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Andrés Malamud
Andrés Malamud
Andrés Malamud
El guión de Portugal es menos amable de lo que sugiere Alberto


Andrés Malamud es argentino, politólogo y profesor universitario, y vive en Portugal hace muchos años. Es uno de tantos argentinos que han vivido el llamado milagro portugués, el que se ha traducido en una recuperación importante de la economía después de un largo período de crisis, una lista que también incluye a Jorge Faurie, actual ministro de Relaciones Exteriores y exembajador en ese país, y Jorge Arguello, referente de política exterior de Alberto Fernández, exembajador en Portugal y firme candidato a ser ministro en la cartera de exteriores en la próxima administración.

Portugal fue uno de los países de Europa, con otros tales como Irlanda, Grecia y en menor medida Italia y España, que sufrió los embates de la crisis global que comenzó en 2008, recibiendo toda la fuerza del impacto a partir de 2010. Aunque tardó más de tres años en recuperarse, logró hacerlo con relativo éxito por lo que Alberto Fernández parece entonces ahora muy interesado en conocer este supuesto modelo de crecimiento sin ajuste, uno que tal vez podría replicarse en Argentina a partir del año próximo.

Según Malamud, conocedor como les decía de primera mano de lo sucedido en aquel país durante ese periodo, ¨el modelo portugués es Lavagna después de Remes, el rebote después de la crisis¨. ¨Un rebote exitoso y bien hecho por una sociedad bien atípica¨. Para Malamud, un gobierno de minoría parlamentaria donde otros partidos apoyaron al Partido Socialista del premier Antonio Costa sin pedir a cambio ministerios, subsidios ni contratos, ayudó también al rebote.

"Para Andrés Malamud, politólogo argentino residente en Portugal, el milagro portugués fue volver a cobrar los mismos sueldos ocho años después de la crisis"

Pero el académico fue también muy realista cuando aseveró, con conocimiento de causa, que ¨el milagro fue que después de ocho años volvimos a cobrar los mismos sueldos¨. ¨Hicieron una devaluación interna, como no podían devaluar nos bajaron a todos los salarios un 20%¨.

Malamud cuenta así en primera persona la experiencia de vivir un programa económico, que en definitiva consistió en bajar sueldos y salarios, eliminar uno de dos meses de aguinaldo -cobraban 14 sueldos por año-, y aumentar la jornada laboral, todas medidas antipáticas que tuvieron como contrapartida una emigración masiva de portugueses que, cuan diáspora, se desperdigaron por todos los rincones de Europa. Casi 800 mil personas dejaron el país luso en ese periodo, algo así como el 7% de la población.

Como en el caso de Argentina, Portugal tuvo un auxilio financiero internacional de proporciones, unos 78 mil millones de euros, ayudado entre otros por el FMI. Pero además, y esto no nos puede pasar a nosotros, tuvo el apoyo del Banco Central europeo, no solo aportando al paquete financiero, sino como ancla monetaria. A diferencia de lo que aquí sucede, la imposibilidad de practicar política monetaria fue más que compensada por la estabilidad del euro, las bajas tasas de intereses, y sobre todo los guarismos ínfimos de inflación. En definitiva, un ajuste ortodoxo en lo fiscal, combinado con cero flexibilidad para intervenir monetariamente.

"Los puntos en común de origen entre las emergencias portuguesa y argentina son solo algunos, pero la estabilidad cambiaria y la baja inflación -resto de Europa, muchas gracias- definitivamente no son uno de ellos"

La emergencia portuguesa y la argentina parecen tener entonces algunos puntos en común, pero solo algunos. Escarbando un poco, se vuelve evidente que su crisis -sin desmerecerla para nada- era muy grave, pero la nuestra es gravísima. Con muchos menos instrumentos a mano, por ejemplo la plata el fondo ya nos la dio casi toda, nos encontramos con el agravante de que si el camino es el ajuste, y eso fue lo que vivió Portugal, quien lo lleve adelante muy posiblemente sea el mismo gobierno que irresponsablemente tomó más de un millón de empleados públicos, jubiló dos millones de personas sus aportes, y creó un sistema de subsidios como nunca se había visto en Argentina.

El camino más obvio que se ha de iniciar con el nuevo gobierno parece ser uno donde habrá más de lo mismo, ajuste, alta inflación y crecimiento negativo -no importa quien sea que gane-. En eso se parece al camino de Portugal y allí no hubo gloria sin pena. Aquí debería ser no muy diferente, pero partiendo -mal que nos pese a todos- de varios escalones más abajo. Tal vez ese no sea el camino que queramos tomar, pero a estas alturas no parece haber escapatoria.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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