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Dr. Luis Camera, asesor presidencial
Dr. Luis Camera, asesor presidencial
Dr. Luis Camera, asesor presidencial
Luis Camera es médico y forma parte del comité de infectólogos que asesoran al presidente Alberto Fernández. Como casi todos ellos, durante todos estos meses de cuarentena el doctor Camera se mostró partidario de una política de confinamiento dura e inflexible, incluso llegó al extremo de tener expresiones públicas poco felices cuando se refirió a la situación de los corredores en la ciudad de Buenos Aires, una polémica que despertó grandes pasiones en ese distrito.

Habituado ya a las posiciones duras de este profesional, me causó sorpresa más temprano esta semana escucharlo de que ahora nos estamos dirigiendo hacia una nueva normalidad. Como quién dice, el doctor Camera tuvo su momento Eureka, y se dio cuenta -alega le sucedió por estar atento a la experiencia de los rebrotes y las nuevas prácticas sociales y sanitarias en Europa- que sin vacuna a la vista vamos a tener que aprender a convivir con la covid-19 rondando entre nosotros por un buen tiempo.

Más vale tarde que nunca dirá alguno, pero la realidad es que esta situación de nueva normalidad, y sin vacuna a la vista, era algo que se venía percibiendo no desde ahora sino desde los primeros días de nuestra cuarentena. Y una vez que la efectividad decreciente de esa misma cuarentena ya había quedado en evidencia, la urgencia de ajustarnos rápidamente a esa nueva normalidad ameritaba plantarnos de una manera más inteligente y efectiva frente al flagelo. Nada de eso se escuchó de boca de los infectólogos entonces al respecto. De ahí también la agradable sorpresa de ver a este doctor cambiar de opinión sin ponerse colorado. A veces eso es una buena noticia.

Otra indicación de que los tiempos y las urgencias están cambiando es la continua mención en los medios y entre nuestros políticos de la post-pandemia. Otro error. Nace tal vez de la falsa concepción de mezclar y entreverar permanentemente los términos pandemia y cuarentena. Como dije más arriba, hasta que no haya vacuna, y eso parece va a ser por un buen rato, seguiremos inmersos en la pandemia. Eso podría ser seis meses, un año, dos, quién lo sabe. En cambio, de lo que sí está bien que hablemos, y deberíamos haberlo hecho desde el primer día, es de la post-cuarentena. Aunque la pandemia no se vaya, la cuarentena sí debería hacerlo, o en todo caso hacerse más flexible como para permitirle a muchos de nosotros volver a su vida normal.

A los golpes, prueba y error mediante, el mundo entero está tratando de arribar a esa nueva normalidad de la que hablamos. En el medio del colapso económico que estamos viviendo, que es mucho más grave del que nuestros políticos creen y nos quieren hacer creer, y considerando que en dos meses tendremos otra vez un tiempo más agradable -algo que sería de marginal ayuda, pero ayuda al fin-, es tiempo de imaginarnos el día después. Ese día después implica que, con otras costumbres y hábitos, la gran mayoría de nosotros deberá volver a su actividad habitual. Y el miedo, nuestros mayores, y todos los que consideremos grupos de riesgo, deberán quedarse en casa.
Fuente: El Entre Ríos

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