La segunda ronda del programa RenovAR redujo los precios un 27%, confirmando la credibilidad que se ha ganado el Ministerio de Energía

El Gobierno ha sabido capturar la atención internacional a partir del cambio de mando ocurrido en 2015 y atraer ahorro externo como inversión financiera en instrumentos de nuestro país.

Sin embargo, el interés que el país ha despertado entre los inversores financieros no se ha visto correspondido, hasta ahora, con un flujo igualmente profuso de inversión extranjera directa (IED). De hecho, el informe La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2017, elaborado por CEPAL destaca que en 2016 el país recibió 4200 millones de dólares en IED. Esta cifra la ubica no sólo muy por debajo de Brasil (79 mil millones) y México (32 mil millones), sino incluso de países menores al nuestro: Colombia (13 mil millones), Chile (12 mil millones) y Perú (7 mil millones) superaron holgadamente lo recibido por Argentina en el año.

No sorprende este rezago. Argentina no ha sido un socio confiable para los inversores durante este siglo, con reglas de juego cambiantes o directamente dirigidas a desincentivar la inversión extranjera. Desandar ese camino y reconstruir la confianza es un proceso largo con reglas estables y transparencia.

El Ministerio de Energía y Minas ha picado en punta, creando incentivos para la explotación minera, la producción de gas natural y la generación de energía eléctrica y logrando atraer, en el camino, un flujo creciente de capital hacia estos sectores. Las explotaciones de litio de salares en el noroeste, o la producción de gas en Vaca Muerta, están atrayendo el interés de inversores estratégicos de las más diversas latitudes.

Menos evidente, pero igualmente firme, ha comenzado a ser el flujo hacia la generación eléctrica. Esta semana se anunciaron los resultados de la segunda ronda del programa RenovAR, que comprende los proyectos de generación a partir de fuentes renovables. El Ministerio buscaba ampliar la capacidad de generación en 1200MW con proyectos de tecnología solar, eólica, biomasa y otros, que se sumarán a los 2400MW adjudicados durante la exitosa primera ronda de 2016.

Lo interesante del caso es el interés que despertó la licitación: se recibieron ofertas por casi 8 veces lo buscado, con un precio que resultó, en promedio, 27% inferior al de la ronda anterior. Con estos datos en la mano el Ministerio se lanzó a ofrecer a quienes no resultaron adjudicados la oportunidad de igualar el precio promedio adjudicado para ampliar en 600MW el tamaño total de la ronda.

Una licitación de capacidad de energía eléctrica no debería ser una noticia que despierte interés, pero en Argentina cada una de ellas constituye una novedad, luego de tantos años en que los contratos fueron rotos de manera unilateral y la regulación fue directamente ignorada por las autoridades. En ese contexto, el sector privado se abstuvo de participar en las ampliaciones del parque eléctrico, que quedaron a cargo del estado. Éste las financió con exacciones forzosas a las generadoras hidroeléctricas y con turbios fideicomisos que llevaron a varios exfuncionarios al banquillo de acusados.

El corolario para los usuarios fueron los recurrentes cortes de electricidad a los que hogares e industrias se resignaron. Para el fisco, la consecuencia fue un enorme déficit fiscal, derivado de los subsidios al consumo residencial en el Gran Buenos Aires. Aunque todavía muchos de estos subsidios siguen vigentes, algunos tramos de la tarifa eléctrica se están acomodando de manera acelerada, acercando los montos de la factura de electricidad al costo de producir la electricidad. Es un proceso doloroso en el corto plazo, pero más racional y debería verse compensado este verano con pocos cortes.

El Ministerio de Energía y Minas es uno de los lugares donde más se ha avanzado en materia de reglas claras y vuelta a la normalidad. Con un rumbo claro, proyectos rentables, contratos creíbles y un proceso de selección transparente, se ha ganado la confianza de los inversores. La mayor parte de los proyectos adjudicados corresponde a inversores locales. Pero el 20% de inversores extranjeros adjudicados y la baja de precios confirman que la competencia ha comenzado.

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