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Me han comentado, que de un tiempo a esta parte me he convertido en un ser necrófilo y procaz, según se dice por ahí. La verdad es que me aterro cuando a alguien se le ocurre hablar de mí, no importa si bien ni mal, dada mi profunda timidez, la que es real, aunque a veces busque disimularla tratando de hacerme el agrandado.

¿Necrófilo, yo? ¿También procaz? No terminé de escuchar esos dos epítetos extraños que me abalancé a buscar un diccionario. Y me encontré con que la necrofilia tiene que ver con un enfermizo amor a la muerte y a los muertos. Y que el procaz es alguien que es un desvergonzado y grosero, en especial en cuestiones vinculadas con el sexo.

Fue entonces cuando me sentí aliviado, porque no soy ni una cosa ni la otra, porque en mi afán de mirar la realidad bien desde arriba me parece no ver cosas groseras y obscenas repetidas hasta el infinito, en un mundo en el que, como mi tío dice, cosa que yo no entiendo demasiado, “parece reinar la cultura de la muerte”. Porque cierto veo que la gente se sigue muriendo y la matan mucho también, pero al mismo tiempo no se me escapa que se pretende vivir como si ella no existiera, sino que lo que pasa es que en algún momento se nos acaba la cuerda, y ya está y qué le vamos a hacer, y a otra cosa.

Es por eso que no sé con qué se van a despachar ahora, después que cuente lo que acabo de leer. Se trata de varias cosas que se entremezclan entre sí.

Una que es algo que sucede en Marruecos de lo que apenas se habla y, sin embargo, condiciona la vida de millones de familias: los exámenes de virginidad. Y otra que no es un problema solo marroquí, ya que por otro lado la Organización Mundial de la Salud, uno de los pocos organismos de ese caletre que no se pasan haciendo la plancha, como se dice, ha iniciado una campaña que me llena de asombro.

Porque no es contra el ébola o el sida, ni contra la tuberculosis y la sífilis, vuelta a ser noticia sino para luchar contra las “pruebas de virginidad” por considerarlas válidamente como “humillantes, dolorosas, traumáticas” y sin ningún valor científico. Porque se acota que “no todos los himen no se desgarran en la primera relación sexual”, señala la feminista Betty Lachgar, portavoz del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales (Mali). “A nosotros vino a vernos una joven en Rabat después de una violación. Visitó un ginecólogo y él dijo que ella era aún virgen. Es imposible de saber. Las pruebas de virginidad son fruto de construcciones sociales, machistas y misóginas”, dijo.

Un informe de no creer, porque señala a una veintena de países donde están documentadas estas pruebas: Afganistán, Brasil, Egipto, India, Indonesia, Irán, Irak, Jamaica, Jordania, Libia, Malawi, Marruecos, los territorios ocupados de Palestina, Sudáfrica, Sri Lanka, Swazilandia, Turquía, Reino Unido y Zimbabue.

Una cuestión, en fin que no tiene ni pie ni cabeza. Porque la realidad es que para empezar no está claro lo que significa ser virgen, si con eso queremos referirnos a las personas que no han tenido sexo, porque, según dice otra vez mi tío, la cosa no es clara porque así como el sexo significa cosas diferentes para personas diferentes, de igual forma la virginidad puede tener distintos significados.

Después de lo cual me apabulló con distintas explicaciones de cosas diferentes, que me parecieron bastante procaces -ven como he entendido la palabra- y lo único que rescaté es que así como existen himen intactos y rotos, existen himen “complacientes”.

La verdad es que el tema no da para más, al menos entre nosotros. Ya nadie se ocupa de eso que mi abuela llamaba “el valor de la castidad”, cuestión a la que le daba tanta importancia. Vivimos en realidad en una sociedad en la que la educación sexual se reduce a enseñar la utilidad que tiene el usar condones. Que por lo visto no tiene demasiado efecto, si es cierto lo que acabo de escuchar por la radio, que en una escuela secundaria de nuestro país, son treinta las chicas que han quedado embarazadas al hilo, empezando por las de primer año y terminando por el último.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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