Despertar en ese ámbito la inquietud –mediante una charla virtual con los interesados en el tema ya llevada a cabo- de atraer personas afectas a emplear sus vacaciones para moverse sobre una “casa con ruedas” o en pequeñas embarcaciones dotadas de cabina, sin olvidar a los fanáticos del motociclismo. La iniciativa resulta de interés, pero la consideramos que nacerá fallida, si la misma no viene acompañada por incentivos económicos a las municipalidades de la región, o a particulares interesados en el tema, ya que en ese factor aparece la restricción con la que tienen que lidiar todos los promotores turísticos públicos y privados.
En tanto que resulta incomprensible la frecuencia con la que se hace presente la ignorancia de esa limitante. De la que escapan tan solo los funcionarios gubernamentales, a los cuales se los ve incesantemente anunciar obras o inaugurarlas, cuando no se encuentran a la mano los recursos, ya para llevarlas a cabo, ya para poder ponerlas en funcionamiento.
Una limitante, la indicada para la actividad turística, que se constituye en un problema casi insoluble para los intendentes municipales; en los casos que intenta utilizar la mano de obra disponible –leáse “la desocupación disfrazada”- de una manera realmente provechosa, ya que la misma requiere la inversión en la compra de cantidades siempre imprecisa pero no menores de insumos, algo que exige cualquier emprendimiento.