"Macri está empujando al pueblo a la violencia (?) Volvimos a la dictadura, y peor. Hablar de dictadura nos quedamos cortos, les juro que esto es mucho más rápido. Una cosa es una tormenta, que duró seis años, porque esto es un tsunami, que en un año y medio hizo estragos un país hermoso que teníamos", de Hebe de Bonafini el jueves pasado en Plaza de Mayo.

"D'Onofrio dice que hay que quemar a la AFA. Al primero que hay que quemar es a él en una plaza pública", de Raúl Broglia, máximo mandatario de Central en la Radio 2 de Rosario.

Son líderes de dos ámbitos totalmente distintos: del fútbol y de una asociación que vela por los derechos humanos de quienes desaparecieron en la última dictadura militar. Ambos hablaron sin tapujos, ambos incitaron a la violencia. ¿Qué nos queda entonces qué pensar?

Por un lado, Hebe de Bonafini comparó el gobierno nacional actual con una de las épocas más sombrías de nuestra historia. Una comparación que más allá de las diferencias políticas que uno pueda tener sobre la actual dirigencia, no deja de ser exagerada y hasta termina restándole importancia a un suceso tan terrible que justamente la oradora de la frase sufrió en carne propia con la desaparición de su hija.

A su vez, insultó abiertamente a la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, llamándola "hija de puta", "pobre desgraciada", "pobre infeliz" y "chorra". Para terminar llamó a tomar las universidades y los hospitales, cuando en verdad nos encontramos próximos a elecciones legislativas que es el medio elegido para expresar el repudio a un gobierno. Justamente, la democracia indica que es el camino.

Por el otro, el líder de Rosario Central no hizo más que agitar las aguas de la violencia constante que se vive en el fútbol argentino. Para peor, el equipo que preside es justamente uno de los más agresivos del país, donde constantemente se ven enfrentamientos.

No es raro entonces que con declaraciones de este tipo aparezcan después pintadas las paredes de la calle del colegio de los hijos del jugador estrella que se va del equipo canalla a River y por tanto generador de la polémica.

Fueron frases desafortunadas se podría pensar. Pero, ¿no son estas personas, por su influencia social, personalidades que no pueden darse el lujo de cometer estos ataques? Si quienes nos influencian promueven la violencia, es imposible pretender que toda la sociedad no se vaya a las manos. Capaz alguno se retracte. Capaz no lo hagan.

Todos tenemos que trabajar para acabar con la violencia generalizada en la que vivimos. Ahora, es crucial que nuestros líderes tomen esta responsabilidad como una prioridad. Si ellos no lo hacen, estamos simplemente perdidos.

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