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El Central bajó algo las tasas
El Central bajó algo las tasas
El Central bajó algo las tasas
Lo que no muestra la economía sí parecen comenzar a sugerir los mercados

Ayer sucedió algo que pasó inadvertido para la gran mayoría de nosotros que no somos profesionales de las finanzas. El dólar volvió a bajar, el mayorista quedó apenas por debajo de 36 pesos, muy lejos de los casi 42 de hace poco más de un mes atrás, mientras el Banco Central salió a decir que dejaría la tasa a 60% hasta fin de año. Un nivel altísimo por cierto, pero lejos del 72 o 73% de hace algunas semanas y más cerca del 63% que convalidó el mercado ayer mismo. Es que nunca nadie se le hubiera ocurrido pensar, solo un mes atrás, que tendríamos dólar y tasas en baja y en tan poco tiempo.

Claro que estamos bien lejos de vivir en un lecho de rosas, pero lo descrito en el párrafo precedente es una indicación de que la estabilización financiera finalmente parece haber llegado. Cuando eso sucede, por lo general significa que el momento de las expectativas más oscuras y negativas ha llegado. De hecho, esta situación de cierto control en las variables financieras se da en simultaneo con el momento de mayor retracción económica y también del mayor enojo, frustración, y desconfianza de la clase empresarial. Es entendible que el consumidor esté de mal humor, su sueldo corre con desventaja tras la inflación y su trabajo podría estar también en riesgo, pero cuesta entender que gente acostumbrada a tomar riesgos, sabiendo que a veces se gana y otras se pierde,? tenga una posición tan unificada respecto de que no parece haber luz al final del túnel.

Es que los mercados son de adelantarse. Cuando la economía todavía crecía como una locomotora, el mercado cambiario argentino en particular y el financiero en general comenzaban a dar señales de un gran estrés, que desembocarían en una mega devaluación y en el miedo, irracional o no, de que el país entrara en una cesación de pagos. Más allá de lo que puedan decir oficialistas u opositores, la dinámica desatada en ese momento era tan negativa que sin el auxilio del FMI, el que sabemos no goza de buena reputación entre nosotros, seguramente otra hubiera sido la historia. Mucho más triste y mucho más amarga.

Hoy, con la economía en el medio del pantano, los mercados comienzan a enviar ciertas señales, las que por ahora se materializan tímidamente en el mercado de cambios y en los niveles de la tasa de interés. Todavía no se percibe una clara recuperación de los valores de los títulos públicos, entendibles si se considera que a la lista de los acreedores ahora se sumó el Fondo,? y tampoco en el mercado accionario, principal víctima de la tormenta de este año. Quienquiera que haya tenido la fortuna de tener ahorros y la mala suerte de invertirlos en acciones argentinas está hoy un 60 o 70% abajo en lo que va del año en términos de dólares. Esa baja, salvaje, se dio de manera indiscriminada. Tanto el valor de las buenas como de las? malas empresas se contrajo de similar manera, pero si se empieza ahora a percibir un leve interés por aquellas cuyas cotizaciones fueron castigadas injustamente a la luz de los buenos resultados que han venido mostrando aun en este escenario de alta incertidumbre.

No pretende uno con esta perorata pecar de optimista, pero si hay algo de cierto en eso de que los mercados se adelantan -algunos incluso la consideran una máxima dentro del mundo inversor-, podríamos conjeturar que tal vez si haya luz al final del túnel. Son varios los economistas, algunos de renombre y otros no tanto, que sugieren la posibilidad de una recuperación importante para el segundo trimestre del año próximo, y esa indicación es la que parece empieza a corroborarse con algunos de los movimientos de los mercados por estos días.

Claro que este incipiente movimiento debería confirmarse y exhibir una mayor solidez y consistencia de la que hoy nos ofrece. Pero si este fuera el caso, sumado también a una inflación de Noviembre que según mediciones extraoficiales apenas superaría el 2%,? empezaría entonces a tener cierto asidero eso de que la economía podrá salir del fondo del mar entre el segundo y tercer trimestre del 2019, arrancando con una cosecha que hoy se espera prodigiosa. Muchas cosas pueden salir mal mientras tanto, a modo de ejemplo todavía tenemos que atravesar las tan azarosas semanas de diciembre previas a las fiestas, pero si llegamos a lo más tórrido del verano en relativa calma, el gobierno comenzara a respirar más tranquilo y el resto de nosotros tal vez pueda comenzar a abrigar alguna esperanza de que lo peor tal vez ya haya quedado atrás. El paso del tiempo lo dirá, oficialistas y opositores todos con los dedos cruzados y esperando sentencia,? aunque con expectativas diametralmente opuestas.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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