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Hubo una época en que nuestros munícipes perdieron un tiempo precioso en rebautizar las calles. Mejor dicho, partieron la ciudad en dos, con la calle 12 de Abril como columna vertebral. Y fue así que las transversales de esa calle pasasen a tener un nombre distinto los segmentos que van hasta el arroyo Artalaz de los que rumbean hasta el de la Leche.

Inclusive con supervivencia fósil de esa creativa innovación, existe alguna persona añosa en edad que todavía sigue siendo memoriosa, a la que se la vea confundir referirse a “Belgrano” por “Paso”, como una muestra fútil de que el pasado sobrevive petrificándose.

Antes y después de esa manifestación de preocupación por auxiliar sobre todo a los carteros, los que entonces eran personajes familiares y queridos en nuestras calles, pasamos años y años -décadas diríamos- ensayando distintos sentidos de circulación del tránsito para ellas. “Pasamos ensayando”, decimos, dando a esa frase el mismo sentido con el que se dice “aramos, dijo el mosquito”. Porque en realidad los únicos que estaban avocados de una manera compulsiva a atender y modificar y volver a hacerlo “las flechas” de nuestras bocacalles, eran en realidad los concejales, los que consideraban como su principal tarea volver una y otra vez sobre la cuestión, después de cada elección municipal, en el caso que las hubiere.

Debemos admitir que alguna vez metimos la cuchara en esas vueltas y giros, aunque más no fuera para rezongar acerca de la sinsentido aplicación del método del ensayo y error, en una cuestión que no daba para tanto. Como efectivamente quedó en claro, cuando la cuestión se resolvió poco menos que por arte de magia, o por lo menos de decantación, quedando las cosas como ahora se ve, con la Avenida Urquiza con su doble mano de circulación, mientras que 12 de Abril y San Martín tienen direcciones opuestas. Lo demás quedó arreglado por sí solo, casi; y si decimos casi, es porque se persiste en la idea que las calles sigan teniendo dos manos, en muchísimos de los segmentos que están ubicados más allá de los “bulevares” o “avenidas” que el crecimiento de la ciudad hizo que fueran sobrepasados. De donde se tendría un motivo de interés mayor para ocupar a nuestros actuales y los siguientes concejales.

Dejemos de lado el tema del “estacionamiento medido” en el radio céntrico que terminó en un resistido fiasco, programa que a la hora de ser levantado, sin pena ni gloria, dejó la impresión que la mayor preocupación que el mismo atendía era la de dar trabajo a una docena de inspectores municipales designados al efecto. Al parecer, ahora la cuestión materia de nuestra mala costumbre de entretenernos en cosas que al final resultan nimiedades, mientras nos despreocupamos de las grandes y chicas que realmente importan, es “qué hacer con el centro de la ciudad”, y más concretamente con la calle 12 de Abril. ¿Peatonal o no? ¿Arteria por la que circulan los automóviles esquivando mesas de locales de esparcimiento prolijamente acorraladas en una calzada sobre la que ese tipo de ocupación avanza sin prisa ni pausa?

El problema está. Pero al perecer a nadie se le ha ocurrido consultar al respecto la opinión de un técnico o especialista en la materia. Mucho mejor dejarlo en manos de dos o tres comisiones. De manera de volver a traer la cuestión a colocación en forma repetida de aquí en más cada cuatro, o menos, años.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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