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Se trata de un reciente anuncio, al cual ya hemos hecho referencia, según el cual en la víspera de la llegada de los Reyes Magos, estaría funcionando, en dos hectáreas del municipio sanjosesino, donde se comenzaría a construir de inmediato. Una novedad que ya ha dado, da, y seguramente seguirá dando, pie a muchísimos comentarios. Todo ello a juzgar por el número de ellos, que nuestros lectores nos han acercado, que es de suponer que lo seguirán haciendo; y a los que, como es habitual entre nosotros, les hemos dado cabida, con una amplitud que no deja lugar para la censura. Como es bueno prestar atención a las palabras, sino del pueblo -ya que no hace a nuestra manera de ser incurrir en ese tipo de petulancias, sin que ello signifique tampoco la intención alguna, por nuestra parte, de exhibir “diploma alguno de humildad”- al menos de algunos de quienes lo integran, corresponde indicar que la noticia no cayó, entre ellos, de un modo casi invariable, como seguramente era el esperado.

Y que ninguno de ellos pensó en la posibilidad de ocupar los “nuevos cargos” que la obra terminada implica, ni en los potenciales turistas que podían ser acogidos en el mismo ante un ataque de la peste. Es que la mayoría de ellos se limitó, a sustituir loas por una puntualización sensata -de las que solo son explicables entre quienes no conocen los entretelones de la política y del gobierno-, cuál es la de que mejor que pensar en la construcción de un hospital nuevo, hubiera sido ocuparse de las carencias de los que entre nosotros están en funcionamiento; algo que nos lleva, por nuestra parte, a recordar que el mamógrafo del hospital de Colón, hace tres años que permanece sin funcionar, porque no cuenta con las pocas monedas que son necesarias para su reparación.

Sin contar entre esos comentarios, el de uno de nuestros lectores, uno de quien no se animó a dejarlo por escrito, y de allí su llamada verbal “whatsappeada” por la que sugería que esos dos millones de dólares fueran distribuidos de una manera que no explicó, entre todos los damnificados en nuestra comarca por el derrumbe del turismo, en una prueba contundente que en estos tiempos de penuria, la imaginación da para todo.

Es que, como decíamos, los avispados en cuestiones políticas, son conocedores que “a caballo regalado no se le miran los dientes”, tal como enseña -su bien o mal recuerdo, es ya una cosa diferente- un viejo refrán; y que lo que es siempre conveniente es tomar sin preguntar mucho lo que se le ofrece -o de lo que se llega a saber que se está ofreciendo-, ya que en caso contrario siempre habrá otro que hará suyo lo ofrecido, sin mostrar reparo alguno.

De lo que sí estamos ciertos, es que cuestiones como éstas, sirven para confirmar el poco criterio del que da muestras el gobierno, al momento de asignar recursos escasísimos, como es lo que sucede en estos días, en que se ve a quienes mandan empeñados trabajosamente en “rascar el fondo de la olla”.

Por lo demás, no desconocemos el hecho hasta disculpable si las cosas se miran con esa generosa lasitud tan familiar entre nosotros, que el hacerse de este tipo de “trofeos” tiene un efecto, que en principio puede pasar inadvertido, tan solo a los pocos que, a esta altura de los tiempos, si siguen habiendo entre nosotros esas “raras aves”, ingenuas o inocentes en materia política, que parecen ignorar la importancia que tiene el lograr la posibilidad de poder exhibir de esa manera una “prueba de poder”.

Y que en el caso de San José, da cuenta de la nota que cabría considerar positiva, cual es la que se asistiera a una “entente” entre dos líneas que se suponía enfrentadas en una mayor dimensión, del peronismo local, cuales son las encabezadas por el actual intendente de ese municipio, y aquel que fuera derrotado en las elecciones de candidatos a ese cargo -en una puja en el que el vencido mostró una conducta decorosa, que le permitió alcanzar un apoyo importante, entre los que ya no sabemos en la actualidad, si designar como “compañeros” o “militantes”- aunque estamos seguros que se resisten a que se hable de ellos como “correligionarios” a los que se ha visto compartir la “foto” del anuncio, dando una muestra de civismo destacable.

La pregunta es, si habrá algún colonense mal pensado acerca de cómo hicieron Bastián o Jourdán -o ambos en conjunción- para hacerse “en un periquete” de un terreno donde levantar el nuevo hospital; si se tiene en cuenta el largo tiempo en que se lo vio al entonces intendente Rebord, tropezar una y otra vez, hasta el final de su última gestión, en procura de conseguir un inmueble al cual trasladar las lagunas de tratamiento de los residuos cloacales en la ciudad de Colón.

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