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El parecido de Massa con Thelma y Louise
El parecido de Massa con Thelma y Louise
El parecido de Massa con Thelma y Louise
El precio de los bonos Argentinos cayó 8% esta semana, y su prima de riesgo se ubicó 23 puntos porcentuales por encima del rendimiento de un bono del Tesoro estadounidense. El mercado dice con claridad que la probabilidad de que Argentina cumpla con sus compromisos es baja.

No es la primera vez que la prima de riesgo de los bonos argentinos está en estos niveles, pero esta vez la novedad provino de la aceleración en el proceso de deterioro. Es cierto que las decisiones del Comité de Política Monetaria en los EE.UU. afectaron a los bonos de todo el mundo, pero más cierto aún es que las decisiones de política económica del ministro Massa fueron las mayores culpables de la caída de los bonos argentinos.

En cierta forma, podría decirse que el ministro Massa ha sido pasado a retiro por el candidato Massa, que, ni bien confirmó la llegada de los fondos del FMI, se lanzó a una aventura de derroche fiscal que parece una burla al acuerdo y que en nada contribuye a que el mercado financiero recupere la confianza en los bonos argentinos.

La realidad no está jugando a favor de la candidatura de Massa. El 12,4% de inflación, el PBI cayendo 4,9% en el segundo trimestre, una balanza comercial que fue negativa por sexto mes consecutivo, y la brecha cambiaria en más de 110%, son indicadores de que la economía no está en equilibrio.

La inflación y la brecha cambiaria son las dos variables que más preocupan al candidato Massa. La inflación afecta el poder de compra justo cuando el éxito de su candidatura depende de que las personas sientan que están bien. La brecha cambiaria tiene el efecto psicológico de ser un termómetro del estado de las cosas que tienen esas mismas personas.

El Ministro no tiene soluciones sólidas para los problemas que se le presentan en estos dos frentes. Pero eso no le impide recurrir a artilugios transitorios con los que aspira a mantenerlas domadas hasta el 22 de octubre o, de ser necesario, hasta después del balotaje.

Para compensar el efecto negativo de la inflación, Massa viene recurriendo a una batería de medidas fiscales expansivas: el aumento de la base imponible del Impuesto a las Ganancias, la devolución del IVA a las compras con tarjeta de débito, el otorgamiento de bonos a jubilados y asalariados y la eliminación de retenciones a las exportaciones lácteas, entre otras. Medidas que reducen la recaudación y aumentan el gasto y que, combinadas, engrosan el déficit fiscal en alrededor de 1% del PBI.

Para evitar que se dispare la brecha cambiaria, usa los dólares que acumula con el cierre de la canilla de las importaciones para intervenir en el mercado paralelo. Como no le alcanza, inventó un nuevo dólar-soja, con la novedad de que permitió liquidar el 25% de lo exportado en el mercado paralelo, para aumentar la oferta en ese mercado.

¿Y el acuerdo con el FMI? Bien, gracias, dice el Ministro. En diciembre lo vemos. Si el truco no sale, el FMI será un problema de los ganadores. Es inútil buscar racionalidad económica en lo que hace Massa: al candidato sólo le importa la política, y puso al ministro en un cajón.

El mercado financiero entiende que es inexorable un nuevo salto del tipo de cambio, y que es igualmente inexorable el salto hacia un aún mayor nivel de inflación. No sabe si será el 23 de octubre, el 20 de noviembre o el 10 de diciembre. Pero que se viene, se viene. En redes sociales y medios de comunicación aparecen debates sobre temas como el Plan Bonex o la hiperinflación. No es por temor a lo incierto que pueda venir, sino por la certeza respecto de lo que está haciendo Massa. No sorprende que, en este estado de ánimo, caiga el precio de los bonos.

En la escena final de Thelma y Louise, las protagonistas, acorraladas por la policía tras haber cometido un crimen, eligen no entregarse y, en cambio, acelerar y lanzarse a un precipicio. Esa misma decisión, más o menos, es la que Massa tomó por todos nosotros.
Fuente: El Entre Ríos

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