¿Cuáles son tus medidas? Es la típica pregunta obligada de los concursos de belleza. Y la respuesta suele ser 90-60-90. Ahora en el concurso de Miss Perú, sus participantes dieron otra respuesta. Sí, la de las trágicas estadísticas de violencia de género de este país.

La imagen no encajaba en lo que los espectadores esperaban ver. Porque de sus bocas no salió una respuesta ingenua, un coqueteo, sino una provocación pero no sexual, sino la de un examen de conciencia a sus compatriotas:

"Mis medidas son: 2.202 casos de feminicidios reportados en los últimos nueve años en mi país", fue la primera respuesta del certamen frente a esta pregunta por Camila Canicoba, Miss Perú Lima. Luego, le siguieron muchas más. Cada uno de sus datos fue estremecedor:

"Mis medidas son: el 81% de los agresores a niñas menores de cinco años son cercanos a la familia".

"(?) Una niña muere cada 10 minutos producto de la explotación sexual".

"(?) Más del 70% de las mujeres de nuestro país es víctima del acoso callejero";

"(?) 13.000 niñas sufren de abuso sexual en nuestro país".

Las 23 concursantes dieron una cifra alarmante y la dijeron con seguridad. Su denuncia era clara.

A su vez, durante el desfile en bikini, se mostraron titulares de diarios locales con asesinatos de mujeres. No fue un concurso de belleza, no, fue una denuncia social contra la violencia de género.

Se quiso dar un mensaje a la sociedad peruana, pero también a todos nosotros porque es una trágica realidad que se repite en casi todos los países del mundo.

En la Argentina todavía queda mucho por hacer: en 2014, entre 225 y 286 mujeres fueron asesinadas por estos motivos (según se tome los datos oficiales de la Corte Suprema de Justicia o los de la asociación civil especialista La Casa del Encuentro); y en 2015, entre 254 y 290.

En la mayoría de los casos, existe un vínculo de pareja o ex pareja entre la víctima y el victimario; en un porcentaje menor se trata de un familiar; y en una porción aún más chica se trata de un desconocido. La violencia está en casa.

En los últimos años, es verdad que se ha tomado conciencia sobre esta situación. La consigna Ni Una Menos, lanzada en 2015, fue justamente una de las palancas que generaron que se hablara de este tema abiertamente y se reconociera el gran problema que como sociedad hoy tenemos.

Todavía falta muchísimo por hacer. Es más, casi se podría decir que no empezamos. ¿Por qué? Porque a las mujeres las siguen matando y los números no bajan.

Pero no hay que bajar los brazos, no cuando se está hablando de la vida de personas. Puede que nos lleve uno, dos o diez años pero no es un sueño imposible.

El primer paso se está dando, que es hacerlo visible. Falta el siguiente, el que pone freno a esta matanza. El que hace del ni una menos una realidad.

Enviá tu comentario