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Si no hay plata, que no se note

¿Quién no quiere cobrar un bono de fin de año? El problema es quien puede pagarlo. Por estos días ya hay mucha más claridad respecto de que va a suceder en nuestra provincia con ellos a solo días del nuevo año. Mientras los privados formalizados, -y en una iniciativa impulsada por el gobierno nacional- se supone habrán de recibir un bono en cuotas, a nivel del estado el comportamiento promete ser disímil. Los estatales provinciales no van a recibir nada, -en su momento Bordet se encargó de explicar por qué-, pero si son varias las municipalidades que se han comprometido a pagarle un bono a sus empleados - incluso algunas han incluido a contratados y cooperativistas entre los felices afortunados-, ya sea a finales de diciembre o durante el mes de enero.

Entre los municipios que sí van a pagar el bono están Paraná, donde el beneficio alcanza unos 5 mil pesos, Concordia, 1.800 pesos, Concepción del Uruguay, 2.000 pesos, Chajarí, 3.000 pesos, y Gualeguaychú, 2.500 pesos. Como se puede apreciar, las municipalidades importantes están todas en la nómina, pero aun cuando así debería ser, no son necesariamente las nombradas las que en mejor estado tienen sus finanzas.

Es sabido que el gran aumento del empleo estatal, que alcanzó a un millón de nuevos puestos de trabajo durante el kirchnerismo para mantenerse estable desde entonces, se dio sobre todo a nivel provincial y municipal, con los municipios como excluyentes protagonistas. Entre Ríos no fue una excepción a la regla y nuestros municipios incrementaron su dotación, sin una correspondencia en sus ingresos ni en su crecimiento poblacional.

"Durante el kirchnerismo, nuestros municipios incrementaron su dotación sin una correspondencia en sus ingresos ni en su crecimiento poblacional"

Una consecuencia natural fue entonces el aumento en el peso relativo de la masa salarial dentro de los presupuestos municipales, llevándolo a porcentajes nunca antes vistos y que en algunos alcanzó a rozar el 90%. Esto quiere decir, que la mayoría de los ingresos de los que dispone un municipio tipo no va a inversiones de capital, ni siquiera a gastos de mantenimiento, sino a atender sueldos y salarios. Además, la parte más importante de la nómina suele desempeñarse en tareas de escritorio y puramente administrativas.

En consecuencia, en Entre Ríos se da un fenómeno común a otras provincias argentinas, esto es que las municipalidades no son sino meras agencias de empleo habiéndose desnaturalizado totalmente el propósito para el que fueron creadas. Sin ánimo de ofender a los municipales, muchos de los cuales realizan su labor de manera profesional y eficiente, el denominador común suele ser su baja productividad y alto ausentismo. En muchos casos, no en todos, un seguro de desempleo encubierto.

Se observa también, que éstas prácticas de empleados en exceso y de buenos beneficios - como estas gratificaciones de fin de año- son una práctica común y sin ninguna bandería política. Intendentes tanto peronistas como de Cambiemos asumen como natural pagar este tipo de compensaciones, aun cuando no les sobran recursos para hacer obras o directamente tienen que financiar gastos operativos como estos asumiendo deudas.

"El sector privado sufre hoy una presión fiscal insoportable para ayudar a financiar un estado voraz e insaciable, municipalidades incluidas"

Mientras tanto, el sector privado se las ve de figurillas para cumplir el deseo del gobierno, la recesión y el parate qué están viviendo es significativo, y encima debe soportar una presión impositiva tremenda, nunca antes vista, para ayudar a financiar un estado voraz e insaciable, municipalidades incluidas. Si bien todos pagamos impuestos indirectos, los impuestos directos, como el impuesto a las ganancias, están en cabeza de solo 8 millones de contribuyentes, o poco menos del 20% de la población.

Considerando la situación de fragilidad económica en la que estamos viviendo, y más allá de que todos queremos que todos los demás siempre ganen lo mejor posible, la pregunta obligada es sino hubiera sido mejor que los municipios que estaban en condiciones de pagar ese complemento de fin de año hubieran optado por bajar impuestos. Se sabe que la presión fiscal está ahogando al sector privado, y se sabe también que es ahí donde operan las fuerzas más eficientes y dinámicas de la economía.

Pero sucede que nunca es políticamente correcto defender al pagador de impuestos, es que ¨no garpa¨ cómo se suele decir hoy en día, sobre todo para políticos cuya única aspiración es mantenerse en el poder. Y los municipales que votan son cada vez más en número, tal vez hasta van camino de ser, como grupo, el elector más importante en muchos de nuestros pueblos. Por cierto un tema no menor en una Argentina que pretende recuperarse desde la inversión y la producción y que aspira a competir con el resto del mundo.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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