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La gravedad de movernos entre los intersticios de la ley u optar simplemente por dejarla al margen.

Una primera información que publican los medios digitales , señala que luego del procesamiento del intendente de Paraná en una causa que tramita ante la justicia federal vinculada con el narcotráfico, el sitio web del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical (UCR) retiró el nombre de Sergio Varisco de un listado en que bajo el título “UCR en gestión” se menciona a integrantes de esa agrupación política que ocupan cargos públicos ejecutivos en distintos niveles de gobierno, como es el caso de gobernadores, vicegobernadores, ministros, miembros del gabinete nacional e intendentes de capitales de provincia.

De una manera azarosamente coincidente, por los mismo medios se anoticia que en el Instituto de Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (IOSPER), donde próximamente se elegirán nuevos integrantes de su directorio, permitirá la candidatura del dirigente de UPCN, Fabián Monzón, que mantiene una causa abierta en la que se le imputa formalmente la comisión de un delito, la que fue elevada a juicio por el Ministerio Público y tiene fecha fijada por el tribunal que entiende en la misma para los últimos días del próximo octubre para llevar a cabo su juzgamiento.

Su inclusión en la lista de candidatos a la que hacemos mención, había sido impugnada por el apoderado de otra de las listas competidoras, en función de la circunstancia de encontrarse Monzón “procesado” en la causa indicada, en transgresión a la norma estatutaria que impide la nominación como candidatos a personas que están bajo proceso.

El argumento utilizado por la junta electoral respectiva para desestimar esa impugnación, es que no debe considerárselo a Monzón “técnicamente” como procesado, ya que esa figura –el “estado de procesado”- no existe en la ley procesal de nuestra provincia. Lo cual es cierto, en la medida que según en medios tribunalicios se señala que “la remisión a juicio presupone una situación jurídica equivalente al procesamiento”.

En realidad, ni siquiera se necesita ser juez ni abogado para desestimar el argumento, por ser artificiosamente retorcido dado que se le dé la vuelta que se quiera darle, no puede ni objetiva, ni sobre todo de una manera honesta, sostenerse que Monzón no “está procesado”.

En apariencia una información nada tiene que ver con la otra – como se dice comúnmente “se trata de cosas distintas”- apareciendo como única razón para vincularlas la circunstancia de ser hechos cometidos en territorio provincial y ser entrerrianos sus protagonistas.

Por nuestra parte consideramos que existe otra coincidencia no advertida que permite ponerlos en una misma bolsa, sin que ello signifique tomar posición ni a favor ni en contra de los indicados protagonistas de los hechos mencionados, ni estar referido a la veracidad de los cargos que a ellos se les imputa.

Es que claramente se da en el caso la existencia de una situación lindante y que hasta se puede incluso llegar a confundir con la “anomia” –o sea la falta de leyes- y a la cual hemos hecho machaconamente referencia, cual es la de hacer “las leyes de goma”.

Entendiendo por tal, tanto el prescindir de la verdadera ley aplicable, haciéndolo con otra en su lugar, como haciendo las veces que no existe ley alguna en función de lo cual se tienen a “supuestas reglas de enunciado difuso”, como auténticos principios de derecho aplicables en la ocasión; cuando no, y esto ocurre en un gran número de los casos, hacer decir a la norma lo que en ella no se dice.

O sea, para decirlo de una manera en apariencia más exagerada todavía y que hasta suena irrespetuosa, pero que en mala hora se acerca en grado sumo a la verdad, lo que sucede es que “las leyes se hacen de goma”, porque se interpretan siguiendo un método que en forma eufemística hace acordar al ir y venir del fuelle de un acordeón.

Es que ignoramos si Monzón está bien o mal sometido a un proceso, aunque no esté literalmente en “estado de proceso”, ni tampoco si es o no lógica la limitación que establece la norma que fija en su caso las condiciones de elegibilidad –al fin y al cabo apelando al “acordeón” Carlos Saúl Menem ha vuelto a ser elegido senador nacional- lo cierto es que la decisión habilitante es inconsistente en cuanto a sus fundamentos.

A las mismas conclusiones y en función de idénticos argumentos se llega en el caso de Sergio Varisco. No se trata aquí tampoco de que él sea o no inocente en relación a los hechos que se le imputan, ni dejar de desconocer la gravedad institucional y el daño que le causa a su partido y a la coalición a la que el mismo pertenece su procesamiento, aun en el caso de que la causa termine con la declaración de su inocencia con el agregado de que la misma “no afecta a su buen nombre y honor”, porque el daño social provocado por la situación que lo involucra ya está consumado.

Pero se nos ocurre que “borrarlo de la lista”, de una lista que tiene las características que más arriba hemos señalado, es equivalente a una “expulsión del partido”, o sea a aplicarle una sanción sin que previamente se hayan pronunciado los organismos previstos en la respectiva carta orgánica, para juzgar la conducta de sus afiliados, reconociendo y respetando el derecho de defensa que a cualquiera de ellos les asiste.

Agregamos y remarcamos otra cosa: que si se quería tomar contra Varisco una medida de carácter puramente político –y no formalmente orgánico y por ende estatutario- debió hacérselo de una manera pública, y no subrepticiamente como se lo hizo.

Todo lo cual, nos lleva a insistir en la gravedad de comportamientos que entre nosotros tienden a volverse normales, cual son sino movernos entre los intersticios de la ley, o en su cornisa, optar simplemente por hacerlo al margen de ella.

Con la verdad no ofendo ni temo ha sabido decirse. Nada cambiaría si sustituyéramos la palabra verdad por la de ley, teniendo bien presente que la ley máxima es la Constitución Nacional. Y sin dejar de computar lo obvio, cual es que si la ley no se aplica, el Estado de Derecho se convierte en una construcción “aérea”, remedando lo que decía Simón Bolívar de las entonces jóvenes repúblicas nuestras; tan disociadas como estaban ellas de la realidad, que hubo después un gran político alemán que las asimilara a unas “hojas de papel”.

Es así como estamos parados, y al parecer nos cuesta dar el paso adecuado para poder enderezarnos.

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