Los vaivenes de la semana que atravesaron el martes y que aún están instalados en el corazón del gobierno y en los medios, removieron las estanterías locales que, atadas a lo macro, sintieron el coletazo porque de la suerte de uno pende nada más y nada menos que la del otro.
Entre Ríos, como otros estados provinciales, postergó la salida al mercado con títulos hasta que haya claridad sobre las reglas de juego. La medida estuvo acompañada por el respaldo de la nación que facilitó dinero fresco para la provincia.
Esa simbiosis tiene como dato nuevo la construcción de reacciones institucionales que marchan sobre lógicas distintas y muy diferentes a las que imperaban antes. Una muestra de ello es el sobrio silencio que mantuvieron los gobernadores en los momentos más angustiantes de la economía y el oportunismo que tuvieron los que, acostumbrados a la leña, esperaban ver el árbol caído, aún si al desgajarse arrastraba a todos los argentinos.
Ese contexto de diálogo entre fuerzas distintas pero confluyentes no se reflejó, en cambio en el Senado donde se resolvió, echando por tierra la idea de una bicameral, arrancar con la discusión en comisión del proyecto de reforma política que propone Bordet y que tiene más votos en contra que a favor, incluso en sus propias filas.
Sorprendió que el tema se tratara pero más sorprendió a su vez que los legisladores acordaran abrir una serie de consultas con lo cual, la idea de tener una reforma a medida para el mes que viene, se cae abruptamente.
Al calendario de la ronda de consultas deberá sumarse, obviamente, el debate en la Cámara de Diputados, con lo cual el tiempo de la ley será excesivamente más prolongado que el que había imaginado para esta iniciativa su autor.
La discusión sobre la reforma política no será el único tema que pondrá en vilo a la Cámara baja y al gobernador, en tanto que la decisión de la Justicia de pedir el desafuero del ex gobernador y actual presidente de la Cámara, Sergio Urribarri, será otro tema excluyente de la Cámara baja que debe sesionar la semana entrante.
Esa definición pondrá blanco sobre negro las relaciones que se entretejen en el peronismo pero también revelarán por dónde pasan hoy las construcciones del urribarrismo con el resto de las fuerzas políticas que conviven en el recinto.
Cierto es que rige en la Legislatura cierta tradición o “regla de oro” como se le llama por los pasillos a la decisión de no acompañar los pedidos de desafuero de la Justicia, que si bien han sido en pocos casos, también es cierto que hay pocos tan escandalosos.
