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Argentina va al rescate de Maduro

Por estos días Alberto Fernández da muchas entrevistas, tal vez demasiadas, y eso lo lleva a tener que tocar temas varios y a dar múltiples opiniones, verborragia que hace que su palabra termine devaluada. Es que hablar todo el día, sin descanso, y sin tiempo de meditar respuestas termina cansando al más mentado. Y lo que sigue al cansancio es, obvio, la equivocación.

Tamaña exposición, que otros candidatos como Axel Kicilllof han sabido evitar llamándose a un silencio casi total, obliga a apretar el acelerador y también el freno varias veces al día. Y eso es lo que le ha sucedido a Alberto Fernández, aceleración y freno, al referirse a varios de los temas vinculados con la crisis económica que vivimos, incluida nuestra relación en el FMI; y también a otros vinculados con cuestiones de política exterior como fue el caso de Venezuela.

En una de sus recientes apariciones televisivas, en este caso en el programa de Luis Majul, Fernández aseguró que Venezuela ¨no es una dictadura¨ aunque si tiene un ¨gobierno autoritario¨. Alberto dio aún más precisiones asegurando que "las dictaduras suelen tener un origen no democrático, y no es el caso de Venezuela. Pero muchas veces las democracias, por abuso de quien gobierna, se convierten en autoritarismos, que es lo que yo digo que ocurre en Venezuela".

"Llamar al gobierno venezolano autoritario no exculpa a Fernández de su otro exabrupto"

El candidato peronista y casi virtual presidente cerró su pensamiento expresando "la solución de Venezuela la tienen que encontrar los venezolanos y lo que tenemos que hacer nosotros es ayudarlos a encontrarla. Lo que no es solución es correr detrás de Trump promoviendo el embargo, el bloqueo o promoviendo la intervención armada".

Esta mirada benevolente de Fernández respecto de la dictadura venezolana, -no se la puede llamar de otra manera-, se choca de frente con la posición que ha sostenido todo este tiempo el gobierno de Macri conjuntamente con la inmensa mayoría de los gobiernos de América Latina y el mundo. Del otro lado, y mas cerca de Alberto, quedan los gobiernos de Rusia, China, Bolivia, Nicaragua, y en una posición algo más ambigua México y Uruguay.

A veces por cuestiones ideológicas o puramente geopolíticas algunos tratan de tapar el sol con la mano, y esto es precisamente lo que han hecho todos los gobiernos nombrados, algunos de izquierda moderada, otros grandes jugadores globales acostumbrados a tomar siempre una posición contraria a la que tome Estados Unidos. Alberto Fernández, con sus declaraciones, comienza a esbozar una idea de política exterior diferente a la que el país ha sostenido durante los últimos cuatro años. Y tratar de tapar el sol con la mano significa en este caso alegar una raíz intrínsecamente democrática en el gobierno de Venezuela.

"Suena raro referirse a un gobierno como democrático cuando sus puntales son la seguridad cubana y el narcotráfico"

El de Venezuela es un régimen autoritario, sostenido en dos puntales que son el aparato de seguridad de Cuba y el narcotráfico internacional. Venezuela es hoy además ejemplo excluyente de diáspora, con millones de sus ciudadanos huyendo en las mas variadas direcciones. Todos frustrados con el régimen, pero sobre todo sufrientes de una gran crisis humanitaria, que engloba alimentación y salud, que hace que sean millones los desplazados, muchos de ellos habitando ahora nuestro suelo.

Es de esperar que, si es elegido , Alberto Fernández muestre una cara distinta a la que ha dejado entrever en esta cuestión. Tolerancia hacia un régimen intolerante, violento, represivo y que ha mostrado desprecio por las más mínimas normas de convivencia no puede ser visto como gesto de moderación o apertura, ni siquiera de pragmatismo. Tal vez por satisfacer a una pequeña facción propia termina mostrándose a los ojos del mundo como algo que tal vez no sea, un preclaro representante de los doble estándares. La buena notica es que todavía está a tiempo de poder revertir esa imagen.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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