Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Detrás de un resultado general esperado, algunas sorpresas menos visibles provocan movimientos en el tablero de la política

La sorpresa de la temporada electoral de 2019 había ocurrido en las elecciones PASO, al punto que cuando llegó el 27 de octubre nadie se pudo sorprender con el resultado final.

Las aritméticas funcionaron: sólo una sucesión encadenada de eventos poco probables podría haber llevado la elección a un balotaje. Y aunque el oficialismo ganó muchos votos entre las PASO y la primera vuelta, esa ganancia estuvo dentro de lo que podrían considerarse parámetros normales. Tanto que a su pesar se concretó el que era el escenario más probable: la victoria de Alberto Fernández en primera vuelta.

Sin embargo, detrás de ese resultado previsible, hubo detalles, algunos evidentes y otros menos perceptibles, que conforman el costado inesperado de la elección y que podrían ser importantes a la hora de intentar comprender cómo se ordenará la política hacia adelante.

Cómo reaccionaron los contendientes a los resultados del domingo pasado sugieren que ese mismo día los detalles de la elección comenzaron a gestar un reacomodamiento de las piezas en el tablero del poder.

Quizás Mauricio Macri no esté tan muerto como se pensaba y pueda seguir al frente de su coalición

El más visible de estos detalles ocurrió en el oficialismo. Entre los mítines callejeros y los 2 millones de votos ganados entre las PASO y el 27 de octubre, Macri salió fortalecido. Que las movilizaciones callejeras hayan sido multitudinarias y se hayan plasmado en votos le dan aire frente a las casi seguras peleas que, como todo presidente saliente, deberá enfrentar en las cortes. Pero, además, cuando ya se discutía su sucesión en Juntos por el Cambio, Macri vuelve al centro de la escena con renovados bríos.

Su 40,4% lo deja expectante con miras a 2023, algo que poca gracia les habrá causado a Rodríguez Larreta y Vidal. Los titulares haciendo alusión al enojo de Macri con Vidal por “bajar los brazos” luego de las PASO reflejan menos un reproche respecto del pasado que un aviso respecto del futuro.

Del otro lado, entre los ganadores los festejos ocultaron algunos roces menos evidentes. No estuvo cómodo Alberto Fernández el domingo a la noche, cuando su discurso duró una fracción de los de Cristina y Kicillof y tuvo un tono sensiblemente más conciliador. Les respondió con su reunión con Macri y con su viaje a Tucumán para fotografiarse con los gobernadores peronistas. Mientras se especulaba con que el caudal de votos logrado lo ponía en desventaja interna contra el kirchnerismo, los apoyos recibidos de gobernadores y sindicalistas pusieron en tela de juicio esa especulación.

Es más, es probable que Fernández crea que no pudo aumentar su porcentaje de votos desde las PASO por culpa del kirchnerismo. Su calma, que contrastó con las diatribas de Kicillof y Cristina, bien podría reflejar que no todo salió como unos y otros esperaban, aunque en los números generales todo luciera muy bien.

Kicillof debía estar enojado con el hecho de que, con excepción de Mayra Mendoza en Quilmes, todos los candidatos camporistas a intendencias en Buenos Aires fueron derrotados. Es más, en La Plata, Mar del Plata, Tres de Febrero o Lanús perdieron luego de un vuelco rotundo en los resultados de las PASO y de un masivo corte de boletas. Quizás La Cámpora sea menos popular de lo que sus integrantes suponen.

Kicillof estará muy condicionado por la Legislatura provincial y necesitará el apoyo de Alberto Fernández y de su eventual Ministro de Economía para poder gobernar con la menor cantidad posible de sobresaltos, y no contará con un núcleo de intendentes que lo apoye de manera incondicional.

Quizás Alberto Fernández haya salido más fortalecido que lo que algunos pensaron el domingo pasado a la noche

Detalles como éstos pueden llevar a conclusiones distintas a las que de apuro se hicieron apenas concluidas las elecciones.

Quizás Mauricio Macri no esté tan muerto como se pensaba y pueda seguir al frente de su coalición, cuando parecía que el liderazgo sería disputado entre Rodríguez Larreta y Vidal.

Quizás Alberto Fernández haya salido más fortalecido que lo que algunos pensaron el domingo pasado a la noche, deba menos de su éxito al kirchnerismo que al peronismo histórico y tenga las manos suficientemente libres para hacer lo que crea que hay que hacer.

La política se entretiene en disputas internas, pero encuentra límite a estos juegos en la desafiante realidad económica, que le impone una restricción concreta y pocos grados de libertad para superarla.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa