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Según refiere el informe “Planeta Vivo” del Fondo Mundial para la Naturaleza la Tierra tarda un año y medio en reponer los recursos que la población global consume en un año y esto no es sostenible. Se añade en el mismo que la demanda de recursos naturales a nivel global se duplicó desde 1966 ysi cada habitante del planeta consumiera como un estadounidense medio, se requerirían cuatro planetas para satisfacer esta demanda.Y como todo tiene que ver con todo, tal cual se escucha repetir con más frecuencia, no es de extrañar que también se señale que la biodiversidad mundial se ha reducido en un 30% en promedio desde 1970 a 2008 y el impacto mayor se ha sufrido en los trópicos, donde la pérdida de biodiversidad llegó a un 60%, algo que puede ser más grave si se sigue insistiendo en acabar con la Amazonia, Bolsonaro mediante.

Luego de lo cual, se ha escuchado a alguien decir que la naturaleza es más importante que el dinero, algo que suena a una gansada, pero lo es si se tiene en cuenta la cantidad de personas que parecen no entender que ni ellos son el centro del mundo, ni con ellos se acaba el mundo, por más que ellos se acaben, que es lo mismo que decir que la humanidad puede vivir sin dinero, pero no podemos sobrevivir sin la naturaleza y los recursos que provee.

De cualquier manera el informe en cuestión ha servido para percatarnos que no solo somos los argentinos como sociedad que vivimos más allá de nuestras posibilidades, sino que es algo que ocurre en el mundo entero. Con el agravante que en ese “comernos a nosotros mismos”, existen un grupo más angurrientamente voraz al que no le basta con comerse al mundo, sino que indirectamente, pero a la vez de una forma real –los países ricos tienen de media cinco veces más impacto que los menos desarrollados, pero el mayor declive en biodiversidad lo sufren los países más pobres, que “subsidian el estilo de vida de los países ricos, según el documento.

Es que además nos estamos engullendo la comida de todos los que esperan para venir, tras de nosotros.

¿Tiene o no eso arreglo? Mejor dejar la pregunta sin contestar, aunque no echarla en saco roto, para aludir a otra información que confirma lo que siempre deberíamos haber sospechado, cual es el hecho de que en nuestra dieta diaria, consumimos una cantidad pequeña, pero de cualquier manera inquietante, de micro plástico, o sea de plástico híper-pulverizado, equivalente al contenido de una tarjeta de crédito semanal junto con los otros alimentos; incluso aquéllos que no solo no la utilizan, sino que ni siquiera tienen conciencia de su existencia.

Es cierto lo indicado anteriormente de que todo tiene que ver con todo, pero de cualquier manera aunque es cierto que cada uno de nosotros por sí solo, ni aun posiblemente en grupos podremos hacer poco y nada para que en el mundo entero la gente – y a la vez nosotros, como sociedad- nos volvamos más frugales; en cambio, si está en nuestras manos, dado que depende de nosotros, que sigamos comiendo plástico por más que se trate, de un materialmente plástico casi pulverizado.

Para ello, se debería comenzar por prohibir la utilización de bolsas y envases de plástico, con lo que se volvería obligatoria una práctica positiva que es observable en forma creciente en nuestra población. Se trata de contar con la sanción de una ley nacional en la materia, y de no ser así con que el gobierno de nuestra provincia haga lo propio, y mientras ello ocurre que nuestras municipalidades no solo lo dispongan por una ordenanza como ocurre en muchas de ellas, que lo utilizan públicamente en la limpieza de la ciudad.

Una sugerencia esta última que no tiene razón alguna para encontrar resistencia en su avance, si se tiene en cuenta la facilidad con que ellas emiten declaraciones o dictan ordenanzas disponiendo que sus ciudades se tornen “desnuclearizadas”, libres de agrotóxicos o de prácticas de fraking.

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