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No sólo el dinero hace a la felicidad o al voto, según un estudio de la ONU

El Índice Global de Felicidad (“IGF”), una publicación anual de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU, se construye a partir de una encuesta que Gallup conduce en 157 países. El primer IGF se construyó con datos recogidos entre 2005 y 2011. Desde entonces, la publicación se realiza en forma anual.

El IGF se elabora a partir de tres medidas: 1) la evaluación subjetiva de bienestar que tienen los encuestados; 2) las emociones positivas (medidas según la frecuencia de alegría, risa y disfrute durante el día anterior a la encuesta); y 3) las emociones negativas (medidas según la frecuencia de angustia, tristeza y enojo durante el día anterior).

El ranking se elabora a partir de preguntas sobre seis factores: ingresos, esperanza de vida, apoyo social (“¿puede contar con familiares y amigos que lo ayuden si está en problemas?”), generosidad (“¿ha hecho alguna donación el último mes?”), percepción de corrupción (pública y privada) y libertad de elegir (“¿puede usted elegir qué hacer con su vida?”).

Al tope del IGF figuran los países nórdicos (Finlandia, Dinamarca, Noruega, Islandia y Suecia ocupan 5 de los primeros 7 puestos), y otros países del norte de Europa, más Canadá, Nueva Zelanda y Australia. Estados Unidos aparece en el puesto 19 y la otra superpotencia, China, en el puesto 93. En el fondo de la tabla aparecen varios países africanos y países pequeños del sudeste asiático.

Abundan las notas de opinión en las que se vinculan las chances de Macri a que la economía se recupere

¿Argentina? Está en un relativamente decoroso puesto 47, por debajo del puesto 30 que ocupó en el trienio 2012-2014. La ayudan su calificación elevada en la percepción sobre apoyo social y su esperanza de vida, que compensan su floja nota en corrupción y generosidad.

Elaborar un ranking de felicidad suena un poco tirado de los pelos. Sin embargo, la uniformidad de la encuesta para todos los países y los 15 años de datos son útiles para medir valores relativos entre pares y contra la propia historia.

La idea de que los gobernantes deberían preocuparse menos por maximizar el tamaño del PBI y más por el bienestar no es novedosa ni tiene al trasnochado “Ministerio de la Felicidad” de Nicolás Maduro como su único exponente.

En 2008, el gobierno francés armó la comisión Stiglitz-Sen-Fitoussi para crear nuevas cuentas nacionales que sólo estimaran el PBI en base a la producción de bienes y servicios, sino que incluyeran factores tales como el estado del medioambiente y la calidad de vida en los cálculos. En 2010, el premier inglés David Cameron promovió un “índice del bienestar” para medir la felicidad y el progreso social de la sociedad. Y, este año, el gobierno de Nueva Zelanda creó un “presupuesto del bienestar” según el cual la salud y la satisfacción personal guiarán algunos gastos presupuestarios.

El IGF pone en duda la inmutabilidad de ese vínculo entre PBI y probabilidad de reelección

La felicidad no importa a la política por motivos altruistas, sino porque influye sobre el voto. El IGF de 2019 incluye un capítulo completo a la relación entre felicidad y política, concluyendo que el bienestar personal subjetivo es más relevante que la economía para explicar el voto; la gente feliz está más interesada en participar en política (o votar) y es más propensa a reelegir a sus gobernantes.

Mucho del análisis político tradicional se enfoca sobre la relación entre re-elección y crecimiento del PBI, pero poco sobre la relación entre re-elección y otras medidas más comprensivas de bienestar. Estudios paralelos al IGF demuestran que incluso el estado de ánimo durante el día de una elección puede alterar el voto. Un accidente, un resultado deportivo, o hasta una lluvia pueden resultar determinantes.

Los encuestadores locales reconocen que casi el 20% de los votantes decide su voto el día de la elección. Lo cual agrega más dudas sobre las encuestas, y mantiene en vilo un futuro que queda claro difícil de pronosticar y cuyo resultado parece tener menos razonabilidad de la que los políticos ven en las urnas.

Abundan las notas de opinión en las que se vinculan las chances de Macri a que la economía se recupere. El IGF pone en duda la inmutabilidad de ese vínculo entre PBI y probabilidad de reelección. Quizás, más que la estabilidad del dólar, lo que dicha estabilidad genera es que la bronca que tumbó a Macri 10 puntos en las encuestas hace unos meses se fuera diluyendo. Y también porque, pese a esos vaivenes para las PASO, los pronósticos para un eventual balotaje fueran siempre el mismo empate que hoy persiste.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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