Es difícil comprenderlo porque es algo totalmente distinto. Es un país que se quedó varado en el tiempo. Congelado, vaya uno a saber bien en qué año.

Para un joven es un viaje a la sociedad de nuestros padres, con ciertos avances obviamente. Pero, Cuba es mucho más que un país comunista, que se desprendió de los lazos de USA y cayó en las manos de una revolución. Cuba, como me dijo una de sus habitantes, es una gran paradoja.

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Es multifacética, ya que mientras en ciertos lugares se vive con fervor la revolución, en otros se ansía desesperadamente al turista y sus propinas.

No hay dos Cubas, hay muchas más y todas conviven.

Está la Cuba del que creció con la Revolución, teniendo por primera vez la oportunidad de estudiar, de tener su propia casa, aun cuando esta sea extremadamente humilde.

La Cuba de Jorge Luis, amigo de un familiar, que nos llevó a recorrer La Habana una ciudad llena de oportunidades, con sus problemas como todas las ciudades del mundo.

Reconoce los privilegios de quienes forman parte del gobierno; la prostitución; los bajos salarios y la falta de muchas cosas. Pero también está orgulloso del país en el que vive, y de su modelo. Sabe que ese sistema permitió que Cuba dejara de ser el patio de recreo de USA y se convirtió en un país donde todos tienen poco, pero no son indigentes.

No es un cubano rico, ni cerca de ello. Vive en una casa sencilla, con muchas faltas pero se lo nota feliz. Es culto, ha tenido la oportunidad de viajar a muchos países y ha estudiado muchas carreras. Esa es otra cara de este país, que está repleto de profesionales a los que el título universitario les sirve para el enriquecimiento de su propia cabeza y no de sus ingresos.

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Está también la Cuba de Rafa, un taxista que realiza viajes por toda la isla. Su visión es más crítica, quizás porque su familia antes de Fidel era de clase media y perdió bastante. Rafa espera cambios, se le nota y no lo esconde. Pregunta en broma si somos espías, mientras nos cuenta cómo vive él y se confiesa.

Está la Cuba de Lisa, quien trabaja en una oficina gubernamental desarrollando proyectos en toda la isla. Su familia se fue a Estados Unidos pero ella eligió quedarse. Sí, porque no quería que sus hijos crecieran en ese país y tampoco quería terminar trabajando en una casa de comida rápida, como muchas de sus amigas exiliadas. Ella quería vivir de lo que estudió y en Cuba, aunque sufra lo que nosotros consideraríamos privaciones, lo puede hacer.

Quizás Lisa fue de las personas con las que más me podría haber identificado puesto que reconoce que su sistema tiene fallas, como cualquier otro. Y entiende por qué muchos jóvenes hoy no quieran en su país estudiar, porque piensan que ser profesional no les dará progreso. Su visión crítica pero a la vez pujante es algo admirable, y todavía más cuando se sabe que su marido no piensa como ella. Pero son capaces igual de disentir sin que ello sea motivo de discordia.
Está la Cuba de muchos comerciantes que esperan con ansias el levantamiento del bloqueo norteamericano. Esperan que con la apertura llegue el progreso y más oportunidades. Lo discuten entre ellos abiertamente, sin miedo.

Está la Cuba de quienes trabajan en las cadenas de hoteles de las playas conocidos como los 'todo incluido'. 'Perdone que mande a quien debo servir', fue una frase que escuché más de una vez de ellos cuando me pedían un favor como que les alcance una valija. Como si el turista tuviera derecho a ordenarle. Algo absurdo, pero aprovechado por muchos turistas que los tratan como inferiores.

No se puede negar que muchos turistas abusan de la necesidad de quienes trabajan en estos lugares y por la mera sensación de que con sus propinas les están salvando la vida creen que pueden hacer aquí lo que en su país jamás harían. He visto una mujer totalmente borracha tirarle un cartel a un barman, por comunicarle de forma amable que ese bar había cerrado. Se le impuso una elevada multa, pero la herida hacia el otro es impagable.

Está la Cuba que conoce el turista que viaja en paquete, que recibe la visión sólo de los trabajadores de este rubro, generalmente más crítica. Está la Cuba que experimenta el turista masculino, quien es asediado por ofertas de sexo pago. Está la Cuba que vive el turista europeo o canadiense, a quienes les ofrecen insistentemente todo tipo de servicios y materiales, además de solicitarles propinas, y algunos bienes como caramelos, productos de higiene, etc.

Está la Cuba que aparenta ser segura, que le hace creer al turista que puede caminar por cualquier lado y que nada le pasará. No es una falsa sensación de seguridad, ya que es cierto que en gran parte de este país no pasa nada, se vive tranquilo y no hay la violencia como la que vemos en países como el nuestro. Pero tampoco, según aprendimos, hay que confiar ciegamente en que no se producen arrebatos o estafas, puesto que también estos existen como en todo el mundo.

Cuba es realmente una paradoja como me dijo Lisa. Es un mundo en el que conviven la Revolución, la exclusividad para el turismo, la amabilidad, la simpatía y sobretodo la dignidad.

¿Hay pobreza? Sí, pero no la de personas durmiendo en la calle, la de chicos sin acudir a la escuela o la de gente desnutrida.

¿Hay una sensación de aislamiento? Sí, casi asfixiante para quien viene de un mundo totalmente opuesto.

¿Es una dictadura? Algunos lo consideran así y por eso muchos han huido desesperadamente en balsa hacia Estados Unidos. Otros en cambio no, y afirman fervorosamente “si le preguntas a alguien que ha vivido realmente una dictadura te dirá que en nuestro país no hay tal”.

Hay opresión, hay falta de derechos, hay abuso de autoridad, hay presos políticos y persecución de opositores. Ahora, cuando se está allí, no es eso en algo en que se piensa. Sabemos que existe, pero no se la siente en la calle. Está como oculto, como si fuera un cuento ajeno a ese país.

Fui con una idea, con un preconcepto y me vuelvo con otra cabeza. Cuanto de verdad hay en la imagen con la que regresó no lo sé. Pero de las Cubas que vi, me quedó con la sensación de haber conocido a un pueblo inteligente, con necesidades, muy amable y lleno de gente realmente buena que sólo te ayuda porque así les nace y no sólo porque quieren una propina. No todos están esperando eso.

Cuba me mostró varias de sus caras. Seguramente tenga muchas más que me ocultó, lo cual se deba a que gran parte de ese pueblo ya no vive en esta isla, sino que se encuentra en el exilio.

No sé cómo será una vez que los Castro no gobiernen o una vez que USA levante el bloqueo.

¿Será lo suficientemente fuerte como para mantener su cultura y forma de ser luego del posible desembarco de USA? ¿Y para sobrellevar el vacío de poder que producirá la partida de Raúl, quien ya anunció que este es su último mandato?

Espero, como dice el dicho de las abuelas cuando una mujer de la familia quedaba embarazada muy joven sin estar casada, 'que todo sea para bien'. El pueblo cubano se lo merece.

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