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Lunes
Un experimento que durará 500 años. Es el que se está gestando en la Universidad de Edimburgo. Allí, en el año 2514, se abrirán unas cajas de maderas que contienen las últimas de 800 ampollas de vidrio, selladas a la llama, la mitad recubiertas con plomo. Estas ampollas contienen bacterias, unas bacterias comunes en el suelo y en las heces: el bacilo subtilis. Año por medio durante el primer cuarto de siglo y luego una vez cada 25 años, se romperán algunas para ver si hay vida dormida y si la hay cuáles fueron los cambios producidos en el material genético de los gérmenes. Hay algún antecedente: se cultivaron bacterias de una lata de carne conservada que databa de 119 años atrás, así como del ámbar y de la sal. Es que para algunos microbiólogos la vida en nuestro planeta no está limitada a los estándares humanos (si bien, me pregunto, si estamos muy seguros cuales son estos últimos). Dudas que se generan: ¿existirá Edimburgo dentro de 500 años, o se habrán olvidado del experimento, y que material usar para las instrucciones, que resista los siglos (¿papel, metal, cerámica, disco para PC?). Quizá haya que copiarlas cada cuarto de siglo en materiales más resistentes. Y se debe asegurar la financiación, dado que hay un costo de mantenimiento y personal. Y éste último debe estar motivado durante cinco siglos. Quizá nuevos experimentos harán que los resultados sean obsoletos.

Un biólogo, en otro laboratorio, estudió la E.Coli (frecuente en las heces y en la orina) desde 1988. Estudiaba su división y su progenie. Al llegar a la generación 70.500, en 2003, descubrieron que las bacterias habían adquirido la habilidad de digerir un nuevo alimento (como si nosotros comenzáramos a digerir clavos). Y tal vez nuestros descendientes en ese desmesurado futuro puedan hacerlo.
Martes
Escribió Voltaire: "¿Hay alguien tan inteligente que aprenda de la experiencia de los demás?".

Creo que es muy raro, tantas veces no aprendemos de nuestra propia experiencia. ¡Esa torpeza de repetir errores!
Miércoles
Despierta admiración y asombro, esa vibración verde esmeralda que sorbe las flores. Miremos sus prodigios: mueven las alas a una frecuencia que no podemos contar, pueden detenerse en el aire o retroceder, parecen flotar frente a las flores que su pico explora. Si pudiéramos escuchar su corazón tampoco podríamos contar sus latidos, un corazón desbocado. El pico, mirándolo con lupa y solo en los machos, está aserrado como la dentadura de un tiburón y con un gancho en la punta. Esto parece excesivo solo para recoger néctar. ¡Cuántos siglos y siglos se requirieron para que las flores adapten su peristilo al pico del colibrí! Flores y picos evolucionaron juntos, vaya uno a saber después de tantos desacoples y errores. ¿Y por qué esa sierra dentada? Los picaflores son seres feroces y es en la defensa de su territorio y de la hembra cuando todo el furor se desencadena, macho contra macho.

Los aztecas habían captado esa doble naturaleza del picaflor: el esplendor de su hermosura y su conducta sanguinaria. No en balde, su dios Huatzilopotchi, nació de una doncella y de un puñado de plumas del colibrí (¡qué pequeños e insignificantes parecen cuando muertos!). A los estudiosos ofrecen varios desafíos: uno de ellos explorar los límites del metabolismo en los vertebrados, el más alto que se conoce en esa familia, y el mecanismo de sus movimientos, que podrían aplicarse a robots. ¿Serán aquí todavía sanguinarios? Son osados y tienen una memoria fabulosa para recordar sus floridos lugares.

Quizá sería bueno olvidar algunas de estas cosas, y asociarlo a la maravilla que nos causaban cuando chicos. O buscar a Lugones al precisar:

En el aire que un ardor
de siesta dorando escalda
su fugitiva esmeralda
vibra el primer picaflor.

O con Octavio Paz.

Quieto
no en la rama
en el aire.

No el aire
en el instante
el colibrí.
Jueves
"La pequeña edad de hielo”. Ocurrió en el siglo XVl. Las aguas del Támesis comenzaron a congelarse en los inviernos y nevaba en el sur de Portugal. El planeta se enfrió y por insólito que esto parezca, fue una de las consecuencias de la colonización europea en América. Esta produjo lo destrucción de los cultivos de los indígenas, y esas buenas tierras fueron invadidas por un vegetación de muy rápido crecimiento. Esto acarreó una caída en los niveles de CO2 en el aire, y la tierra se enfrío. El área que sufriera esa "conversión" se estima comparable a la superficie de Francia. Además -un tanto avergonzados- recordemos que esto se acompañó de una drástica disminución de la población aborigen. Uno diría que un gran plan de forestación a nivel mundial disminuiría el efecto invernadero, pero reconozcamos que el hombre no es nada amigo del árbol (ni del mismo hombre).

Una buena noticia para municipios podadores. Hoy pueden utilizarse tomógrafos computados para evaluar la sanidad del tronco de los árboles, solo que deberíamos usar estos solo después que las necesidades hospitalarias básicas hayan sido cubiertas. No ocurrirá, no hay peligro.
Viernes
Acerca de lo escrito ayer. Una cita de John Muir (biólogo, norteamericano): "Cuando tratamos de arrancar algo, que creemos aislado, encontramos que está enganchado con todas las cosas del universo”. Y otra de Rachel Carson, otra bióloga para leer: “En teoría hay una atracción gravitacional entre cada gota del mar y la estrella más lejana del universo".
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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