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Ya sabemos que no leemos los diarios para encontrar buenas noticias. Borges decía que los leíamos para el olvido, pero hoy día hay muchas noticias que no nos resignamos a olvidar. Sobre todo, en mi caso, aquellas que muestran el retorno de figuras y problemas que ya creíamos superados y enterrados. Vivimos en una sociedad sin finales, como en las series televisivas, que se alargan durante años y ahora con las precuelas retroceden otro tanto. Es que los finales los afrontamos muy solos, en realidad "solo es mi final" pero el pasado sigue con regresos, no iguales pero similares o peores.

Días atrás, un matutino de Buenos Aires me sacudió con una noticia que no creo haya tenido la repercusión pública que merecía, ni la severa sanción que esperaba, más en esta época que se alardea de derechos humanos a toda hora.

Es lo que ocurre con los médicos cubanos, unos 8 mil, que trabajaban en rincones salvajes y deduzco que miserables de Brasil, que sin duda necesitan médicos y muchas otras cosas.

A falta de vacas, o caña de azúcar o petróleo, la revolución cubana se dedicó a exportar médicos. En los últimos 50 años, 250.000 médicos cubanos trabajaron en el exterior, algunos en misiones cortas, ante catástrofes, otros en períodos prolongados, como en Brasil. Se me dirá que un país exporta lo que puede. Pero ello puede depender que es lo que ocurre con la materia exportable: las vacas serán comidas y el petróleo quemado, pero ¿qué pasa con los médicos quienes, aunque a veces no lo parezcan, son seres humanos?

Los médicos enviados a las áreas desfavorecidas llegan después de un contrato entre Brasil y Cuba, convenio en el que interviene la OPS (Organización Panamericana de la Salud), una rama de la Organización Mundial de la Salud que depende de las Naciones Unidas. En los últimos años, Brasil habría pagado U$A 1.500 millones a la OPS de los cuales 1.300 millones fueron a Cuba, que habría destinado solo 125 millones para los sueldos de los médicos cubanos que trabajan en Brasil. El resto queda en las arcas del Estado. Los médicos recibían su sueldo no de Brasil sino de Cuba, y era de U$A 760, mucho mayor que el de sus colegas que permanecen en la isla, los contratos son de ocho años y no pueden llevar consigo a su familia.

Los U$A 200 millones que se pierden entre Brasil y Cuba quedan para la OPS como honorarios “de gestión”. Otra forma de expresar el desequilibrio o la estafa sería que Brasil paga a Cuba una 3.000 dólares mensuales por cada médico, pero a manos del profesional llegan solo U$A 760 contra los U$A 30 dólares mensuales que cobraría en la isla. Todo esto hace que la exportación de médicos significa para Cuba la tercera fuente de ingresos, después del turismo, las remesas (las sumas que los cubanos en el exterior transfieren a sus familiares en la isla) y el tabaco.

Al gobierno venezolano, Cuba le cobra 10 mil dólares mensuales por cada médico, quien a su vez recibe un salario que ronda 1.000.0000 de bolívares mensuales, lo que parece, según las noticias, una muy pequeña suma para vivir en Venezuela, además dicen que parte del contingente cubano ha caído en manos del hampa o son usados por el gobierno como rompe huelgas de personal sanitario. Es probable que los pagos a Cuba se hagan con petróleo subsidiado.

En Brasil, el flamante Bolsonaro no está dispuesto a seguir con ese contrato con la revolucionaria isla. Ve en él solo un pretexto para financiar la dictadura. Quiere un contrato directo con los profesionales, pagarles directamente el salario, revalidar los títulos, reagrupación familiar de los exiliados, asilo a los que no quieran regresar. Muchos de los médicos se niegan a regresar y un grupo demandará a la Posen Washington, por lucrar a costa de trabajo esclavo, aduciendo además que no realizan supervisión alguna del programa. El gobierno cubano no aceptó la propuesta de Bolsonaro y dio por terminado el convenio. Algunos decidieron quedarse en Brasil, otros regresar, en parte porque tenían a sus familias cautivas en la isla. Los que regresan encuentran un conmovedor saludo “Apóstoles de la Revolución Cubana”. Más que médicos. Nuestro homenaje a los hombres y mujeres que hicieron historia en el Brasil”. Conocida retórica. Cierto: historia de sacrificio en Brasil y mucho dinero a las arcas cubanas.

Aclaremos que los estudios de medicina en Cuba son gratuitos, y que puede ser lógico que el Estado quiera recuperar parte o todo de lo que invirtió para ello, pero debe haber modos más dignos.

¿Y por casa? Parece ser que las provincias de La Pampa y Chaco quieren contratar médicos cubanos. Esto en un país con un número probablemente excesivo de médicos. Si estos no elijen zonas alejadas es porque no les ofrecen una estructura básica adecuada, una carrera profesional, medios de comunicación rápidos con centros de mayor complejidad para consultas y rotaciones en esos centros. Leí un comunicado del Colegio Médico de la provincia de Buenos Aires que advierte que no hay convenio de homologación de títulos entre la Argentina y Cuba. También señalaba que la falta de una infraestructura decorosa, hacía para los médicos poco atractivos esos destinos. El comunicado, que encontré en internet, no tiene fecha.

Por otra parte, los pacientes argentinos mutualizados, con alguna prepaga o PAMI como cobertura, vemos una progresiva asimilación a nuestro sistema de salud de médicos y personal paramédico de nacionalidad colombiana, venezolana y otros países de América Latina, que muestran una cortesía en el trato que no es habitual entre nosotros. ¿Cuál es el destino, que hace el gran número de médicos que se gradúan en universidades argentinas? Muchos han de caer en instituciones "gerenciadas" en las que dueños e intermediarios tomarán la parte del león. La selva puede estar aquí.

No he leído ninguna declaración de repulsa sobre lo ocurrido con los médicos cubanos, y más que ello, con el sistema que puede generalizarse, de parte de autoridades oficiales, facultades de medicina, comités de ética, asociaciones de derechos humanos. En última instancia, ¿podremos exportar médicos, o ya lo estamos haciendo?

Quiero dejar claro que la medicina cubana ha tenido triunfos muy significativos. Su tasa de mortalidad infantil es menor que la de muchos países desarrollados, la esperanza de vida ronda los 80 años, y tienen un excelente primer nivel de atención médica, que nosotros extrañamos, así como un excelente índice de alfabetización (espero que no ocurra como entre nosotros que tenemos un enorme número de analfabetos funcionales). Y extrañaremos, si nuestra calidad de primer nivel a atención médica continúa como ahora.

Y no puedo dejar de preguntarme: ¿es solo con una revolución que se logra esa buena asistencia médica? Lamentable.

PD: gran parte de la información surge de los artículos de Andrés Oppenheimer en La Nación de Buenos Aires 04/12/2018, y de varias páginas en internet "Médicos Cubanos".
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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