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A estar a anuncios gubernamentales, aunque tratándose de ellos nunca se sabe, dado que tampoco se sabe cuántos de esos anuncios quedan en la nada, el lunes próximo desde ámbitos oficiales se anunciará que nuevos billetes –con más propiedad habría que decir “los mismos billetes en cuanto a su valor, pero con imágenes distintas de las actuales”- comenzarán a circular oficialmente en nuestro país. De confirmarse el anuncio, nos encontraremos con los nuevos billetes, los que seguirán circulando justamente con los que actualmente lo hacen.

Este flamante dinero en cuyo anverso nos encontraremos con las imágenes de próceres -respetando cuidadosamente la igualdad de género- en lugar de los animales.

En tanto, resulta extraño que esta innovación no haya provocado hasta el momento ninguna polémica, acostumbrados como estamos a “hacer tormentas hasta en un vaso de agua”. Una explicación que cabe considerar plausible respecto a esa extraña indiferencia, la que puede encontrarse haciendo mención al hartazgo social constatable en nuestra población como consecuencia de ver a nuestra dirigencia –la que incluye a nuestros periodistas- y a la misma población, perder tantas veces el tiempo en banalidades, mientras se escurre el bulto al tratamiento de los grandes temas vinculados con nuestra angustiante actualidad, y con un futuro que debemos empeñarnos en ver cargado de esperanzas, capaces de movilizarnos.

Por nuestra parte, nos sentimos obligados a “plantar una pica en Flandes”, preguntándonos en primer lugar cuál es el criterio utilizado y a cargo de quién está la tarea de considerar a una persona como un prócer merecedor de esa distinción la cual, como en seguida se verá, es un asunto harto problemático.

Hay que tener en cuenta que "prócer", de acuerdo al Diccionario de la Lengua, es una persona “ilustre, respetada por sus cualidades y disfruta de especial consideración entre los de su clase o profesión”. Y la planteada no es una cuestión baladí, ya que es de imaginarse la conmoción pública y los debates agitados subsiguientes que provocaría incluir en esa categoría y aplicar su imagen en un billete de papel moneda a Maradona o al Che Guevara Lynch.

Pero ha llegado el momento de introducir en la temática, una cuestión, de aquéllas que no se pueden dejar de tener en cuenta. Cual es en nuestro caso una cuestión de oportunidad, dado que se nos ocurre que no es lo más adecuado efectuar cambios como los señalados, en medio de esta dramática espiral inflacionaria en la que estamos metidos, consecuencia de la cual asistimos a una drástica inutilización de billetes de menor valor y hasta no resulta difícil pronosticar, que dentro de muy poco el único billete utilizable y utilizado será el de mil pesos. Y, ¿después? Es que resulta incomprensible la tozudez de nuestras autoridades en no poner en circulación billetes de mayor valor, política que en su momento pretendió ser explicable, pero hoy resulta imposible la pretensión de intentar a esa inflación ya desmadrada, pero que a este momento en que hasta el mismo gobierno se ha sincerado hasta cierto punto y en ese tono bélico, que acontecimientos actuales han puesto de moda, se lo escucha proclamar “la guerra contra la inflación”.

De allí que, salvo que lo que se pretenda fuera que las impresoras de la Casa de la Moneda sigan trabajando a pleno y contando con el auxilio de su melliza de Brasil, y ampliar el número y ocupación de los vehículos de seguridad encargados de su transporte –precisamente cuando el gasoil empieza a volverse escaso- no existe para seguir en esa terquedad, ninguna explicación.

Y es aquí donde corresponde introducirnos en que la intención de sustituir animales por próceres en el anverso de los nuestros parece ser ese reemplazo. Ello sin entrar en la polémica acerca de cuáles son las imágenes cuyo uso resulta más apropiado. Es que como no se tiene de ello todavía una clara conciencia, gana día a día terreno en nuestra realidad cotidiana, la llamada “cultura de la cancelación”. La cual los estudiosos del tema explican que “es una práctica que ha permeado en todo el mundo y supone silenciar a todo aquello que atente en contra de los valores y del consenso de lo políticamente correcto, de lo ideológicamente aceptado, de lo subjetivamente querido que se plantean en la sociedad”. Algo que de manera más concisa y clara ha explicado la Real Academia Española, la cual en la cuarta entrada correspondiente a la palabra “cancelación” precisa que ella significa “acción de cesar en el uso de los datos personales, mediante su eliminación o borrado físico”.

De donde la puesta en circulación de los flamantes billetes convertiría al actual gobierno, como copartícipe de la inflación, en una “suerte de degollador serial” sino de nuestros próceres, al menos de sus imágenes. Lo que nos lleva a suponer que es mejor seguir degollando animales, aunque lo sea de una manera virtual, y mal que les pueda irritar a las asociaciones ambientalistas, que proceder de esa manera con los próceres.

Por si lo que acabamos de señalar no quedara suficientemente claro, es que recurrimos al siguiente ejemplo. Todavía ha de haber quiénes, trabajosamente, hacen circular el billete de 10 pesos, con la imagen de Manuel Belgrano en su anverso. Y hablamos de lo trabajoso que ello resulta, por cuanto, sino es que de no existir ninguna, son muy pocas las cosas que se pueden adquirir con un billete de ese valor. Quiere decir ello que a los efectos prácticos la utilización de ese billete a sus fines específicos ya pronto dejará de tener valor. Un “cese” en su empleo, que tiene su causa en la inflación que actúa como “degollador” virtual.

Y seguramente hasta el momento que se erradique a la inflación, seguiremos viendo ver caer uno a uno a los billetes de más valor cancelados o degollados, como si fueran esos patitos que en un estand de tiro al blanco se los ve moverse linealmente hasta que caen, uno a uno, por los disparos acertados de un tirador. A modo de moraleja: en tiempos como los que vivimos, existe la enorme posibilidad de que las cosas que habitualmente se hacen mal, se las haga peor todavía.
Fuente: El Entre Ríos

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