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“(…) ni animación, ni acción en vivo en realidad”, de Jon Favreau, director del Rey León estrenada el mes pasado en Argentina.

El Rey León es uno de los clásicos de Disney que si naciste en 1990 seguramente viste. Hoy, el remake de esta película -con animaciones que la hacen parecer real-, superó los mil millones de dólares de recaudación, colocándose en el top 3 de películas más taquilleras de la compañía (detrás de Vengadores, Endgame y Aladdin). ¿Una fiel recreación?

No es la primera película, ni tampoco será la última, que Disney vuelve a poner en pantalla. De hecho, en 2012, el Rey León volvió a los cines pero como un remake de la original de 1994, con algunas modificaciones técnicas adaptadas a la época. Hoy, la nueva versión es realmente un cambio respecto de su título original: de dibujos animados a personajes casi reales.

El gigante de la industria del cine para chicos viene haciendo este intento desde hace varios años empezando por Dinosaurio, siguiendo por Mogwli (El libro de la selva) y la más reciente Aladdin. Ahora le llegó el turno a esta historia de 1994 en la que en algún lugar de la selva nace un león heredero del trono. Sus andanzas, después de una batalla por el trono que lo obliga al exilio, desvelan al espectador desde el primer momento.

La crítica sobre esta nueva película animada se encuentra dividida. Algunos la defienden y la consideran la mejor del estilo de las que ha hecho Disney, mientras que otros entienden que el aspecto foto realístico del largometraje no logra que sus protagonistas transmitan sus emociones.

Seguramente la industria cinematográfica continuará avanzando y logrará efectivamente lanzar una película basada en dibujos animados que logre de forma perfecta recrear la realidad. Cuando lo logre, probablemente, nos encontraremos frente a una nueva forma de hacer cine. Quizás incluso un día hasta nos olvidemos de los actores. Quizás no haya más películas con personas reales. O quizás sí.

Lo que es claro es que El Rey León está bastante cerca de parecer una película real. Dejando atrás ya los colores amarillos de sus leones de dibujos animados, por leones reales, Disney sorprende nuevamente. ¿Logró o no su cometido? No es una respuesta que pueda dar alguien de forma generalizada sino la visión de cada espectador. Para algunos lo habrá logrado, para otros no, y seguramente muchos valoran lo realizado pero prefieren quedarse con la película anterior, por el recuerdo de su infancia o de la de sus hijos o nietos.

El mundo de Disney ya no es el mismo porque el público no es el mismo. Observemos entonces atentos los cambios que se vienen sucediendo. Mucho de lo que se está experimentando con películas de dibujos animados puede ser el futuro del cine. Estemos atentos: el telón todavía no ha caído. Continuará.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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