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Es inexplicable como ciertas enseñanzas nunca se van de nuestra cabeza. Pueden haber pasado muchos años y seguimos recordándolas como si hubiera sido ayer que las aprendimos por primera vez. ¿Y si para aprender necesitamos conectarnos con quienes nos están enseñando?

Así lo explica David Brooks, reconocido periodista canadiense-estadounidense y autor de populares libros como "The Road to Character", en su columna de opinión para el diario The New York Times titulada “La mejor manera de aprender es con cariño”. Brooks expone que fue a partir de haberle contado a sus alumnos de la Universidad de Yale que tenía que cancelar sus horas de tutoría por motivos personales que su relación con esta clase cambió, y para bien:

“(…) a partir de ese momento, cambió el tono del seminario para el resto del semestre. Nos habíamos acercado. Esa mínima muestra de vulnerabilidad significó que ya no era el reservado profesor Brooks, ahora era solo un tipo más que intentaba sortear las dificultades de la vida (…)”.

El mostrarse vulnerable con otros es algo que se suele evitar porque es común creer que aquel que se nos aparece como una persona de carne y hueso que sufre, teme y tiene sentimientos es débil.

No obstante, cada día más se demuestra que es justamente quienes saben mostrarse como humanos los que más logran conectar con las personas que tienen a su alrededor alcanzando muchos mejores resultados desde lo profesional y estableciendo relaciones interpersonales fuertes.

Es común que en las empresas nadie quiera que su humanidad sea descubierta. Decir “no llegó”, pedir ayuda o tener momentos de angustia son situaciones que se evitan de todas las formas posibles pero sin embargo es a través de ellas que podemos lograr conectar con los demás.

No podemos, por más que queramos, hacer todo solosy el otro es necesario. Es entonces que mostrarnos como invencibles no necesariamente generara que nos ayuden sino que puede tener el efecto contrario.

Hace unas semanas, escuché a un alto directivo contar en una entrevista que el mismo había atravesado momentos duros durante uno de los desafíos profesionales que le tocó vivir. Fue ese golpe laboral, que lo llevo al estrés y a malestares físicos, que lo obligó a pensar en las cosas que a él le producían satisfacción y había dejado de hacer. Hizo un balance y busco la forma de salir del lugar donde estaba. ¿Se lo vio por sus empleados como una persona débil? No, todo lo contrario ya que muchos se sintieron en sus zapatos. Y al ver que se podía salir adelante, sin bajar su rendimiento laboral e incluso crecer aún más,les generó admiración y motivación.

“(…) Las enseñanzas reales de los profesores son las que imparten con su ejemplo: su pasión contagiosa por su materia y quienes la estudian (…)”, así describe Brooks la importancia de dejar que las emociones ingresen dentro de lo que hacemos. De hecho, cita a varios estudios que demuestran que estas no son contrarias a la razón: “(…) Las emociones confieren valor a las cosas. Si no sabes lo que quieres, no puedes tomar buenas decisiones (…)”.

Humanos, eso somos, imperfectos y emocionales. Buscamos contantemente la perfección y ella es buena para ciertas cosas que las requieren como el transporte de pasajeros, el manejo de ciertas industrias, y el funcionamiento de muchas herramientas esenciales. Ahora, para generar conexiones con otros, mostrarnos perfectos no nos va probablemente a servir. En cambio, la vulnerabilidad sí.

Pensémoslo dos minutos y seguramente descubriremos que hemos aprendido más de quienes compartieron un vínculo con nosotros que de quienes se nos mostraron distantes e impenetrables. Sin ir muy lejos, nuestros propios padres son muchas veces el ejemplo de personas que nos enseñan mucho desde chicos y desde el cariño.

La educación está atravesando un proceso de cambio. La forma de trabajar de las personas también. Pero las conexiones siguen siendo iguales de importante. ¿Será entonces que ser vulnerables será la nueva fortaleza de nuestro siglo?

Para quienes leer más sobre el tema, la columna de David Brooks se puede acceder a través de este link: https://www.clarin.com/new-york-times-international-weekly/mejor-manera-aprender-carino_0_p2Z_LSiOx.html
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa).

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