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Cuando se toma el estado por asalto

En las páginas de ayer de elentrerios.com y de Colón.elentrerios.com se hace referencia a los importantísimas remuneraciones que reciben los directores de YPF, incluidos Kicillof, y otros varios miembros más de La Cámpora también miembros del directorio. Uno podrá estar más o menos de acuerdo con Sergio Massa, pero la referencia que hizo en su discurso del otro día en relación a este grupo cercano a la Presidenta y a su funcionamiento como agencia de colocaciones en los estamentos más altos del estado, es válida. En cambio, si es más discutible si la enrome remuneración de Galuccio, allí no se lo dijo pero que se estima está en un monto cercano a los diez millones de dólares anuales, es justa o no, considerando lo que le pagan compañías similares a ejecutivos con la experiencia de nuestro comprovinciano. Aunque claro, en ningún caso el amor a la patria es la principal motivación, aunque este sea el argumento que utilizan para convencer a los legos en la materia, como somos la inmensa mayoría de nosotros.

En YPF pasa como sucede en muchas empresas privadas donde el estado es accionista a partir de las posiciones heredadas desde la época de las AFJPs. Los directores que representan el estado por lo general no tienen ni la idoneidad, ni las calificaciones para ejercer esos cargos, y acceden a esas posiciones exclusivamente por sus conexiones con los altos poderes kirchneristas. Poco es lo que esta gente aporta, son más bien vistos como un mal inevitable, pero mucha la renta que le sacan a estas participaciones, con remuneraciones que en la gran mayoría de los casos superan los cien mil pesos mensuales.

Claro, esos cargos son los menos numerosos pero obviamente los más requeridos por motivos estrictamente de compensación. Para quienes tiene contactos menos afilados siempre existen reparticiones públicas varias a las que se le puede echar mano. En muchos casos, esas posiciones les deberían estar vedadas a simples militantes que no tienen más pergaminos que mostrar que el de su militancia, pero a ese obstáculo de concursos de oposición y antecedentes se suelen salvar con decretos de excepción. El ejemplo más reciente es el del presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, quien nombró a su novia y a su hijo en cargos dentro del Central para los que no reunían los mínimos requisitos. A nadie pareció importarle demasiado.

Kicillof se tomó personalmente el mensaje de Massa y salió a decir que él es de La Campora y que trabaja mucho. También sugirió en su última conferencia de prensa, cuando se trató la devolución parcial del impuesto a las ganancias, que el ganaba menos de cien mil pesos por mes como el grueso de los argentinos. Tal vez Kicillof sea trabajador pero ciertamente no es muy amigo de la verdad, lo que hace que le quede poca credibilidad al momento de hablarnos a todos los argentinos. Por asistir a una reunión mensual de directorio en YPF, Kicillof cobra más de quinientos mil pesos por mes. Si escuchó bien, medio palo por mes. ¿Lo querrá tal vez Urribarri en su fórmula como candidato a vice porque piensa que Axel podrá aportar muchos pesos a su campaña?

Mucho se habla de todos los jóvenes que se convocan a los patios interiores de la Casa Rosada cada vez que Cristina Kirchner habla en un acto allí. Lo que no se dice es que todos ellos son militantes de La Cámpora y también funcionarios del estado. Tampoco se dice que sus compensaciones son excelentes, con la gran mayoría de ellos recibiendo sueldos que oscilan entre los cuarenta y sesenta mil pesos mensuales. En la mayoría de los casos, jóvenes con nula o casi nula experiencia laboral y que quisieran aspirar a un empleo en el sector privado podrían aspirar a compensaciones cuatro veces menor. Y si es que alguien decidiera tomarlos.

Se observa entonces en esta política de contrataciones una tendencia al abuso en la utilización de los recursos del estado en favor de un grupo o facción que levanta orgulloso las banderas del populismo en Argentina. Sin dudas un camino que se ha vuelto tentador y preciado para nuestros jóvenes, como le quedó bien en claro no hace mucho a un buen amigo cuyo hijo adolescente le adelantó: ¨Papá, cuando termine de estudiar quiero ser político y trabajar para el estado, porque esa es la única forma de que te vaya bien hoy en la Argentina¨. Una anécdota más pero que ciertamente ilustra parte de la intrincada herencia que nos está dejando este gobierno.

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