Una de esas experiencias de la que Maira y Sara participaron tenía nombre y apellido: Café-Patois.
¿De qué se trata?
Un grupo de personas, amantes de su historia, organiza una serie de actividades culturales, entre ellas este encuentro, que se lleva a cabo unas 3 o 4 veces al año.
Se trata de una velada que tiene como fin mantener viva una lengua: el Patois.
Antiguamente este idioma se hablaba diariamente en Suiza, en Francia e Italia. Existían (y existen) algunas diferencias idiomáticas entre los países. Inclusive, el patois actual presenta variantes dentro del mismo país, de acuerdo a sus regiones. Pero con el paso del tiempo, se convirtió en un dialecto hablado únicamente en el seno familiar.
Uno de los hechos que contribuyó a la progresiva desaparición del patois en Suiza se dio desde el sistema educativo, ya que en las escuelas el idioma establecido para dictar clases fue el francés.
El dialecto, que tiene algunas palabras parecidas al francés y otras al español, sobrevive hasta el día de hoy porque las familias continúan transmitiéndolo de boca en boca.
El Café-Patois
Durante la velada no se habla en francés. Pero en este último encuentro las participantes hicieron una excepción para que las argentinas allí presentes pudieran sentirse (más) a gusto y sobre todo, ¡para que entendieran algo!
Se dieron largas y divertidas conversaciones. Mientras compartieron comidas y bebidas (entre ellas el tradicional vin chaud o vino caliente), leyeron cuentos previamente traducidos por una de las presentes, realizaron adivinanzas, juegos, contaron anécdotas . Por supuesto, ¡todo en patois!
Realmente un momento agradable, distendido y sobre todo, con mucho valor histórico y cultural.
