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Los desequilibrios tensionan la economía
Los desequilibrios tensionan la economía
Los desequilibrios tensionan la economía
Cuando el lector vea esta nota, estará en marcha el proceso de votación en las elecciones PASO. Los contendientes nos aseguran que ésta es la elección más importante de los últimos no sabemos cuántos años. Al parecer, que tantas elecciones pasadas no lograran torcer el fracaso secular argentino no hace mella en el entusiasmo de la política para aseverar que esta vez será diferente.

En la cabeza de la dirigencia política, no debe ser indiferente que el desasosiego que impera entre la población se traduzca en desinterés por el proceso eleccionario, ese que ellos consideran tan relevante. La bajísima participación en las recientes elecciones en Salta y Corrientes es una señal de alarma. Parece que muchas personas ya no sólo piensan que los dirigentes no entienden sus problemas, sino que piensan que las elecciones sólo sirven para legitimar a quienes no los representan.

Durante el último mes, hubo llamados de Sergio Massa y, más sorprendentemente, de la Vicepresidente, a un “Pacto de la Moncloa” local. Este llamado a la concordia choca con una historia de éxito electoral construida a partir del ensanchamiento de la grieta. Tanto que algunos han visto en tal llamado una preocupación con los propios resultados de este año, y otros han visto en él una trampa para alejar cualquier intento opositor de ampliar su base electoral. Quizás sea más prudente pensar que se trata de un llamado a juntar filas frente a un desafío que afecta a toda la clase política.

Dadas estas circunstancias tan peculiares, ¿podrán los resultados que se registren este domingo y el domingo 14 de noviembre ser tan determinantes? Podrían serlo desde el punto de vista político, pero no está claro si lo serán para la política económica de corto plazo.

En el mercado financiero, que muchas veces se jacta de anticipar los movimientos futuros de la economía, se vivieron momentos curiosos durante el mes previo a las PASO. Hasta hace una semana, los precios de las acciones y los bonos venían teniendo una suba importante. En la última semana, el entusiasmo comenzó a disiparse.

No es secreto que al mercado financiero no le resulta atractiva la heterodoxia kirchnerista. A partir de esta premisa, cabría suponer que la suba se relacionó con la difusión de algunas encuestas adversas para el oficialismo. Si así fuera, quedaría demostrada la corta memoria del mercado financiero, tras los gruesos errores que impulsaron las encuestas en 2019.

Claro que suponer que sólo las encuestas impulsaron las cotizaciones sería menospreciar a los inversores. Es que algunos piensan que las malas noticias ya están reflejadas en precios de remate, y que haría falta poco para generar un rebote importante. ¿El resultado electoral, las perspectivas de un acuerdo con el FMI que empiece a ordenar nuestra economía? Es propio del mercado (¿del ser humano?) ser optimista.

El asunto está en que entre este domingo y las PASO de 2023 habrá que transitar un desierto de dos años. Tras las PASO de 2013, que arruinaron el intento de reforma constitucional que propiciara un tercer mandato consecutivo de Cristina, el mercado subió a pesar de ese desierto, del default de los bonos soberanos, de la devaluación inmediata que siguió a la elección y del derroche de todas las reservas del BCRA. Predominó la esperanza.

¿Y ahora? Mucho es subjetivo, y casi todo es una incógnita. Hay quienes sugieren que el oficialismo se radicalizará ante cualquier resultado. Y están quienes ponen el énfasis en el acuerdo ineludible con el FMI para pensar distinto. Lo que resulta claro es que tenemos que prepararnos para cambios a corto plazo en la economía. Hay demasiados desequilibrios que no podrán sostenerse durante dos años. Si la historia es una guía, deberíamos mirar qué pasó poco después de las elecciones de 2011 y 2013: se introdujo el cepo cambiario y se devaluó el peso, respectivamente. ¿Puede haber dos sin tres?

Probablemente no sea la elección más importante de la historia, ni inicie un cambio rotundo en la vida de los argentinos. Pero está claro que no será lo mismo que su resultado abra expectativas de cambio económico a que abra sospechas de inestabilidad política, como la que aqueja a muchos países de la región. Hoy tendremos un primer indicio de lo que nos podría deparar el futuro.
Fuente: El Entre Ríos

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