Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
El gobierno yerra con el rumbo económico pero el país productivo se resiste

Alberto Fernández dice que tiene un plan económico para el día después de la pandemia. Por ahora, el andar errático de su gobierno en la materia parece indicar lo contrario. Y hasta carece de la hoja de ruta más simple que es un presupuesto. Este 2020 promete terminar sin que haya alumbrado uno en el Congreso Nacional, lo que le permite al gobierno contar con discrecionalidad total en el manejo de recursos. La peor combinación posible: brújula rota y la posibilidad de distribuir partidas como se les antoje.

Mientras tanto, el federalismo está en jaque, y si no que lo desmienta el gobernador Bordet. Como nunca antes las provincias aparecen como rehenes totales del poder central, lo que obliga hasta al opositor más pintado, Rodríguez Larreta en este caso, a evitar sacar los pies del plato. Es que nadie recauda nada, las provincias tampoco, y la única o casi única avenida posible de generar ingresos se vuelven los billetes crocantitos -al decir de Jorge Asís-, resultado de la emisión monetaria. En los primeros seis meses del año el Banco Central ha emitido una montaña de ellos, casi un billón -o mil millones de millones- para atender los gastos del estado.

Múltiples y horribles señales que nos hablan de un frente poco auspicioso en lo económico para hoy y también para el día después de la crisis sanitaria que estamos viviendo. Y en varios frentes.

La aerolínea Latam anunció este martes que dejaba de volar en el mercado doméstico argentino. Todos sabemos de los problemas que arrastra el sector cortesía del coronavirus, y de la grave crisis financiera que vive la aerolínea más grande de América Latina, pero lo sugestivo es que de todos los mercados donde opera el único que abandonó es el argentino. Por algo será. Sus operaciones domésticas en Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Brasil continúan. Es que allí se acepta la realidad y se aprende a convivir con ella.

Argentina fue el único país donde el Ministerio de Trabajo, como cómplice de los sindicatos aeronáuticos, le exigió a Latam que no echara a nadie y siguiera pagando el 100% de los sueldos. Un poco demasiado tal vez, solución que ahora acaba de terminar con 1.700 personas en la calle. Es que aquí estos sindicatos manejan la política aerocomercial de Argentina. Con la plata de los contribuyentes. Aerolíneas Argentinas este año podría llegar a pedirle hasta mil millones de dólares de ayuda al Tesoro para sobrevivir. Más billetes crocantitos. Y una política regresiva al extremo, gente que nunca pudo subirse a un avión financiando los viajes a Miami de la nueva clase acomodada en la Argentina que son algunos trabajadores del sector público.

Leemos también que después de casi seis meses de negociaciones, y varios miles de millones de dólares de pagos más tarde, la renegociación de la deuda está por fracasar. Tiempo perdido. ¿Si la idea era ir al default desde el principio por qué decidimos tomarnos todo este tiempo? Realmente desespera ver que el gobierno no termina de comprender la magnitud de lo que patear el hormiguero significaría. Una crisis de deuda imposible de frenar para casi todas las compañías locales y también para la mayoría de las provincias. Y posiblemente una escalada del dólar al que la enorme masa de pesos emitidos le provocarían el mismo efecto que la nafta tiene con el fuego.

Todo esto, claro, en el medio de una recesión que ya está aquí con nosotros pero que no nos podemos imaginar la magnitud que terminará tomando. Un tsunami. Mientras tanto, el gobierno se las ingenia para seguir encontrando pasatiempos desatinados. Vicentin es eso. A los mil millones de dólares de Aerolíneas agreguémosle mil quinientos millones más en Vicentin. Más billetes crocantitos. ¿Qué se esperaban? Los resultados de la gestión -ahora en manos del estado- prometen ir de malos a peores y en Santa Fe todos saben que no hay chacarero que vaya a querer hacer negocios con una empresa estatal. Es que el estado paga mal, cuando paga. Esta vez la carga ideológica de un estado bobo pero intervencionista y omnipresente aparece más fuerte que nunca. Primera vez en setenta años que el estado se inmiscuye de esa manera en una compañía del sector agroexportador, tal vez el único sector genuinamente competitivo a escala global que tiene la Argentina.

Pero entre tanto desánimo, entra tanta oscuridad, una luz de esperanza. Tal vez sean muchos más de los que cree el gobierno los que resientan de la tan grande mala praxis del kirchnerismo en el manejo de la economía. Problemas de diseño de políticas, pero también de ejecución que explican porque hace setenta, ochenta años que estamos en caída libre.

La Argentina productiva no quiere para si este destino miserable. Y aparece dispuesta a defenderse con uñas y dientes. Esto quedó bien explicitado en la encuesta sobre la expropiación de Vicentin que la conocida consultora Management and Fit sacó esta semana, Como se puede ver al final de estas líneas, cuando en la encuesta -de 1200 casos a nivel nacional- se pregunta si usted aprueba o desaprueba la expropiación de la empresa, la respuesta es contundente.

Mientras casi 47% de los encuestados manifestó su desaprobación y 32% dijo que no sabía, menos del 22% se mostró a favor. Lo que nos lleva al título de esta nota. A sabiendas o no este gobierno está errando el rumbo económico y lo está haciendo a lo grande. Aplica las mismas recetas del último gobierno de Cristina, que fue cuando se pusieron los pilares de este estancamiento que ya lleva más de diez años. Se olvidan tal vez de aquel viejo principio de que no se puede esperar un resultado distinto cuando una y otra vez se sigue haciendo lo mismo. La Argentina que produce, que crea valor y riqueza, es consciente de eso y resiste. Tal vez sea ese sentimiento de resistencia el que termine salvándonos del precipicio, ese precipicio que Argentina insiste con seguir mirando siempre bien de cerca. ¿Hasta cuándo?

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario