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Íbamos a escribir “sin empleo” ostensible; pero decirlo así, nos apercibimos que sonaba a una maldad. Dado que, suponemos, la mayor parte de ellos “emplea” su tiempo en algo más que esperar con creciente inquietud -por obvias razones- la llegada del día en que cobrar su sueldo.

Ya que cabe imaginarlos, haciendo todas esas cosas, para las cuales lo posibilita el “paro forzoso” que los incluye. El mismo que cada día que pasa ha ido perdiendo el regusto a unas vacaciones, pero que de cualquier manera ha dado la posibilidad de aprovechar, de una manera fructífera, el presente cuasi confinamiento. Ya que nos imaginamos que todos ellos tenían en su casa algo por hacer -algo, de lo que en algún momento fueron conscientes- pero que fueron dejando en su momento para encararlo en una mejor ocasión.

A lo que se agrega, la suposición de que no han desperdiciado la posibilidad de establecer con los otros convivientes -comenzando por los hijos adolescentes o todavía niños- ese diálogo siempre postergado; cual es el que permite escuchar y ser escuchado acerca de sueños, preocupaciones y experiencias íntimas y profundas, y para todo lo cual parece no haber tiempo disponible, dada la vertiginosa manera en que desperdiciamos tantas veces el tiempo libre.

Pero de ello no se trata en estos comentarios, sino que se refieren específicamente, tal cual lo ha dejado anticipado la pregunta inicial, a la manera en que lo hacen los funcionarios de las mayores jerarquías. No incluimos en la pregunta a los que, por estar ubicados en el vértice de la pirámide que conforma la planta permanente, ya que necesariamente tienen que estar abocados a enfrentar ese sinnúmero de problemas generados por la peste; ni a los encargados de atender, con recursos menguados, el pago de gastos ineludibles, a los que imaginamos como magos a salto de mata.

Pero los demás, que es de suponer cuentan con “disponibilidad horaria”, cabe presumir que permanecen trabajando desde sus casas en la elaboración o análisis de una variedad de proyectos e iniciativas, en las que se mueven atendiendo a las instrucciones de los respectivos jefes comunes o que han acometido por iniciativa propia.

Programas, todos ellos, a los que se supone están elaborando para ponerlos en marcha en forma paulatina, al momento -por ahora indeterminado- en que la anormalidad actual deje pasar a otra apenas más normal. La misma que desde ya nos vuelve aprensivos, por temores insoslayables acerca de cómo serán, a partir de allí, las cosas.

En suma, se trata de hacer posible que se vuelva a la diaria tarea con bríos renovados, y con los resultados de reflexiones acerca de las metas que tanto en forma prioritaria, como a mediano y largo plazo deben encarar las respectivas municipalidades de la comarca. Ellas a las que tantas veces se ha visto estar ausentes, en relación a la necesidad de trabajar en metas que van a culminar, ya concluida su gestión.

En tanto, resultaría también de interés de los vecinos de cada municipio, el poder enterarse en qué han empleado el tiempo sus respectivos concejales.
Fuente: El Entre Ríos

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