De allí que ese “por algo será” en este caso responde a una realidad, cual es el estado desastroso que presentan no solo autovías, rutas y caminos, sino las calles de muchas de nuestras ciudades y pueblos, y sus caminos periféricos.
No en balde vemos a una legisladora oriunda de Concordia -en lo que cabe considerar como un lapsus en la memoria, ya que la obra se construyó por una seguidilla de gobierno de su mismo signo partidario- pidiendo la declaración del “estado de emergencia vial” respecto a la autovía en que se ha transformado en su momento lo que era la ruta nacional 14. Por nuestra parte, pensamos que la diputada concordiense peca de benevolencia, ya que por momento imaginamos complacidos, lo estupendo que se declara en ese estado a toda la provincia, con la seguridad de que contar con un gran acompañamiento en esa aspiración. No es el caso de volver sobre el estado del tramo Jubileo- Termas de Villa Elisa de la ruta provincial 23, del que hemos tenido ocasión de ocuparnos en reiteradas oportunidades, y que según información circulante ha dado origen a la apertura de actuaciones administrativas, con el objeto de dejar claro las causas del desastre y las responsabilidades consiguientes. Lástima es que la justicia, ante la notoriedad del hecho, no haya tomado de oficio intervención, a los efectos de llevar a cabo una investigación paralela. En tanto, lo que es casi de no creer, es que el gobierno provincial, antes de dar una respuesta contundente al estado de ese tramo, haya anunciado la realización de un segundo tramo de la misma, en este caso desde Villa Elisa y pasando por 1º de Mayo, ya en el Departamento Uruguay, seguirá avanzado hacia el sur por ese territorio. Estamos esperanzados que no será otro caso de “construir para que se rompa”, o al menos se pocee, como ha sucedido en el primer tramo. Aunque demás está decir que Bordet no es Urribarri. Del que no podemos precisar la responsabilidad que le toca en la construcción de la ruta provincial que enlaza Ubajay con San Salvador, respecto a la cual cabría señalar que, según un correo electrónico que nos enviara un lector, el mismo recorriéndola desde San Salvador hasta la capital de El Palmar, había contado a ojos de buen cubero 450 emparchaduras, de diverso tamaño y algunos de ellos de unos cuantos metros. Se trata de una ruta prácticamente recién inaugurada, dado lo cual cabe preguntarse cuál es, al menos, la explicación de esa situación.
Yendo de las rutas a las calles, y pasando por alto la referencia a los caminos periféricos y las “rutas de la producción”, cuyo estado en general merecería un largo camino, se hace presente una primera sorpresa, porque según otro correo recibido -es bueno que nuestros lectores entren en contacto con nosotros por ese medio que permite ser más escueto y que aventa los temores en relación a defectos de redacción y errores ortográficos-, ya que se nos señala no otra cosa que “las calles no pavimentadas de Villa Elisa, no tienen nada que envidiar a las de Colón, porque su estado es igualmente desastroso”. Algo que llevaría a muchos a decir que en la “ciudad jardín” suceden cosas, a las que nosotros hace mucho nos habíamos resignado.
Un tercer correo recibido que no está del todo claro, nos ha provocado hasta vergüenza porque está referido a una situación de la cual no nos habíamos percatado, cual es la que a la Avenida Quirós “vino la empresa Pitón, comenzó a trabajar, haciendo un buen trabajo a partir de la altura de los bungalows de la Caja Municipal de Jubilaciones, consolidó la base, regó lo hecho con asfalto, para luego cubrir lo hecho y marcharse calladita”. Frente a lo cual cabe preguntarse si habrá que esperar a octubre, tiempos de elecciones, para que la obra se reanude, ya con la temporada estival encima.
Pero con ello no terminamos, ya que un último correo, que estuvimos indecisos de sumar a esta columna, ya que su contenido no está referido ni a calles ni a caminos, y ni siquiera a la obra de la cuenca de la calle Salta, sino a algunos letreros de propaganda política, que todavía se los ve pintados con cuidos y preservados de manera inalterable en muros de edificios, que nuestro corresponsal reclama sean tapados con una tapa de pintura en forma rápida. Frente a lo cual, la pregunta que le hacemos, al confirmar con la lectura de esta columna que nos hemos hecho eco de su mensaje, es si no se le ocurre que sería bueno dejar los corazones sin cubrir, aunque forman parte de esos murales, ya que ellos hablan de lo mucho o poco bueno que todos llevamos muy adentro.
