancias femenina, y de la masculina y de las análogas”.

En la información que ha llegado a nuestro conocimiento, también se aclara que “en un breve video difundido en redes sociales se puede ver a distintos payasos paseando en bicicleta por la Cámara o haciendo malabares”.

Frente a lo cual la reacción de muchos no se hizo explicablemente esperar, con diversas voces que vienen a efectuar una crítica que puede traducirse en una frase en la que cabría encontrar un denominador común, cual es el señalamiento que “la Cámara de Diputados no es para payasadas”. Aunque hubo quienes respondieran con la pregunta acerca de si “acaso no lo es”…

Por otra parte, es de público conocimiento, que a la escandalosa utilización del recinto de esa Cámara para llevar a cabo un “cónclave payasesco” se suma el hecho conocido por todos, ya que se le dio amplia difusión – aunque es necesario decirlo, no produjo una reacción similar a la de la ocupación de un recinto legislativo por un grupo de payasos- a otro hecho que viene a transformar en reprobable e inusitado. Algo en lo que existe quien ve un “tanteo” en procura de la “normalización” de una nueva práctica que no podemos menos que calificar como nada decorosa.

Es que se hace oportuno dentro de este contexto, la referencia a la visita el pasado jueves de Marcos “El Chino” Maidana, al Senado de la Nación. Así es como una crónica que se ocupa del tema, alude a la circunstancia cuando “el boxeador se fotografió paseando sin barbijo por el recinto y hasta se sentó en el sillón de la titular de la Cámara alta, Cristina Fernández de Kirchner”.

Una visita que a pesar de la dimensión que se le quiso dar con su difusión, no puede menos que calificarse como “un encuentro de entrecasa”, si se atiende a la difusión de trozos de la conversación mantenida por el boxeador con la presidenta del Senado de la Nación. Todo ello a pesar del hecho que por momentos adquirió los contornos de una “visita guiada” de naturaleza privilegiada si se atiende a las elevadísimas calidades de la guía.

Una mención especial merecen las frases más triviales en el dialogo mantenido entre el visitante y su conspicua guía. Es que según se nos relata en un video al que no tuvimos ni quisimos tener acceso, el dialogo mantenido, a tenor de su contenido, no fue otra cosa que una demostración de jolgorio, y hasta de “chacota”, en el que a la improvisada guía se la vio inclusive por momentos sorprendentemente disfrutar.

“¿Cuántos años tenés ya? Por Dios, no puede haber gente tan joven. Te llevo 30 años”, se la habría escuchado al comienzo de la visita, a aquella preguntar y responder, mostrando una cara en la ocasión hospitalaria, como manera de no intimidar al visitante y llevar al intercambio a un nivel de amigable familiaridad.

Pero la lista de situaciones como las descriptas puede prolongarse sin ningún esfuerzo, aunque ello no lo sea con malestar creciente. Es así como también se sabe que el domingo 16 de ese agosto que ha concluido sin tormenta de Santa Rosa - ello en el caso de que a alguien no se le ocurra decir que lo que hemos vividos en estos siete meses no ha sido otra cosa que esa tormenta a la vez “anticipada y extendida”- pudo verse en una conferencia de prensa televisiva, a la Secretaria de Acceso a la Salud, del Ministerio nacional del ramo, después de dar cuenta de veinte nuevas muertes provocadas por la epidemia, junto con el subsecretario de Estrategias Sanitarias, Alejandro Costa y una payasa apodada Filomena – que participó del panel, realizando un demostración de coreografía infantil. Cabe aclarar que esa actuación payasesca no cambia su carácter por más que la doctora Vizzotti hiciera referencia a su curiosa estructura aludiendo al Día de las Infancias".

No se puede dejar de aludir a un detalle curioso de esta conferencia de prensa, cual fue la explicación de que su presencia respondía al hecho que debe verse en la alegría, aunque más no sea un minúsculo factor de prevención y curación. Claro está que prudentemente se abstuvo de mencionar a la “risa”, que como es sabido puede en las actuales circunstancias, volverse en determinadas circunstancias una práctica casi reprobable, al menos cuando se participa en un grupo en el que no se ve a nadie usando barbijos.

Cabe concluir, que aunque hemos procurado ocuparnos del tema de la manera más amigable posible, no podemos dejar de señalar que vemos en todas esas situaciones una señal alarmante de la “pérdida de la compostura”, una manera de actuar respecto a la cual no puede dejar de verse su persistente extensión.

No es que creamos que puede llegar el día en que nos toque ver a Dylan sentado en el sillón de Rivadavia ocupando el lugar de su dueño, pero de cualquier manera es esta una ocasión para “revalorizar la importancia de las formas”, que inclusive en algunos casos alcanzan el nivel de “solemnidades” y que siempre hacen a la esencia de una sociedad sólidamente consolidada.

Es que, al respecto no hay que olvidar que la “compostura”, o dicho más claramente el “decoro”, el diccionario de nuestra lengua lo define como “el comportamiento adecuado y respetuoso correspondiente a cada categoría y situación”, lo que significa que entre tantos “tiempos” de los que nos hablan textos sagrados hay también uno para “comportarse con circunspección y gravedad”.

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