La expectativa puesta en el mes de enero está asociada, casi absolutamente, con el acceso al descanso y el disfrute, al menos, (y para los que así lo prefieren) de la generosa geografía provincial, descanso que aparentemente desactiva los sentidos que durante el año atienden otros temas macro que son los que nutren la agenda política en todos los matices, menú que incluye el tema gremial y económico, como también una gama variopinto que conforma, en síntesis, el día a día de la provincia.

Sin embargo, el mes, que ya consumió su primer quincena estuvo lejos de abandonarse a los placeres estivales y giró, en cambio, a cierto calidoscopio de temas que fueron propuestos incluso desde el gobierno local con tanta naturalidad, que, de algún modo, permitió que sus posiciones se deslizaran sin mucho ruido entre los principales actores de la política local.

Las últimas reuniones que mantuvo el gobernador Gustavo Bordet con la Liga de Intendentes Justicialistas trascendieron más por la ausencia de tres intendentes de la costa del Uruguay que por los acuerdos que se alcanzaron en esos encuentros.

Así, la falta de Eduardo Lauritto, de Concepción del Uruguay, de Enrique Cresto, de Concordia y de Martín Piaggio de Gualeguaychú, fueron un ruido innecesario en el universo de los intendentes que luego de la derrota de octubre pujan por reposicionarse ante el gobernador y de garantizarle que no le jugaron en contra en la pasada elección.

A pesar de esas marcadas ausencias, fue notoria luego difundida reunión cumbre entre Bordet y Lauritto a la que se suma posteriormente esta semana la decisión del gobernador de empujar el corredor de la costa del Uruguay que de hecho sobresale por su oferta turística que goza de una reputación notable respecto de la de Paraná que no logra despegar ni ponerse a la par de su ribera vecina.

De todos modos, el anuncio no pasó desapercibido para los que siguen el hilo de la historia y saben que tradicionalmente esa costa es la que instala los candidatos a la gobernación y tampoco dejó de leerse entre finas líneas, la necesidad de fortalecer, con una herramienta poderosa como el turismo, a tres intendentes de cabeceras decisorias a la hora de contar los votos.

La alegría del trío de la costa uruguaya contrastó con la sorpresa de sus pares de la costa del Paraná que, conscientes de lo que les cuesta remontar la diferencia en cuanto a la oferta turística, leyeron, sin que haga falta la entre línea, que el envión del gobernador los ponía en una franca desventaja respecto de sus pares a lo que se suma, y es lo central, que sobre la costa del Paraná están gobernando, en su gran mayoría los intendentes de Cambiemos.

Reelecciones y desdoblamientos fue otro de los capítulos de la novela estival que suma una nueva sección año a año, y elección tras elección. Aseguran desde el entorno del gobernador que el desdoblamiento es "una opereta". Lo que sí, en cambio, confirman, es que esta vez Bordet está decidido a empujar una reforma política.

En las asambleas legislativas de 2016 y de 2017, en su discurso, Bordet anunció, en cada uno de ellos, una incipiente reforma política que nunca llegó. Se impuso otra agenda legislativa y al igual que en el Congreso nacional, el tema de suplantar la boleta sábana por la única quedó postergado del mismo modo que el voto electrónico y una serie de cambios que trae aparejada la reforma que se había cargado al hombro el ex ministro de Gobierno, Mauro Urribarri, que con el tema recorrió la provincia respaldado por buena parte del funcionariado y en algunas ocasiones funcionarios nacionales que hablaron del tema.

Esta vez, la reforma política tiene como en 2016, la posibilidad de instalarse porque se trata de un año que no es electoral, aunque el debate quedó abierto el año pasado cuando, luego de la elección, Bordet convocó a los bloques legislativos para anunciar que la reforma sería inminente pero, aclaró, con un "amplio debate y por consenso".

Ese es el tono que busca imprimir su gestión en una reforma que tiene varios condimentos y que llega en un momento en el que las fuerzas políticas atraviesan un proceso de reacomodamiento que será progresivo y que tendrá un desenlace inesperado, porque los acuerdos han instalado definitivamente una nueva forma de construir políticas a lo que se agrega un escenario amesetado en el que todos los que aspiren a liderar construcciones tendrán su oportunidad, el desafío será en todo caso comprender el cambio de paradigma y estar preparado para jugar con las nuevas reglas de este tiempo.

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