Y el poroto a que me refería es que después de cinco años, por primera vez no había habido un secuestro en el conurbano bonaerense. Claro que faltan muchos otros porotos, y al pensarlo se me aparecen entraderas y salideras, piratas del asfalto y motochorros, pero de cualquier manera un poroto es un poroto.
En cuanto a lo que hubiera hecho Patricia es primero lamentarse de que la ausencia de un tipo de delito es una cosa que no se puede nombrar, y en seguida hubiera convocado a una conferencia de prensa, presentándose en la misma acompañada por toda su plana mayor en la que no faltarían uno o dos uniformados, según lo mostraría la foto en la cual como telón de fondo se verían cuadros y cuadros que incluirían mapas del delito y otros llenos de columnas mostrando la criminalidad cayendo en picada, o sea recorriendo un camino inverso al de las tasas de inflación.
De cualquier manera se la ve a Patricia, requete activa y eficiente en su lucha contra el narco comercio. De lo que deja a las claras los despliegues que ha dispuesto a todo lo largo de la frontera norte, que da la impresión que hasta que tomó la manija mostraba más agujeros que los de una red de trama suelta. Y también las fotos, una preciosura con los panes de hierba, o sea de marihuana, prolijamente colocados en forma simétrica, dejando espacios amplios entre ladrillo y ladrillo no sé si para que se los vea mejor, o para dar la impresión de ser mayor el volumen de lo secuestrado.
Dicho lo cual, paso a hacerle a Patricia la manifestación de dos inquietudes.
La primera no es mía, sino de quien escribe en este periódico en el que yo también escribo y leo puntualmente “de pe a pa”, alguna de las numerosas columnas de opinión, en la que su redactor insiste en que hay que buscar la merca en los lugares en que se producen al natural. Y que si eso significa mirar al otro lado de la frontera norte hay que hacer algo para que los mandamases de allí dejen de hacerse los giles y comiencen a ver lo que dicen no ver, cerrando con ellos un acuerdo, a cuya firma es necesario ponerle mucha presión, para que paraguayos y bolivianos dejen de plantar y si siguen plantando dejen de mandar.
La segunda, más que de una sugerencia se trata de una preocupación. Porque si bien estoy muy contento que gracias a Gustavo, nuestro gobernador, se haya empezado a combatir en serio el narcomenudeo. Mientras, todo hace suponer que donde hay menudo hay un grande atrás, y no veo el mismo entusiasmo que pone la Policía entrerriana, en las fuerzas federales de seguridad que son las que tienen que hacerlo se ocupen de ubicar y meter presos a los narcomayoristas. Porque si eso no se hace, por más que sigamos con los procedimientos con el chiquitaje, el goteo seguirá.