Atención

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Es casi instintivo en las personas a partir de cierta edad, el recurrir al “desvío de la atención” como estrategia, de manera de evitar que la de otra persona o de un conjunto de ellas, la dirijan a una cuestión más importante a la que es el propósito procurar que pase desapercibida. Dicho de otra manera, se trata de una expresión que es sinónimo de “distracción”, que está referida a “apartar a alguien de lo que le debe importar”. Y si cada uno de nosotros está en condiciones de utilizar esa estrategia, también están en condiciones de hacerlo, no ya cada persona, sino los grupos que ellos conforman, a través de una estrategia previamente acordada o de una manera impensada.

De cualquier manera, para que el desvío de la atención sea más consistente, y como consecuencia de ello lograr que sea efectivo y que a la vez perdure el mayor tiempo posible, se hace necesario hacer referencia a un hecho cierto, el cual sea por lo menos apto para entretener a todos o gran parte de las víctimas de la maniobra.

Es por eso que, cabe decir que nuestro gobierno está en condiciones de aprovechar una serie de “desgracias”, alguna de ellas “con suerte”, para que, al menos una gran parte de la opinión pública se mantenga entretenida y deje de prestar atención a ese brete complicado en el que está bloqueado, para sufrimiento nuestro. Mientras que se da la curiosa circunstancia que aquel no tiene motivo para esforzarse en hacer de ese desvío una estrategia, ya que una manera efectivamente eficaz “los medios” – y al decirlo así nos estamos refiriendo a todos ellos, tanto a los que tienen por “los que mienten” y los designan como “hegemónicos”, como a los que evita hablar de ellos, seguramente por una cuestión de equivocado decoro, que son los “buenos” e incapaces de informar y formular juicios que no sean verdaderos- han salidos gustosos, todos ellos en su ayuda.

Así es como el condenable atentado y con final feliz a la vicepresidenta, lo vemos convertido en una telenovela, la que no sabemos hasta cuándo va a proseguir. A lo que se suma el parricidio horrendo, en apariencia ya esclarecido, pero del que se puede seguir haciendo miga, o el humo asfixiante que desde nuestra provincia sopla sobre la otra orilla del Paraná, y que tiene a mal traer a los rosarinos y sus vecinos, e inquietos a los porteños.

Es que, sobre estos temas y otros parecidos, los “medios” no dejan de batir el parche, hasta llegar a provocar en una mayoría de nosotros, algo que tiene mucho de “embotamiento” o de “indigestión”.

Por nuestra parte tenemos la tentación de ofrecer otra información que es de una importancia que trasciende límites temporales y territoriales, la cual no estamos del todo convencidos que sirva para esa finalidad. Se trata de una nota aparecida en la reconocida revista científica Science, referida al origen de los anillos de Saturno. Según una versión libre y resumida de esa nota, con sus llamativos anillos y su eje inclinado, Saturno es el planeta más llamativo del sistema solar.

Ahora, los científicos dicen que tienen una nueva teoría sobre cómo el gigante gaseoso obtuvo su característico aspecto. Los anillos del planeta podrían ser de una antigua luna desaparecida bautizada obviamente post mortem como Crisálida, según científicos espaciales del Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de California, Berkeley. Hoy, Saturno tiene 82 lunas, según la NASA, de manera que la desintegración de Crisálida, al menos desde un punto de vista subjetivo, parecería carecer de importancia. El equipo de investigación propuso que el planeta anillado pudo haber tenido otra que alguna vez orbitó el planeta durante unos miles de millones de años. Pero hace unos 160 millones de años, esta luna se volvió inestable y se acercó demasiado a Saturno que destrozó la luna. Si bien el gigante gaseoso probablemente se tragó el 99% de la luna, el resto quedó suspendido en órbita, rompiéndose en pequeños trozos de hielo que finalmente formaron los anillos del planeta, sugirieron los científicos.

Como ven, una tentativa de desvío de la atención que parece tener “gusto a poco”. Lo que lleva a concluir, que a esos efectos es mucho mejor hacerlo ocupándose del descalabro de River, o del próximo Mundial de fútbol, mientras la inflación cada vez nos carcome más y sin darnos respiro, y la planta de personal de la administración pública sigue creciendo.
Fuente: El Entre Ríos

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