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Doctor Gastón Palacios
Doctor Gastón Palacios
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El Dr. Gastón Palacios será uno de los responsables del campamento sanitario que a partir del 11 de marzo realizará un relevamiento del sistema de salud en la ciudad de San José. Visitó la redacción de El Entre Ríos para dar a conocer los alcances de la iniciativa y nos transmitió su impresión sobre el actual sistema de salud, tanto a nivel provincial como nacional.

El 11 de marzo desembarcará en San José un campamento sanitario integrado por 240 personas –estudiantes y docentes de Medicina- que a lo largo de cinco días trabajarán en contacto directo con la población para conocer la situación sanitaria de la ciudad.

El Dr. Gastón Palacios –médico y docente, Prof. Adjunto de la Práctica Final del 6° Año de la Carrera de Medicina de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario- es uno de los responsables de la iniciativa. El jueves, tras pasar por San José con el fin de ultimar detalles de la organización, visitó la redacción de El Entre Ríos para dar a conocer los alcances de la iniciativa. Además, nos transmitió su impresión sobre el actual sistema de salud, tanto a nivel provincial como nacional.

-¿Qué es un campamento sanitario?

-Nace en 2010 como una propuesta del equipo de docentes de la práctica final, para la evaluación de los estudiantes de Medicina.
Se realiza, generalmente, en una localidad menor a 10 mil habitantes. Hay un módulo de relevamiento epidemiológico que solemos hacerlo entre lunes y martes a través de una entrevista domiciliaria con una encuesta. El miércoles en las escuelas hacemos una evaluación física a niños de jardín y primaria (percentilos, peso, talla, perímetro encefálico, agudeza visual, control odontológico, abdomen). Los jueves se desarrollan las actividades de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, también generalmente en ámbitos escolares, donde sumamos a las escuelas secundarias. Además, miércoles y jueves hay actividades abiertas a la comunidad en promoción y prevención, soporte vital básico (RCP), Tai-Chi porque incorporamos parte de la medicina tradicional china y hacemos actividades en los geriátricos y centros de jubilados. Esto va tomando diferente impronta de acuerdo a la localidad, ya que nos adecuamos a los pedidos y circunstancias.

El viernes, antes de volver a Rosario, hacemos una devolución a nuestros estudiantes para que sepan cuáles son sus debilidades y fortalezas, y si están acreditados o no de esta evaluación. Además, se hace un informe preliminar a la comunidad describiendo lo que se trabajó y se fue encontrando durante los días previos; cuando pasamos a hacer la encuesta domiciliaria los invitamos personalmente. Por una cuestión de principios, este informe primero es entregado a las autoridades locales pero después es público; se sube a las páginas de los municipios y de la facultad. A su vez, nos comprometemos a realizar un trabajo con otras características como devolución final, con más detalles y cruzamiento de datos, que demora entre ocho meses y un año. Realizamos 9 mil encuestas que mientras se van haciendo se van cargando. Es un trabajo muy importante, compartido con la Universidad de General Sarmiento, la Universidad de La Plata y la UNER.

Llevamos recorridas 37 localidades, son cuatro campamentos por año. Hemos estado en varias ciudades de Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires. Cada tres meses existe una cohorte de estudiantes de Medicina que se van recibiendo con este examen final integrador que es el campamento sanitario.

-¿Cómo es que esto llega a San José?

-Como la universidad nacional la sostiene todo el país, siempre consideramos que nuestra facultad debía darle respuesta a quien nos llamara.

Después de 9 años de campamento sanitario, muchas localidades nos convocan, generalmente lo hacen los vecinos a través de las autoridades o alguna fuerza viva. Nosotros les damos los pasos de cómo solicitar el campamento a la facultad. Nunca hemos transitado un campamento sanitario por fuera de las autoridades; siempre se articula porque sería inviable por las características con las que se desarrolla.

-¿Antes de comenzar hacen un relevamiento del lugar?

-Sí, tenemos varias instancias previas en las que se hace logística, planos, habitantes, lugares donde comer y dormir.

-¿Hay algo que les ha llamado la atención de San José en este par de veces que visitaron la ciudad?

-Independientemente de quienes sean las autoridades que nos convocan, donde vamos siempre resaltamos la importancia de pensar en salud, que no es moneda corriente hace muchos años. Más allá del color político que puedan tener los gobiernos, nosotros nos debemos a la comunidad. Nuestra impronta es que la información no quede guardada en un cajón. Si nos convocan saben que nos ponemos a disposición de los vecinos, protagonistas de los campamentos sanitarios.

En este campamento me llamó la atención que esta es la segunda vez que venimos y ya tienen mucho organizado. Hay muy buena predisposición por parte de los vecinos. También muchas organizaciones se sumaron a acompañar, como el centro de jubilados o los bomberos.

-¿Por qué localidades entrerrianas ha pasado el campamento sanitario a lo largo de estos años?

-Bovril, Basavilbaso, Mansilla y Larroque. A San Salvador vinimos como equipo del trabajo docente de investigación.

-En esa recorrida, ¿pudieron hacer un diagnóstico del sistema de salud en nuestra provincia?

-Más allá de que el campamento es amplio y arroja una cantidad de resultados, la gente jerarquiza la situación de cómo está viviendo, enfermando y muriendo en los últimos tiempos, que no es la misma que hace 30 años. Esto nos obligó a sentarnos a estudiar, encontrarnos con equipos y ver trabajos de científicos internacionales.

Para nosotros, el modelo de producción imperante especialmente en los últimos 20 años, muestra que la gente come diferente y uno se da cuenta por qué hay tanto interés en el sector agroindustrial y la industria alimenticia, y lo que significa la guerra por los alimentos en que nos restan soberanía. Está claro que tenemos menos posibilidades de elegir lo que comemos y parece que quienes tenemos acceso a determinada calidad de alimentos somos privilegiados. Entendemos que las políticas de Estado influyen en cómo vivimos, enfermamos y morimos, por lo que el Estado debe brindar herramientas de sostén para que el productor, el trabajador de la salud, el vecino, puedan incorporar prácticas saludables.

-¿De qué enfermemos y morimos más los entrerrianos en los últimos años?

-Vemos que hay patologías endógenas como las de la glándula tiroides, que han crecido mucho. Investigadores han descripto que los disruptores endocrinos (como la lecitina de soja y sus derivados) tienen que ver con la alteración hormonal a nivel de esa glándula.

Hay mayor cantidad de abortos espontáneo y malformaciones congénitas. También cáncer, patologías hipertensivas y diabetes. Tienen que ver con la comida, el agua, lo que respiramos y la forma en que vivimos.

-¿Qué comemos mucho y qué comemos poco?

-Comemos mucha comida angroindustrial, envasada. Termina no siendo comida y esto está demostrado científicamente. Si uno compara una espinaca de hace 30 o 40 años con producción orgánica y una que viene de organismos genéticamente modificados y con químicos encima, no come una espinaca equivalente en hierro. La espinaca no es espinaca y comemos un maíz o un choclo que no son maíz ni choclo. Se trata de mutaciones artificiales (no son mutaciones en términos técnicos) que hacen que lo que comemos no sean alimentos sino resultados de una probeta de laboratorio. Cuándo compro un paquete de harina, ¿compro harina de trigo como yo creo o viene con restos de soja?

En países donde la alimentación es política de Estado, eje fundamental para el desarrollo de cualquier población, tienen identificados en la góndola de un supermercado qué alimentos están genéticamente modificados. Acá nadie tiene la obligación de identificar si lo que voy a comprar está modificado, lo que me daría la potestad de elegir.

Tiene que ver con una cuestión de soberanía. Creemos que solo pasa en África pero nosotros también somos conejillos de indias de los laboratorios.

Las discusiones sobre los alimentos y el agua son las discusiones reales. Mientras estamos preocupados por el dólar, se están vendiendo 20 mil hectáreas de agua dulce en el norte. Esas son las discusiones que nos dan soberanía. Discutimos cuánto antihipertensivo le damos a la población en lugar de si la población está tomando agua, algo que nosotros sabemos desde el primer año de la carrera, pero por algún mecanismo del sistema cuando llegamos al sexto año lo banalizamos.

-¿Hay alguna provincia argentina que esté un paso adelante del resto en materia sanitaria?

-Hay fortalezas y debilidades en cada una de las provincias. Santa Fe tiene acceso a determinados recursos, pero es la primera o segunda provincia en exportación de soja y eso implica recursos económicos muy importantes. Uno puede tener médicos en una guardia, pero si la gente llega con determinadas patologías como cáncer o alteraciones endócrinas por lo mismo que fomenta el Estado desde otra secretaría, es un Estado medio esquizofrénico. Por un lado te enfermo y por otro planteo los indicadores que quiero para decir cómo estoy trabajando en salud.

En Rosario tenemos hospitales que son de referencia provincial y nacional, pero también ponemos en discusión todas estas cosas. En el último tiempo se ha ido vaciando el sistema de salud de la provincia. Cuando estaba Hermes Binner quizá por ser médico pensaba un poco más en la salud, pero con el proyecto del gobierno actual, no es lo mismo que hace diez años.

También es cierto que a nivel nacional hay acciones que dificultan las acciones locales, porque el que haya gente desocupada y con obras sociales que cada vez cubren menos, empieza a impactar en el sistema de salud local.

-¿Hay algún país de Latinoamérica del que podríamos aprender algo de todo esto?

-Creo que hay acciones de países que podríamos ir complementando con las que venimos desarrollando. Cuando uno va a Perú, Bolivia u otros lugares, se da cuenta el sistema de salud que tenemos en la Argentina. Pero también es verdad que tenemos un país extremadamente rico, con un producto bruto interno que mueve muchísimo más que otros países de Latinoamérica, y cuando un ve que hay otras prioridades por encima de la salud, es cuando pone en discusión el sistema.

Tenemos un sistema que con sus heridas viene funcionando. Viene vaciándose también, y eso forma parte de políticas que hacen que a no muy largo plazo debamos hablar de otra situación. Debemos tomar algunos giros porque no vamos a buen puerto. Forma parte de una decisión política. Si hay un relevo de un ministerio de Salud a una secretaría, no hace falta decir nada más.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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