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En las últimas semanas, al menos en los mentideros locales, aunque no sabemos si ocurre así en el vecindario, se han lanzado dos campañas opuestas, con un resultado convergente.

Por un lado se ve como un sorprendente “brote” que parece anticiparse a la primavera, que al menos en lo climático se presiente espléndida, en la medida que sigue a este crudo invierno, con un agosto -el fatídico agosto- de moroso andar.

Y al hablar de “brote”, nos referimos a la complacencia que provoca encontrarse con un “Colón en obras”. Todo ello atendiendo a que acciones de parecida importancia -aunque es posible que muchos no lo vean así- como el hormigonado de las calles, que viene a indicar que después de haber probado de todo en ellas, hasta el dejarlas deshacerse, y como quien juega con los pétalos de una margarita, luego de probar con carpetas de asfalto fino y de asfaltado más grueso, dejando atrás la utilización del adoquín, se ha adoptado, como política que esperamos sea irreversible, por el hormigón.

Al mismo tiempo, se asiste al hecho que la tarea de la invisible Comisión de Arbolado Público comienza a hacerse visible por medio de su accionar, dando un ejemplo de recato republicano, ya que prefiere mostrarse en hechos positivos, y no en la fotografía repetida en los medios de sus integrantes. De allí que al menos a nosotros nos provoque alegría, la circunstancia de observar la plantación de árboles y sobre todo el ver que los empleados municipales hayan aprendido a podar y lo estén haciendo de verdad -lo que significa de la manera correcta, y sin mutilar-, despojando a las arboledas de las especies aéreas que parasitan en sus copas. Debemos admitir que es mucho más a lo que aspiramos en esa materia, pero bueno es ver el comenzar.

Y ¿cuál es la explicación de ese fenómeno que significa ver a “Colón en obras”? Están, por un lado, los que opinan que de lo que se trata es que la actual administración, luego de años de verse “calentado motores” o “cargando las baterías”, ha completado su estrategia y ha salido a transformar la ciudad.

Mientras que existen otros que sostienen que en lo que sucede “se la ve a Miriam ensayando”, en un anticipo de lo que hará después, si es favorecida por el voto popular, para hacer brillar Colón.

Por nuestra parte no nos sumamos ni a una ni a otra de las especulaciones, sino que no podemos de dejar de expresar nuestro beneplácito por ver que se ha prestado atención a preocupaciones que hemos dejado impresas en papel en forma recurrente durante largos años. Primero, por ver despojadas las copas de árboles de la costa del río y de la costanera de todas esas lianas asesinas que se enroscan en ellas, dando la impresión que se las trataba con más cuidado y esmero que a sus soportes arbóreos.

Después, que se hayan puesto los ojos en el estado de la Avenida Urquiza, en cuyo adoquinado ha existido una muestra evidente de mala praxis municipal, la que nos hemos cansado de denunciar sin merecer nunca una respuesta de tantos organismos públicos que debieron haber reaccionado ante la noticia de esa grave, por no decir delictiva, anomalía. Es que dejando de lado las deficiencias que existieron en los trabajos de compactación del terreno, los adoquines colocados “rompían la norma de calidad”, ya que para decirlo en palabras llanas, les sobraba en arena los que les faltaba en cemento portland.

De paso, preguntamos, y no solo a Miriam, ¿se ha pensado en darles un destino a esos adoquines? La utilización en Villa Elisa por parte de su municipalidad, en la construcción de veredas, se nos ocurre una idea válida, al menos para tener en cuenta.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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