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La ANMAT informó el jueves pasado que, según lo indicado por la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación, se ha llevado a cabo una investigación que confirmó la aparición de un caso de botulismo que involucra a dos hermanas, las cuales se encuentran internadas en grave estado en el barrio porteño de Palermo. Como resultado de la encuesta epidemiológica, se determinó que los mismos estarían asociados al siguiente producto: Hummus, garbanzo orgánico, marca Tsuki Macro Vegan.

Atento a ello, la Dirección General de Higiene y Seguridad Alimentaria junto con la ANMAT realizó una inspección en el establecimiento elaborador del producto en cuestión, sobre el cual se impuso un cese de elaboración y comercialización. Debe destacarse que, durante el procedimiento, se detectó que ningún producto marca Tsuki Macro Vegan contaba con autorización sanitaria.

Por todo lo expuesto, se intimó a la firma elaboradora a realizar el retiro inmediato y preventivo del mercado nacional de todas las unidades de los referidos alimentos con esa marca.

A partir de allí, recomendaron a la población que se abstenga de consumirlos, manteniendo los envases cerrados y separados de otros alimentos, además de comunicar a la autoridad bromatológica local para coordinar su entrega. Asimismo, quienes expendan los productos deberán cesar su comercialización.

En tanto el sábado, el organismo oficial amplió los alcances de este alerta, dando a conocer que la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) “Dr. Carlos G. Malbrán” confirmó la presencia de la Toxina de Clostridium botulinum en el producto Hummus, garbanzo orgánico, marca Tsuki Macro Vegan consumido por las personas afectadas.

Se intimó a la firma elaboradora a cesar la comercialización y elaboración y realizar el retiro inmediato del mercado nacional de todas las unidades del producto mencionado, y se encuentra monitoreando el avance del mismo. Asimismo, continúa realizando el seguimiento de la investigación de los productos intervenidos durante las inspecciones realizadas.
Entre las sustancias más mortales
El botulismo es una grave pero poco frecuente enfermedad causada por una neurotoxina producida por el bacilo Clostridium botulinum, bacteria productora de formas resistentes a la temperatura (esporas) que se encuentra presente en el suelo y en el agua, y está considerada una de las sustancias más mortales que se conocen. La intoxicación se produce por la ingesta de alimentos que contienen la neurotoxina formada durante el crecimiento de la bacteria, en ausencia de oxígeno y escasa acidez.

La bacteria está presente en el medio ambiente, pero en entornos con falta de oxígeno, como las conservas de alimentos, sus esporas comienzan a liberar la toxina.
Síntomas del botulismo de transmisión alimentaria
Las toxinas botulínicas son neurotóxicas, lo cual significa que afectan al sistema nervioso. El botulismo de transmisión alimentaria se caracteriza por una parálisis flácida descendente que puede producir insuficiencia respiratoria.

Los síntomas iniciales incluyen fatiga intensa, debilidad y vértigo, seguidos generalmente por visión borrosa, sequedad de boca y dificultad para tragar y hablar. También pueden concurrir vómitos, diarrea, constipación e inflamación abdominal. La enfermedad puede dar lugar a debilidad en el cuello y los brazos, y afectar posteriormente los músculos respiratorios y los músculos de la parte inferior del cuerpo. No se presentan síntomas febriles o pérdida de consciencia.

Los síntomas no son provocados por la bacteria, sino por la toxina que ella produce. Por lo general se manifiestan entre 12 y 36 horas después de la ingesta (con un plazo mínimo de cuatro horas y un máximo de ocho días). La incidencia del botulismo es baja, pero la tasa de mortalidad es alta si no se realiza un diagnóstico precoz y se dispensa sin dilación el tratamiento adecuado (pronta administración de antitoxina y atención respiratoria intensiva). La enfermedad puede ser mortal en el 5 a 10% de los casos.
En alimentos empaquetados con poco oxígeno
La toxina botulínica se ha encontrado en diversos alimentos, incluidas conservas vegetales con bajo grado de acidez, tales como judías verdes, espinacas, setas y remolachas; pescados, incluido el atún en lata y los pescados fermentados, salados y ahumados; y productos cárnicos, por ejemplo, jamón y salchichas. Los alimentos en cuestión difieren de un país a otro y reflejan los hábitos locales de alimentación y de conservación de los alimentos. En ocasiones se ven implicados alimentos elaborados con fines comerciales.

A pesar de que las esporas de C. botulinum son termorresistentes, la toxina producida por la bacteria que crece a partir de las esporas en condiciones anaeróbicas se destruye mediante el hervor (por ejemplo, a una temperatura interna superior a los 85º C durante al menos cinco minutos). Por consiguiente, los casos de botulismo de transmisión alimentaria frecuentemente guardan relación con alimentos listos para el consumo empaquetados con poco oxígeno.

Las muestras de alimentos vinculados a casos sospechosos se deben obtener inmediatamente, guardar en envases herméticos y enviar a laboratorios para identificar la causa y prevenir otros casos.
Higiene y buena cocción
La prevención del botulismo de trasmisión alimentaria se basa en las buenas prácticas de preparación de los alimentos, en particular durante el calentamiento/esterilización, y la higiene. El botulismo de trasmisión alimentaria se puede prevenir mediante la inactivación de la bacteria y sus esporas en los productos termoesterilizados (por ejemplo, en hornos de esterilización) o enlatados, o la inhibición del crecimiento bacteriano y de la producción de toxinas en otros productos. La ebullición puede destruir las formas vegetativas de la bacteria, pero las esporas pueden seguir siendo viables tras horas de ebullición, aunque es posible matarlas con tratamientos a muy altas temperaturas, como el enlatado comercial.

La pasteurización comercial (incluidos los productos pasteurizados envasados al vacío y ahumados en caliente) no siempre es suficiente para matar todas las esporas y, por consiguiente, la inocuidad de esos productos se deberá basar en la prevención del crecimiento bacteriano y la producción de toxinas. Las temperaturas de refrigeración combinadas con el contenido de sal y/o las condiciones de acidez impedirán el crecimiento de la bacteria y la formación de toxinas.

Las cinco claves de la OMS para la inocuidad de los alimentos sirven de base a los programas de formación y capacitación de manipuladores de alimentos e informan a los consumidores. Son particularmente importantes para prevenir intoxicación alimentaria. Esas cinco claves son:

• mantenimiento de la higiene;
• separación de alimentos crudos y cocidos;
• cocción total;
• mantenimiento de los alimentos a temperaturas seguras;
• utilización de agua potable e ingredientes crudos seguros.

Otra medida para prevenir la intoxicación por botulismo es prestar atención a las latas con alimentos que vamos a comprar o consumir, las cuales deben ser descartadas si se encuentran abolladas o hinchadas, o si de ellas sale espuma.

También las conservas en aceite o los ahumados caseros y los embutidos merecen especial atención, evitando aquellos de dudosa procedencia.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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