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Ian, el estudiante que interrogó a Fernández
Ian, el estudiante que interrogó a Fernández
Ian, el estudiante que interrogó a Fernández
Cuando resulta imposible lograr resultados distintos haciendo siempre lo mismo

Días pasados, durante la gira que llevó al presidente Fernández a Europa, y durante una conferencia que éste dio en una universidad parisina, un joven argentino, Ian Sielecki, egresado de esa casa y a cargo de escribir los discursos del excanciller Faurie, entre otros, durante el mandato de Cambiemos, le preguntó sobre la responsabilidad del peronismo en la crisis económica actual, considerando que había gobernado durante tantos años.

Fernández contestó sin vueltas y sin eufemismos: ¨El peronismo tuvo muchas culpas, pero muchas más culpas tuvieron los que se fueron. Dejaron muchos más problemas los demás. Somos expertos en resolver otros problemas que otros dejaron¨. Sabedor desde qué lugar le hablaba quien le había hecho la pregunta, esto es de su relación con la administración anterior, el presidente agregó que estaba seguro de que ambos -Sielecki y el mismo-, y sin importar las diferencias políticas, estaban muy interesados en que baje la pobreza en Argentina.

¨Expertos en resolver problemas de otros¨. La verdad al desnudo. Alberto dejó en esa frase bien en claro lo que piensa la gran mayoría de los peronistas. Los problemas son de los demás, y el peronismo exclusivo dueño de las soluciones. Difícil construir consensos desde esa posición.

“Los peronistas somos expertos en resolver problemas de otros” dijo Alberto

Argentina es un país en crisis desde hace muchos años, décadas. El peronismo tuvo un ideario como bandera y una forma de gobernar que, discutible o no, tuvo un sentido hace unos 70 años, pero partir de ahí el mundo fue creciendo, evolucionando, y el progreso llegó prácticamente a todos los países. Cayó la pobreza a nivel mundial -nosotros no fuimos la excepción-, bajó la mortalidad infantil, crecieron exponencialmente los números de gente letrada, sobre todo las mujeres; mejoró la calidad de vida hasta de los más pobres, y también la expectativa de vida trepando por encima de los 70 años. Argentina no fue excepción a ese tremendo cambio, resultado de los avances tecnológicos y un tremendo salto en la productividad a nivel global, pero ya desde entonces fue notorio su retroceso relativo. El mundo se modernizó, en ideas y conductas, pero nosotros no tanto.

El retroceso de Argentina se dio no porque estuviéramos peor que antes, sino porque no avanzábamos a la misma velocidad de los demás. Sin prisa pero sin pausa, desde mitad del siglo pasado, países más pobres y menos educados nos fueron dejando atrás en la estadística que se les ocurra mirar. Primero fueron algunos de Europa, después algunos asiáticos, finalmente casi todos nuestros vecinos.

Lamentablemente, Argentina pasó a ser lo que ninguno de nosotros quiere creer que es, un fracaso simple y llano. Lo que explica que nos hayamos vuelto un caso de estudio en las más grandes universidades del mundo, donde se rompen la cabeza tratando de explicar lo inexplicable.

“Desde hace más de 50 años, el casi exclusivo protagonismo político ha sido del peronismo, que ha hecho y deshecho a su total antojo”

Lo inexplicable se explica tal vez en la frase de Fernández: ¨Los peronistas somos expertos en resolver problemas de otros¨. No solo porque eso no es cierto, y admito que aún en su ignorancia Alberto probablemente lo haya dicho sin ninguna dosis de soberbia, sino porque en realidad los que él llama ¨otros¨ casi no tuvieron chance de administrar la Argentina durante los últimos 50 años. Con la excepción de Alfonsín, Macri, y el breve período de De la Rúa, el casi exclusivo protagonismo durante la democracia lo tuvo el peronismo.

El peronismo ha hecho y deshecho casi a su antojo durante décadas y los resultados que tenemos a la vista no son los mejores. La crisis que hoy vivimos, y que Macri contribuyó a agrandar, es resultado no de un solo gobierno desafortunado sino de una sucesión de los mismos que arranca muchísimo tiempo atrás. En ese largo período, Argentina se cansó de producir y exportar un talentosísimo recurso humano que le ha resultado imposible de retener. Y eso tiene que ver con la frustración de todos esos individuos bien educados y exitosos que, ante la evidencia de nuestro fracaso como grupo colectivo, optaron por buscar reparo en otras sociedades que funcionen mejor.

Tal vez porque sigue mirando hacia atrás, hacia un mundo que no existe más desde hace muchísimo tiempo, el peronismo no logra ¨aggiornarse¨ a las necesidades del siglo en que nos encontramos, el siglo XXI. Los peronistas parecen seguir pensando que las recetas de entonces son soluciones de ahora, y peor aún que los problemas que ellos resuelven son de otros y no suyos propios. Para encontrar la salida, la primera medida siempre es reconocer que uno está perdido. Antes que nada, el peronismo debe hacer una autocrítica, admitir que ha cometido errores y, a partir de ahí, ver como enmendarlos. El enfermizo enamoramiento con el gasto público y con el gasto político son tal vez las dos primeras grandes obsesiones que debería ver de resolver. El día que admita su responsabilidad y entienda que ese es el lastre que nuestra querida República debe dejar ir, tal vez entonces comencemos a recorrer un nuevo camino. Es que uno no puede pretender lograr algo distinto cuando sigue haciendo siempre lo mismo.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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