En el mismo se contempla una partida presupuestaria de dos millones doscientos mil pesos anuales a abonar al eventual adjudicatario. Al mismo tiempo que se indica que el monitoreo incluye a los principales diarios, canales y radios de la provincia y abarca desde entrevistas hasta llamados de oyentes.
Todo ello de prever, pero el funcionamiento del operativo contempla además un sistema de “alertas telefónicas” ante la emisión de una información considerada de interés. Demás está señalar que la licitación a la que aludimos se efectúa dentro del ámbito del Ministerio de Cultura y Comunicación de la provincia.
En los anexos al pliego se explica que contar con un servicio de este tipo tiende a ayudar a entender todo lo concerniente a la formulación, ejecución y control de la política de comunicación, a fin de proyectar la imagen institucional del gobierno en el ámbito externo e interno. O lo que es lo mismo, para decirlo en términos menos alambicados y por ende comprensibles por todos, conocer “lo que dice la calle”, valiéndose de ese monitoreo y de manera de poder afinar la “construcción de la imagen” con la que el gobierno se presenta a los entrerrianos.
Como detalle casi anecdótico, cabría señalar que se contempla el monitoreo de radios AM de la provincia (LT 14, LT 15, LT 39, LT 27, LT 41, LRH 200) y las FM Máxima de Gualeguaychú, Municipal de Concordia y las paranaenses Litoral, La Voz, De la Plaza y Costa del Paraná. El horario a monitorear está comprendido entre las 6 y las 12, excepto Litoral, a la que se suma el segmento de las 17 a las 19.
Asimismo, los canales de televisión señalados son el 11 y el 9 de Paraná en distintas franjas horarias y los informativos de los canales 2 de Concordia y 2 de Gualeguaychú. Por su parte, los medios gráficos monitoreados tanto en versión papel como web incluidos en el anexo son El Sol y El Heraldo de Concordia, El Argentino y El Día de Gualeguaychú, La Calle de Concepción del Uruguay, Gualeguay al Día, Chajarí al Día, El Observador de Crespo, Paralelo 32 y El Diario y Uno de Paraná.
Impuestos de esa decisión, no podemos dejar antes que nada expresada la molestia que la misma nos causa. Ya que viene a hablarnos de la aparente ineptitud del ministerio del ramo -al que por otra parte es, al menos, cuestionable que se le pueda asignar esa categoría- a la vez que de esa manera se lleva a cabo un desaconsejable connubio entre “comunicación” y “cultura”, ya que nos cuesta considerar que con el personal con el que suponemos en abundancia cuentan, no se esté en condiciones de cumplir una labor cuya realización se viene a contratar.
Un reparo sobreañadido a esa molestia tiene que ver con que al plantearse las cosas de esa manera se puede llegar a entender que el gobierno carece de todo canal con el que interactuar con la población, a la vez que puede malinterpretarse que desde las esferas del poder no solo se confunde “gobernar” con “exhibir una imagen”, y se da además la impresión de que esa construcción de imagen puede terminar en la elaboración de otro “relato”.
Algo respecto a lo cual tenemos una penosa experiencia, que suponemos nos ha vacunado frente a los intentos de prestar atención a los espejitos y globitos de colores.
