Argentina está en una situación inmejorable para beneficiarse por la explosión de demanda de litio que supone el auge de los autos eléctricos.

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Vista exterior de la planta de carbonato de litio de Sales de Jujuy Agrandar imagen
Vista exterior de la planta de carbonato de litio de Sales de Jujuy
En un remoto lugar de Jujuy, a más de 4000 metros de altura y a apenas 68 kilómetros del Paso de Jama, la frontera con Chile, varias empresas explotan lo que podría constituir una enorme oportunidad para nuestro país.

Esa parte de nuestra geografía forma parte del cada vez más conocido "Triángulo del litio", una región que comprende al norte de Chile, el oeste de Bolivia y las provincias de Catamarca, Salta y Jujuy, en Argentina, donde se encuentra entre el 70 y el 75% de las reservas mundiales de ese metal blando con alto potencial electropositivo.

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Vista de las piletas de evaporación de Sales de Jujuy Agrandar imagen
Vista de las piletas de evaporación de Sales de Jujuy
El litio no constituye, en sí mismo, una novedad, pues desde hace muchos años que el carbonato de litio es utilizado en la fabricación de cerámicos, vidrio, cemento y aluminio, y está en la lista de "medicinas esenciales" de la Organización Mundial de la Salud por su uso en el tratamiento del trastorno bipolar.

Sin embargo, ha sido el advenimiento de los autos eléctricos lo que provocó una explosión de la demanda. Si bien ya estaba presente en las baterías de los teléfonos celulares, la confirmación de que los autos eléctricos pasarán en pocos años a dominar el mercado automotor ha hecho que el precio del litio se duplicara en el último año.

Se estima que en 2030 se venderán más de 20 millones de autos eléctricos en el mundo, una crecimiento exponencial respecto de los 500 mil vendidos en 2015.

La sueca Volvo anunció que a partir de 2019 sólo fabricará autos eléctricos. En China se espera que en 2025 al menos el 20% de los autos sean eléctricos, mientras que Francia e Inglaterra pronostican que en 2040 todos autos serán de este tipo. La cuestión es que, con la tecnología actual, dice el investigador del Conicet Ernesto Calvo, la batería de un auto eléctrico requiere 5kg de carbonato de litio, lo mismo que se necesita para hacer funcionar unos 17000 teléfonos celulares.

Y esto es sólo el comienzo: hay potencial para desarrollar baterías que almacenen energía proveniente de fuentes renovables, como la solar o la eólica.

Es así que se pronostica que el mercado global de carbonato de litio, que en 2017 será de unas 200 mil toneladas, se triplique para 2025. Este año, nuestro país producirá unas 30 mil toneladas (un 15% de la producción mundial). Con los proyectos en desarrollo, se espera que en cinco años produzca unas 200 mil toneladas (más de 30% de la producción global). A los precios actuales, ello significará ventas por unos 2500 millones de dólares anuales.

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Carbonato de litio, listo para ser exportado Agrandar imagen
Carbonato de litio, listo para ser exportado
¿Cuál es la ventaja estratégica de la que goza Argentina? Hoy existen tres fuentes de extracción de litio: salares, mineral de rocas duras, o arcillas. La extracción de litio a partir de la salmuera de los salares tiene un costo de extracción de alrededor de la mitad de lo que cuesta extraer litio de rocas y de un tercio lo que costaría extraerlo de arcillas. Es decir, la explotación en el "Triángulo del litio" sería rentable aún si los precios bajaran, algo que nadie pronostica.

Se ha generado una gran excitación a partir de la confirmación de que los autos eléctricos han llegado para quedarse. Algunos estudiosos del tema sugieren que el "Triángulo del litio" podría convertirse en el nuevo Medio Oriente. Una aseveración que cabe tomar con pinzas, pero que de todas formas genera una expectativa muy optimista para Argentina.

Lo interesante es que el Gobierno Nacional, los gobernadores e intendentes, los inversores que aportan el capital, y las comunidades nativas de las regiones en que se explota el litio parecen haber encontrado puntos de encuentro en una mirada estratégica que permiten que este potencial sea una realidad en marcha. Con distintos grado de avance, los proyectos encarados suponen varios miles de millones de dólares de inversión para los próximos cinco años.

La explotación de litio de salares es relativamente poco invasiva con el medio ambiente, no genera desechos tóxicos, y ofrece una oportunidad de desarrollo local: el 80% de los puestos de trabajo que se crean son ocupados por pobladores de las provincias en cuestión.

Estamos en lo que, vista nuestra historia, representa un curioso caso de alineación estratégica que genera ganancias para todos los interesados. Sólo cabe desear que la política no meta la cola para arruinar lo que en el resto del mundo nadie duda en considerar una oportunidad única para Argentina.

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