Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Esa es la descripción auténtica, para la que está “baldía”, que se podría extender a todo inmueble;ya que lo que sucede con “la tierra”, puede además suceder con aquellos “terrenos con construcciones”.

En el caso de estos últimos, se da en la actualidad una situación curiosa. Cual es los que están vacíos, o sea sin ocupar; corren por una parte el peligro que sean “tomados” por quienes no hacen así, otra cosa que usurparlo. Y por la otra, adquiere cada vez más fuerza, la intención de algunos legisladores nacionales, en crear un impuesto más –otro que se suma a la lista de los casi doscientos actualmente en vigencia- a los propietarios de viviendas “vacías”, sin advertir que son ellos, los legisladores, los causantes de la situación que de esa manera se intenta corregir.

Ya que es permanente el temor que genera en los dueños de viviendas o locales destinados a alquilarlos, la precariedad constatable en el régimen de locaciones urbanas, que viene a oscilar entre la libertad de contratación y una suerte de confiscación mitigada, situación que los vuelve en tantos casos reacios a alquilarlos. Circunstancia que en el caso de superficies más extensa de tierra, ubicadas en cercanías de centros urbanos, ha dado lugar a invasiones organizadas de una manera sistemática por grupos de familias, alentados por punteros políticos, e inclusive por organizaciones sociales, ante una policía que se hace la que “no ve”, y una justicia remolona. Retomando el caso de los inmuebles baldío ubicados en zona urbana, existe un precedente al enfoque tributario mencionado, cual es el de aplicar por parte de las municipalidades una tasa por alumbrado, barrido y limpieza “duplicada” a los baldíos, fundamentada en los dichos que de esa manera se buscaba combatir “la especulación inmobiliaria”, cosa que en algún centro urbano podría llegar quizás a tener alguna consistencia.

Algo que no se da, sin embargo, en el caso de la mayoría de las localidades, donde las transacciones de ese tipo son escasas, dado lo menguado, por no decir inexistencia, de demanda. Dentro de ese contexto, no deja de ser destacable la circunstancia que un senador provincial por el departamento de La Paz, haya presentado ante la Cámara que integra, un proyecto de ley que busca instituir un Programa Provincial de “Plazas de Bolsillo”, con el que se busca la transformación precaria – es decir, mientras su propietario no lo venda- de transformar baldíos en espacios verdes recreativos. Concretamente esa ley –la que en realidad es una “propuesta marco”, ya que para su vigencia se hace necesario la adhesión de las municipalidades de la provincia”- se precisa que busca la “recuperación transitoria de terrenos baldíos o en situación de abandono en zonas urbanas, transformándolos en lugares adecuados para el desarrollo de actividades en beneficio de toda la comunidad, convirtiéndolos en espacios verdes recreativos, de uso social y de encuentro, de libre acceso y de carácter temporal.”

El proceso que llevará a convertir un baldío en una “plaza de bolsillo” implica que los propietarios, en primer lugar "acuerden" –ya que el contenido de la ley no es, tal como se ha señalado, de naturaleza compulsiva, sino meramente “indicativo”- con la municipalidad respectiva, la entrega en comodato del inmueble baldío. Obviamente quedarán a cargo de la municipalidad comodataria todas las inversiones necesarias para que el inmueble cedido pueda cumplir con la función indicada. Y que como contraprestación, los propietarios que efectúen la cesión del baldío, quedarán exentas del pago de impuestos provinciales y municipales que graven esa categoría de inmuebles; además del otro incentivo que significa la posibilidad de los mismos de de adherirse a un programa de regularización tributaria, en relación a las deudas de ese carácter mantengan los mismos a ese respecto, que contempla no solo extensos planes de pagos, sino hasta la condonación parcial o total de ellas.

Aunque no siempre se lo llegue a ver de esa manera, cabría señalar que el primer logro que se obtendría con la implementación de la referida iniciativa, es que de esa manera se contribuiría al “emprolijado” de la localidad que la adopte, ya que ello significa la erradicación de tantos terrenos baldíos que cuando no están llenos de malezas, se transforman en basurales “vecinales”, a la vez que guarida de todo clase de alimañas. Se nos ocurre también, que las municipalidades que hagan suya la iniciativa, debería formas “equipos de trabajo” con integrantes de funcionarios de sus diversas áreas, con el objeto de potencializar los efectos de un programa de esta naturales, de manera que las “plazas de bolsillo”, no se vuelve tan solo en un lugar de práctica deportiva; sino que contemple también la posibilidad de que existan “huertas vecinales”, y ámbitos que permitan la tertulia de los vecinos y paseantes que se acerquen a ellas.

Enviá tu comentario