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Morales, presidente de Guatemala
Morales, presidente de Guatemala
Morales, presidente de Guatemala
América Latina y el deterioro de la república democrática

De lo que pasa en Guatemala sabemos muy poco, porque nunca nos “hemos sentido cerca” de los guatemaltecos. De allí que no debamos sorprendernos de que no haya tenido trascendencia alguna entre nosotros que allí se haya producido, hace de esto muy poco, lo que una de las juristas más prestigiosas de nuestro continente considera, ni más ni menos, que un “golpe de estado técnico”.

Dando de esa manera paso a lo que parece una nueva forma de golpe de estado, que muestra un lejanísimo parecido con nuestros conocidos golpes de estado militares y con el golpe de estado sedicentemente “institucional” como el que llevó al poder a José María Guido, luego de la “destitución” de Arturo Frondizi del cargo de Presidente de la Nación –el que cumplió con su promesa de “no renunciar ni de suicidarse” ante la profecía cumplida que sería desplazado- en lo que fue un verdadero “quiebre histórico” de consecuencias imposibles de mensurar.

Tampoco con los del tipo “asonada popular/institucional” que sufriera Fernando de la Rúa y que hiciera vivir con los tres presidentes que se sucedieron en un número casi igual de días, una situación parecida a la que la provincia de Buenos Aires viviera el 20 de junio de 1820 con la presencia simultánea de tres gobernadores, mal llamados de esa manera, dada esa circunstancia.

El presidente guatemalteco, a cuya situación de su gobierno aquí nos referimos, es un señor que responde al nombre de Jimmy Morales, un cómico sin otra credencial que ser ajeno a los grupos políticos tradicionales, el que por supuesto no ha sido desplazado de su cargo, sino que no tiene ningún interés ni ganas de dejarlo.

Lo que ha sucedido es que Morales ha decidido no acatar la orden de la Corte Constitucional que le obliga a permitir el regreso del Encargado de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), un jurista colombiano, a ese país.

Es que en los ámbitos judiciales guatemaltecos se considera que CICIG es un modelo "exitoso" que ha logrado desmontar algunas de las corruptas estructuras políticas, militares y empresariales que operaban dentro del Estado. Al respecto debe señalarse que la presencia de esa Comisión permitió, según el relato periodístico “lograr sentar en el banquillo a decenas de personas que parecían intocables. Dentro este ramillete estaban, entre otros, los expresidentes Otto Pérez Molina (2012-2015), encarcelado por el caso La Línea, y Álvaro Colom (2008-2012), implicado en el caso Transurbano. Y en la actualidad está investigando el escándalo de financiación ilegal de la campaña del hoy presidente Morales, que tan nervioso ha puesto al mandatario.

En realidad tiene motivos para estarlo ya que las sospechas de corrupción sobre Morales han rodeado también a su entorno más cercano: su hijo y su hermano también fueron juzgados el año pasado por fraude fiscal.

No puede a la vez dejarse de remarcar, según lo hace otra fuente informativa que “en los últimos cinco años, la CICIG ha desarticulado más de sesenta grupos criminales -muchos de ellos, con vínculos con el propio Gobierno guatemalteco- y 680 personas han sido procesadas por corrupción y otros delitos relacionados. Su trabajo ha sido ampliamente reconocido por la población y las encuestas revelan que un 70% de los guatemaltecos aprueba el trabajo de la CICIG y su permanencia en el país.

A la vez otra noticia, que llega esta vez del Perú, da cuenta que “de madrugada y en la comisión permanente, la mayoría fujimorista en el Congreso peruano, Fuerza Popular, ha blindado este viernes con 18 votos a favor al magistrado de mayor jerarquía investigado por la red de corrupción que ha carcomido el sistema de justicia del país latinoamericano: el juez supremo César Hinostroza”. La oposición al Gobierno de Martín Vizcarra exonera así al juez del cargo de pertenencia a la organización criminal Cuellos blancos del puerto, una potente trama corrupta que ha sacudido los cimientos de las instituciones peruanas en los últimos meses. Tras esta decisión del poder legislativo, la Fiscalía no podrá continuar las pesquisas al juez, señalado como supuesto líder de la banda.

La situación del presidente Temer en Brasil no es muy distinta, ya que el nombrado tiene varios procesos penales abiertos, los que se encuentran paralizados a la espera de que el mismo complete su mandato, ya que el actual Congreso –entre cuyos integrantes es escasísimo, el número que está en condiciones de “tirar la primera piedra”- ha frenado las posibilidades de su juzgamiento.

Todo lo cual vienen a mostrarnos hasta qué punto llega en América Latina el deterioro de la república democrática, como consecuencia de las distorsiones cada vez más notorias en inmunidades y fueros constitucionales, que previstos para preservar la independencia funcional de los integrantes de los tres poderes del estado, se han transformado en herramientas con las que se cavan cuevas o bóvedas, o se levantan trincheras para defender a gobernantes venales, cuando no ladrones.

De cualquier manera en estos casos, la posibilidad de avanzar en dirección a una institucionalización, sino plena al menos mejorada, es mucho más difícil que la que se da en aquellos país en las que se asiste a un entremezclamiento tan extremo de los mecanismos y factores del poder, que se lo podría describir en forma gráfica como un “gran mazacote”.

En estos casos –que son el de Venezuela y el de Nicaragua, que se citan como ejemplo dado que no son los únicos- hace mucho tiempo que las inmunidades y fueros han dejado de existir, y tienen menos valor que una mera hoja de papel, dado lo cual el “blindaje” –para emplear una palabra de moda- no se encuentra en aquéllos, sino que tienen como escudo el “principio de no intervención” de uno o varios estados en los asuntos internos de otro, de clara raigambre en el derecho internacional, y cuya falta de respeto, ha llevado a volverlo más aun, a un mundo de por sí caótico.

Todo ello con el agravante en ese caso, de que extremar las sanciones económicas por parte de terceros países, casi con seguridad vuelve doble el sufrimiento insoportable de los pueblos, que ya están castigados hasta extremos inimaginables por quienes al estar enseñoreados en el poder se creen sus dueños eternos.

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