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La novela de la reclasificación de Argentina como mercado emergente fue una muestra más de la desinformación a la que nos vamos acostumbrando

A pesar de que en cada comunicado de prensa MSCI hace explícitos los criterios que determinan la inclusión o exclusión de un mercado accionario de los índices que elabora, los días previos a la decisión que nos devolvió a la categoría de mercado emergente estuvo plagado de opiniones que no tomaron dichos criterios en consideración. Peor aún, estuvo minado de supuestas noticias que a la postre resultaron falsas.

El criterio de inclusión en cada índice contempla factores objetivos y subjetivos, que parte de la prensa se negó a ver. Entre las primeras, existen, por un lado, medidas propias del mercado, como la cantidad, tamaño y liquidez de las empresas cotizantes, que determina cuáles son elegibles para constituir el índice. Argentina siempre cumplió con estos requisitos.

Por otro lado, hay requisitos de política económica: la capacidad con que cuentan los inversores para comprar y vender acciones y para entrar y sacar su dinero del país en cuestión. Accesibilidad es el término con que los comunicados de prensa de MSCI se refieren a estos asuntos.

Cuando Argentina introdujo controles al flujo de capital y restricciones a las transacciones en moneda extranjera, dañó la accesibilidad al mercado accionario argentino para los extranjeros. Por eso Argentina dejó de ser emergente en 2009. Los cambios introducidos por la administración de Mauricio Macri a partir de diciembre de 2015 eliminaron esencialmente todas las restricciones para las transacciones en moneda extranjera y para el flujo internacional de capitales.

Con ello, MSCI inició el proceso de reclasificación de las acciones argentinas. Un proceso que incluye dos etapas: una consulta con los mayores fondos institucionales del globo y un proceso de decisión propio de MSCI.

Aquí entra a tallar la subjetividad. Cuando en 2017 MSCI pospuso la reclasificación a las acciones argentinas, destacaba que era preferible esperar para estar seguro de que los cambios serían irreversibles. Incluso ahora, cuando la reclasificación fue decidida con efecto en mayo de 2019, el comunicado advirtió que la decisión podría ser revisada si las condiciones de accesibilidad se vieran restringidas antes de esa fecha.

Con todo, la decisión está tomada. ¿Cuál puede ser su impacto? Es difícil medirlo con precisión. La cuenta fácil es la que dice que, a los precios actuales, si todos los fondos que siguen el índice MSCI compraran la proporción que Argentina tendrá en el índice (se estima que será de 0,4%), el flujo de compra ascendería a unos US$3300 millones.

Pero no todos los fondos replican exactamente el índice. La mayoría puede optar si comprar en proporción a la participación argentina en el índice, o si comprar más o menos que dicha proporción. Además, habrá que considerar que aquellos fondos (más pequeños) que se guían por el índice de mercados de frontera, donde Argentina ponderaba más de 19%, se verán forzados a vender.

Si la decisión sigue parámetros objetivos y subjetivos, ¿qué urgencia había para generar una falsa noticia basada en otras razones? Con misericordia se podría calificar a tales falsas noticias de osadas; con menos misericordia, de perversas, pues generaron ganancias y pérdidas en los mercados de capitales; con cinismo, cabría incluso suponer que buscaron generar esas ganancias y pérdidas adrede, en beneficio propio.

Cuando la decisión fue contraria a lo que pregonaba la falsa noticia, se sugirió que el error se debía a una operación del Gobierno. Es que en Argentina, cuesta concebir que no haya manos oscuras detrás de este tipo de decisiones. A nadie se le ocurre que la reputación sea un elemento vital para empresas como MSCI. Los cambios en sus índices provocan ganancias y pérdidas millonarias en los mercados, y las consecuencias de una filtración serían devastadoras para la credibilidad de la empresa.

Acostumbrados como estamos a las manos negras y los negociados, inventamos rumores, fuentes y noticias que no existen en la realidad. Quizás porque preferimos no ver esa realidad. Comparar los resultados entre hacer las cosas como corresponde o hacerlas a la argentina se nos podría hacer insoportable. Argentina será a partir de 2019 un mercado emergente, aunque su forma de ser la mantenga en un perpetuo estado de emergencia.
Fuente: El Entre Ríos

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