“…El hambre es el primero de los conocimientos:
Tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos,
Allá donde el estómago se origina, se enciende…”



Vieron sus rostros en varias ocasiones, cruzaron miradas algunas veces y hasta quizás unas palabras. O tal vez se conocen de toda una vida. Unos y otros comparten el mismo barrio, esa pequeño porción de suelo concordiense que los vincula física y socialmente. Conforman una comunidad.

Si el hambre “es el primero de los conocimientos” como escribió el poeta Miguel Hernández, seguramente la solidaridad, entendida como gesto de tender hacia el otro, sea una de sus primeras respuestas. Así, por ejemplo, la madre amamanta a su bebé.

Si la comunidad tiende hacia “la cosa primera que se aprende” es de simple entender que ocurran gestos como los que les voy a contar. Ocurre cada sábado, por la mañana, en el barrio “María Goretti” de Concordia. Un grupo de personas, movilizados por la falta de un plato de comida en la mesa de sus convecinos, puso manos a la obra.

Juntos preparan lo que denominan “una olla solidaria” de la que comen 200 vecinos, tal es el resultado del censo que ellos mismo hicieron. “La olla es autogestionada. Es a través de la colaboración de los vecinos de la zona y de distintos comercios que nos brindan comestibles y los elementos necesarios para llevarla a cabo”, cuenta Carlos Conti, uno de los vecinos solidarios.

Sin banderas políticas, religiosas o de cualquier índole, los que dan vida al proyecto vieron un problema e hicieron una acción concreta para solucionarlo. “El problema que tiene el barrio es que no tiene comedor oficial. El comedor es el de la escuela y solamente incluye a los alumnos. Los que quedan afuera son los padres y las demás familias. La escuela funciona todos los días de semana, por los que los sábados y domingos no”, explica.

El punto de encuentro es el comedor de la Escuela “República Oriental del Uruguay”, ubicada en la zona sur de Concordia, a metros del hospital “Felipe Heras”. Conti menciona que, “en un gran gesto, la Dirección Departamental y las autoridades de la escuela nos brindaron la cocina así que la gente viene y retira la vianda. No comen en la escuela, comen en su casa”.

La tarea ha sido tomada muy seriamente. Tal es así que, sábado tras sábado, preparan “un menó variado. Hasta ahora en más de 2 meses no los repetimos”, contó entusiasmado al tiempo que detalló que el relevamiento le permite saber, también, quiénes son los que comen la vianda que ellos preparan. “Si no vinieron el sábado nos acercamos a su casa y le preguntamos por qué no fueron”, detalla.

Los comedores escolares nacieron como una respuesta concreta, del Estado, a un problema creciente en la comunidad en décadas pasadas: sin una adecuada alimentación, el desarrollo intelectual de los estudiantes sufría un atentando antes de que se les enseñase la primera letra. Décadas después, no hemos sabido hallar una solución integral y hay un sector de la sociedad que vive en la pobreza más profunda.

Conti explica qué es lo que observa en la ciudad en la que vive: “los comedores oficiales no funcionan los sábados y domingos y hay personas que lamentablemente no tienen para comer esos días”, afirma y revela que “la idea, el objetivo, es lograr que haya un comedor todos los días de la semana. Los 365 días del año”.

Lo que ustedes hacen desnuda que hay un Estado ausente, incapaz de dar respuestas de fondo, le planteé y me dijo: “es una cuestión de hacer. En eso está la verdad. Después podemos buscarle el por qué y las explicaciones y tratar de analizar para que no vuelva suceder. Hoy es la realidad y hay que hacer. Esa es una de las soluciones, por ahí hay que arrancar. Creo que con muy poco de organización y transparencia se puede hacer”, propuso.

Finalmente, nos enseña cuál es el camino: “uno se realiza colaborando, ayudando a los demás”.


P.D.Nº 1: Los que quieren ayudar lo pueden hacer acercándose, los sábados por la mañana, a la Escuela “República Oriental del Uruguay, ubicada en Pellegrini 136 de Concordia. También pueden comunicarse telefónicamente con Carlos Conti al (0345) 154-964451. “La idea es, si después se puede hacer en distintos barrios, nos unimos todos y lo hacemos. Sería buenísimo!!!”.

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